miércoles, 25 de noviembre de 2015

¿Cómo motivar a tu hijo en los estudios?



Muchos padres están realmente preocupados porque sus hijos se encuentran desmotivados en los estudios: no hacen los deberes, no prestan atención en clase, no tienen interés por sacar buenas notas…

Parece que, a estos niños, todo lo relacionado con los estudios les resulta indiferente. 

¿Qué hacer para motivar a tu hijo con los estudios?

En primer lugar, ten presente que no todo depende de los padres: no está completamente en tus manos conseguir que le guste estudiar, y menos de un día para el otro.
Hay muchos más factores que están influyendo en la motivación académica de tu hijo: su entorno escolar (compañeros, profesores, ambiente en el centro…), sus ideas de futuro profesional, sus expectativas académicas, su propia personalidad, su situación emocional presente…

En una edad de importantes cambios vitales y en la que se da una progresiva adquisición de autonomía, no es de extrañar que otros asuntos (socializar con amigos, primeros amoríos, diversión y descubrimientos) le resulten más interesantes que plantarse delante del libro de texto a hacer deberes o estudiar.

Respeta los intereses de tu hijo

Por eso, es habitual que los hijos pasen por un momento de “crisis” con respecto a los estudios, pero tras algunos años algunos niños recobran de forma natural el interés y la curiosidad por aprender y estudiar.
Otros, por el contrario, prefieren dedicarse a otras actividades no relacionadas con lo intelectual pero igualmente respetables que les motivan de una forma más intensa.
Es importante tener en cuenta que no todos tenemos interés por lo mismo: existe una inmensa variedad de opciones, y cada uno es bueno en lo que le gusta.
Aun así, los jóvenes tienen capacidad para comprender que es muy recomendable terminar la formación escolar mínima para tener una mayor amplitud de oportunidades de trabajo, siempre sabiendo que nadie les va a obligar a continuar estudiando en el futuro si no es eso lo que desean hacer.

Siete consejos para motivar a tu hijo en los estudios

1.- Proporciónale un buen espacio para estudiar

Parece una tontería, pero no lo es. Un espacio acogedor y organizado, sin distracciones (móvil, ordenador, juegos… ¡fuera!), ordenado y limpio, bien iluminado, con un escritorio amplio y despejado de cosas inútiles es mucho más motivador que un lugar incómodo donde sólo colocarse para estudiar ya es un esfuerzo añadido.
Si tu hijo estudia en la cama o en alguna parte de la casa donde haya factores distractores (como la cocina, el salón, o en el caso de que comparta habitación), te propongo crearle un espacio especial para él que le invite a sentarse a estudiar como un “adulto maduro”
Además, proporcionarle un sitio exclusivo de estudio es un símbolo mediante el cual le estás transmitiendo: “Tú tienes derecho a tener tu espacio, y yo respeto que lo que tú haces, que es estudiar, es algo importante y merece ser valorado”.

2.- Ponte con tu hijo delante de un papel donde esté la lista de sus asignaturas, y ve preguntando por ellas una a una, escuchando lo que el niño tiene que decir de todas ellas.

Es importante que estés enterado a fondo de cuál es su situación en cada materia: dónde ve las dificultades a nivel de temario, si ha tenido algún problema con el profesor, si posee un bloqueo especial con esa clase, si ha habido algún tipo de conflicto…
Es positivo que tu hijo sienta que estás al tanto de su situación y que conoces a fondo cómo se desenvuelve en el colegio.
Unos padres que no se interesan por el funcionamiento de su hijo más que para ver sus notas y juzgarle a final del trimestre, implica un hijo con más probabilidades de fracaso escolar.

3.- Siéntate con tu hijo para negociar, con tranquilidad y tiempo, hasta llegar a plantear unos objetivos realistas en cuanto a sus estudios.

Si le está yendo mal en muchas asignaturas, no puedes pretender que el objetivo sea aprobarlas todas y con buena nota.
Es importante trabajar con metas concretas y accesibles, realistas a la hora de cumplirlas.
Es útil establecer un premio para cada una de esas metas cuando se consigan. Es preferible que esos refuerzos no sean principalmente de cosas materiales, sino más bien experiencias o permisos.
¡Y cuidado con los castigos! Mejor no los utilices si no tienes claro cómo hacerlo.

4.- Ayúdale a elaborarse un horario organizado de trabajo
 
Especificar qué asignaturas trabajará en cada momento, descansos y otras actividades obligatorias o de ocio.
Este horario no ha de ser rígido, porque en ocasiones resulta imposible cumplirlo y hay que remodelarlo.
Aun sabiendo que el horario es flexible y puede ser modificado puntualmente, la propuesta es seguirlo lo máximo posible.
¿Qué tal si te elaboras tú también un horario de las horas que estés en casa y os proponéis cumplirlo juntos, cada uno el suyo?
Siempre decimos que la mejor forma de enseñar es el ejemplo, si le pedimos a nuestros hijos que cumplan algo, nosotros hemos de ser los primeros capaces de cumplirlo…

5.- Haz todo lo posible para que tu hijo no asocie los estudios y los deberes a una obligación desagradable, riñas, discusiones y gritos… 

Procura que el momento de hacer los deberes o estudiar sea un momento más del día, agradable y reforzante para él.
Los comentarios positivos cuando ves que se está esforzando ayudan muchísimo a que se sienta orgulloso y motivado.
Si ves que tu hijo lo acepta bien, puedes ponerte cerca de él mientras estudia a hacer alguna actividad tranquila como leer un libro.
Puede que esta compañía le resulte agradable, siempre respetuosa y en silencio,  y le motive compartir ese momento con un adulto.
Déjale claro que no lo haces para controlarle, sino porque te agrada estar junto a él.

6.- Reflexiona con tu hijo sobre su futuro: ¿Qué quiere ser de mayor? 

 Conteste lo que conteste, respeta y apoya.
Intenta no reflejar en él tus deseos personales.
Tener objetivos a largo plazo y relacionarlos con las decisiones presentes puede ayudar al niño a motivarse. Trabaja también con los objetivos a corto plazo.

7.- Olvídate de frases comparativas del estilo “yo a tu edad…”o “mira tu hermano…”

Estas frases no tienen ningún efecto positivo sobre el niño: más bien al contrario; producen una actitud desafiante y negativa, un rebote con ansias de decir “yo soy diferente”.
En todo caso, las comparaciones son odiosas: pueden dañar su autoestima y hacer que todo acabe complicándose más. 
Atento por si hay otras razones detrás
A veces, el bajo rendimiento académico funciona como una sirena escandalosa que nos da la señal de alarma: algo está ocurriendo en ese joven.
¿Qué cambios han ocurrido recientemente en su vida que hayan podido afectarle, ya sea en el ámbito escolar o en cualquier otro?
No siempre encontrar la causa es la solución, pero sí nos ayuda a comprender y a centrar el foco.
¡Ayuda a tu hijo a comprender que estudiando no te está haciendo un favor a ti, sino a sí mismo!
(Fuente: Estefania Mónaco)

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Cómo enseñar a un niño a ser feliz



Cada vez que pregunto en sesión a los padres ¿qué es lo que más deseas para tu hijo? responden: "Buena salud, buena formación y que sea feliz". Aún así, observamos un aumento gradual de la depresión en niños y adolescentes.

¿Qué es eso de ser feliz? ¿Se puede enseñar a ser feliz? ¿Sabemos los adultos ser felices? ¿Qué es la salud psicológica?

Para la psicología, la felicidad es una sensación de satisfacción con la vida, un sentimiento asociado al optimismo. Para la gente en general es un concepto cercano al hedonismo. Después de una noche en la que el bebé no deja de llorar no es placer lo que sientes. ¡A veces educar, como crecer, no es un asunto demasiado divertido, pero podemos sentirnos muy felices de ser padres!

La ciencia que estudia la felicidad, prefiere hablar de bienestar psicológico. Sugiere que nos sienta bien aquello que nos ayuda a crecer y nos hace más fuertes. Darse un masaje nos da placer, pero no nos cambia la vida. Educar a los hijos de manera positiva es un desafío que nos obliga a crecer con ellos y a adaptarnos a su propia evolución. Estas son algunas de las herramientas que nos ayudan a lograrlo:

1. Cultiva las emociones

Lo primero es escucharles, sin negar, minimizar o culparles. Evita pronunciar frases como "no entiendo por qué te pones así" o "eso es una tontería". Sus problemas son grandes oportunidades para enseñarles a encontrar soluciones.
Las emociones positivas les ayudan a avanzar. Los niños son juguetones y felices, exploran su mundo. Proporcionales el vocabulario emocional para que nombren estos sentimientos.

Juego uno: Los mejores momentos. Antes de ir a la cama, recordad los tres mejores momentos del día. Los del niño y los tuyos. Si te cuentan una pesadilla, cambia el guión y haz que el sueño acabe con final feliz.

2. Relaciones positivas

Hay pocas cosas positivas que sean solitarias. La relación con los demás es la variable más importante para medir nuestra satisfacción vital. Y la soledad real o sentida, una de las situaciones más incapacitantes para niños y adolescentes.

La familia ideal no debe centrarse sólo en satisfacer las necesidades del niño, sino en las relaciones positivas de todos sus miembros. Anima a tus hijos a ponerse en el lugar de los otros para desarrollar la empatía, una habilidad clave para la vida.

Un estudio de la Universidad de Michigan confirma que las buenas relaciones en el hogar favorecen la salud. Si dedicas 20 minutos al día a cuidarlas tendrás tres veces más salud que si los empleas en correr en la cinta.

Juego dos: Hadas y dragones. Una vez, el niño/a será el hada o el mago que representan la alegría. Tú, un dragón colérico. Alterna los roles. Enseña al niño a manejar conflictos y a expresar sus diferentes emociones.

3. Establece y alcanza metas

Es una gran satisfacción conseguir algo que te has propuesto aunque te cueste mucho esfuerzo, ¿verdad? Hay que fomentar que los niños tengan sus metas y favorecer que aprendan a tolerar la frustración que antecede al éxito. Es importante no brindarles todas las soluciones a sus problemas. Hay que ayudarles a ganar pero también necesitan fracasar y, sobre todo, aprender a superarlo. Elogia de forma selectiva su esfuerzo. Al fomentar el triunfo barato, se producen fracasos muy caros, según dice el psicólogo Seligman.

Juego tres: Cuento inventado. Idea un relato donde tú digas una frase y el niño, otra. Así hasta que consigáis una narración construída a vuestro gusto.

4. Enséñale a fluir

¿Recuerdas uno de esos momentos en el que estabas haciendo alguna actividad y el tiempo pasaba sin que te dieras cuenta? El bienestar y el desarrollo del talento tienen que ver con saber concentrarse y fluir. Seguro que habrás visto alguna vez a tu hijo tan concentrado que parecía que no había niño. Cuando eso ocurra no le hables. Se llama juego libre y es uno de los ingredientes de la creatividad y la felicidad infantil. Ayúdale a desarrollar el silencio y la capacidad de estar consigo mismo sin interrupción.

Juego cuatro: La estrella. La atención plena o 'mindfulness' es una actitud de calma que nos permite vivir el momento presente. Les guiaremos para que imaginen que tienen una estrella en lo alto de su cabeza. Una luz blanca que entra por la cabeza, baja por los brazos y las manos, el cuerpo, las piernas y los pies. Si son bebés, respira lenta y profundamente abrazado a ellos para que escuchen el sonido de tu respiración.

5. Da sentido a lo que hace

Como adultos nos damos cuenta de que ser altruista puede proporcionar mucho mayor bienestar que hacer algo sólo pensando en uno mismo.
Si haces que tu hijo sienta que forma parte de algo más grande que él mismo, como su familia, grupo, colegio, ciudad, mundo, etc., le darás una enorme fuente de bienestar y seguridad.

Juego cinco: Ser amables. Los elefantes que se rascan. Juega con tu hijo a regalar amabilidad. Pensad en algo totalmente inesperado y agradable que pueda hacer por otro miembro de la familia y anímale a que lo lleve a cabo como un regalo personal hacia esa persona. La risa es también una buena estrategia. Juega a poner tu espalda contra la suya y rascaros sin manos como lo hacen los elefantes. Prueba con tu pareja. ¡Verás como funciona!

jueves, 5 de noviembre de 2015

Recobrar el entusiasmo.- 10 minutos geniales




El 4 de noviembre de 2015 asistí a una interesante y divertida charla titulada "Recobrar el Entusiasmo" dirigida a Pymes y Autónomos que organizaba Caja España-Duero en Valladolid impartida por Victor Küppers. Ole, ole, y ole!!!
Me quedo con que: 

"En la vida lo mas importante es que lo mas importante tiene que ser lo mas importante."
Las personas somos como bombillas,“unas van 30.000 Vatios y otras fundidas, transmitimos sensaciones y captamos las sensaciones que transmiten los demás”.
Victor Küppers, nos enseña una fórmula, en la que analiza cuánto vales como persona: (C+H) x A es decir [(Conocimientos + Habilidades) x Actitud]. A las personas se nos conoce por la forma de ser y por eso eres grande. Cuando estamos desanimados perdemos la forma de ser.

Victor Küppers nos indica, qué se puede hacer para ir con las pilas cargadas:


Aprender a ser agradecido: “Tú no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes”. No valoramos todo lo que tenemos a nuestro alrededor, hay que ser agradecido con lo que tenemos. Seguro que tenemos problemas pero también cosas fantásticas.
Tener ilusiones: Debemos de tenerlas, porque nuestro entorno si está desanimado nos puede afectar, hay que crearse ilusiones. Y para ello hay que recordar que lo mejor de nuestras vidas es “GRATIS”.

“El entorno nos puede hacer cambiar nuestra forma de ser, pero nosotros somos los que decidimos nuestra actitud”

Hay que luchar cada día para ser mejor persona, y sumar los instantes fantásticos que nos ocurren, ya que afrontaremos todos los retos de una manera positiva. Y tener en cuenta que la vida es como una partida de cartas, hay que jugarla con lo que nos ha tocado.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Quiérelo cuando mas lo necesite


Un precioso mensaje de "los abuelos" a sus hijos sobre la educación de los nietos adolescentes. Habla la voz de su experiencia.

Quierelo cuando te grite y no quiera saber de ti. Cuando su mundo se derrumbe y crea que tu eres la causa, no te rindas. Todo pasa. 
Quiérele cuando todo le salga mal y no haya salida. Demuéstrale que sí, que sólo es una caída. 
A veces ofrecerás tu ayuda y otras... Otras tendrás la duda. Porque la adolescencia es una etapa de decisiones e indecisiones. Así que enséñale, aunque las quiera tomar solo. Y si sale mal, dale tu apoyo. 

Y acepta que haga su camino aunque a veces signifique que tú cambies el tuyo, porque hace ya años que tú encontraste el camino, pero, como él, también estabas perdido.

A su edad tú también cuestionabas todo y no querías pautas o reglas de ningún modo. Pero una madrugada, tras una larga noche fuera, me aseguraste que estabas buscando tu lugar en el mundo, me confesaste que habías tomado decisiones, que tenías un plan, un proyecto de vida. Yo no te entendía pero recuerdo que te miré a los ojos y comprendí que en todo caos siempre hay un poco de orden. En ocasiones hay que perderse para poder encontrarse.
Por eso, cuando veas que le quema el fuego por dentro, recuerda que a su edad tú también saltaste. Y aunque muchas veces fallaste, otras muchas no. Con el tiempo quizás logre ser el protagonista de su vida y entender que la autonomía y la libertad no están exentas de responsabilidad. Comprenderá que la buena suerte tiene sus reglas, y ésta se obtiene con esfuerzo y cuando menos te lo esperas. Así que hasta entonces si te ruge su fiera, espera. Y aprende a lidiar con ella.
¿Prefieres que sea gato o pantera? Habrá veces que se pierda, y entonces llore, grite y muerda. Es normal, hay trayectos muy escondidos y momentos donde se dará por perdido, pero tú tendrás que estar ahí incondicionalmente, ser su faro y, cuando la noche le encuentre, guiarlo sin reparo. Y si aún así no puede y el viaje se hace largo, recordarle que siempre, siempre, tú le ofrecerás amparo.