miércoles, 9 de mayo de 2018

Liberate de las etiquetas



Se acerca la primavera y muchas de las personas con las que comparto charlas y momentos me comentan que lo pasan muy mal con las alergias. Congestión nasal, estornudos, picor de ojos…los típicos síntomas de las personas alérgicas al polen.

Siempre que me cuentan estos casos, me acuerdo de un experimento referente al mundo de las alergias. Consistía en mostrar a un grupo de personas alérgicas a las flores unos ramos falsos, de plástico, y estudiar sus reacciones fisiológicas ante la situación.
Sorprendentemente, muchos de ellos comenzaban a mostrar síntomas idénticos a los descritos anteriormente, pero obviamente, el agente alérgeno no estaba presente en el ambiente.
Por tanto, ante esta situación, la única posibilidad ante estos resultados era la intervención cognitiva como desencadenante de los síntomas.

La sociedad y nosotros mismos estamos acostumbrados a etiquetar todo lo que vemos: unos somos alérgicos, otros gruñones, otros guapos, otros feos… y esas etiquetas influyen sobre nosotros mismos de una manera tan evidente como se muestra en el experimento de las alergias.
En este caso, los alérgicos ante la flor de plástico, ponían sus herramientas cognitivas a funcionar y "nuestra mente influye en el sistema inmune”, los pensamientos son una poderosa herramienta para influir en todos los ámbitos de nuestra existencia, incluido el físico o fisiológico.

También recuerdo un caso muy interesante que yo experimente en primera persona cuando tenía 15 o 16 años. En clase de Educación Física, al realizar la prueba de velocidad en 100m, mis tiempos eran notablemente superiores cuando corría junto a una persona que sabía a ciencia cierta que era más lenta que yo. Cuando ocurría lo contrario y sabía que mi “oponente” era más rápido que yo, era mucho más lenta y tardaba más segundos en completar los 100 metros.
Si desde pequeños nos dicen que se nos dan mal las matemáticas, es muy probable que seamos menos efectivos en dicha disciplina, si nos dicen que somos vergonzosos es más probable que nuestra capacidad de relacionarnos sea menor…

Por lo tanto, estemos muy atentos a las etiquetas que nos ponemos y hagamos una reflexión sobre como pueden afectar en nuestro día a día.
Darse cuenta de la existencia de esas etiquetas sobre nosotros mismos es complicado y el Coaching actúa como facilitador de cara a la toma de conciencia de dichas categorizaciones. 

miércoles, 2 de mayo de 2018

Somos lo que pensamos


 Lo que ocurre en nuestras vidas a nivel físico: trabajo, economía, vida social, incluso nuestro peso; es un reflejo de lo que ocurre interiormente dentro de nosotros a nivel mental o emocional. Reflejamos fuera lo que ya está dentro. Hay una ley que dice que toda creación física es precedida por una creación mental. De ahí la importancia de nuestros pensamientos.

Se dice que somos lo que pensamos. Muchos de nosotros creemos que los pensamientos no pueden ser gestionados, que nuestra mente funciona en automático. Pero esto está muy lejos de la realidad. Nuestros pensamientos condicionan nuestras vidas. Según pensamos, así nos sentimos y por consiguiente así actuamos.


Como ya nos decía Einstein hace algunos años “Tonto es aquél que espera resultados distintos, haciendo a diario las mismas cosas”. Si deseas que tu vida cambie, necesitas empezar por pensar de forma diferente.

Hay estudios que nos indican que nos volvemos adictos a nuestras propias emociones, y estas a su vez son fruto de nuestra forma de pensar. Hay personas que tienden a estar deprimidas, a verlo todo negro, a no ver soluciones en ninguna parte; mientras que otras siempre están alegres y ven el vaso medio lleno. La realidad en muchas ocasiones es igual para ambos tipos de personas, pero la forma en que la “vemos”, la interpretamos, produce una gran diferencia en nosotros y en nuestras vidas.

Veamos esto con un ejemplo, estamos viviendo momentos de cambio, de incertidumbre, de crisis; esta es la realidad. Ahora bien, la interpretación que hagamos de estos hechos es lo que va a cambiar la calidad de nuestras vidas. Usted puede interpretar la crisis como algo malo. Como cambios que modifican nuestro quehacer diario o por el contrario como un reto, una manera de cambiar para poder avanzar. Por tanto esta diferencia de interpretación es la que nos pone en una predisposición o en otra a la hora de actuar.

En realidad la única crisis real es la tragedia de no querer luchar para superarla.