jueves, 25 de mayo de 2017

Permitirse llorar


Permitirse llorar no es fácil…
Nos han educado para ser fuertes, ser árboles de pie ante las adversidades de la vida.
Muchas veces sentimos angustia, el pecho dolorido ante tantas presiones y seguimos caminando, no nos detenemos a llorar: “debes ser fuerte…”, “llorar es de los débiles…”, “los hombres no lloran…”, “llorar es sinónimo de debilidad…”.
Tantas frases hemos escuchado en nuestra infancia, en nuestra juventud, que ante el dolor, la pérdida, las injusticias, el fracaso, no nos permitimos llorar; y tantas presiones y exigencias en esos pequeños instantes íntimos, ‘nuestros’, nos dejamos llevar y las lágrimas que ahogan nuestro ser empiezan a brotar…
Sufrir la pérdida de ciertas cosas es inherente a la vida del ser humano.
Muchas veces las cosas que perdemos o que se rompen en nuestras vidas son irreemplazables y ni siquiera nosotros mismos podemos repararlas.
Los que nos quieren, muchas veces pueden ayudarnos a aliviar nuestro dolor y a soportar las pérdidas.
Los padres, tratamos de demostrar a nuestros hijos, que somos fuertes, que nada nos quiebra, que nada nos duele, ya que tememos dañarlos con nuestras debilidades, con nuestras lágrimas y ¡qué equivocados estamos…!
Ellos saben de nuestras tristezas y de nuestras alegrías, sólo con mirarnos, con abrazarnos, con acariciarnos perciben nuestro dolor.
No pidamos permiso para llorar… si sentimos que no podemos contener nuestras lágrimas, si sentimos que el corazón nos duele, lloremos…
No tenemos que ser fuertes todo el tiempo, toda la vida.
Debemos permitirnos ser débiles y dejar que nuestros sentimientos salgan.
Si nunca encaras tu pena, y dejas de reír para llorar, nunca conocerás la dicha del que deja de llorar para reír

(Fuente: Irene Villa)

sábado, 20 de mayo de 2017

¿Que es estar presente para nuestros hijos?


Muchos padres-madres se sienten culpables por no estar todo lo presentes que desearían para sus hijos. El trabajo, las obligaciones, el infatigable reloj y muchos otros aspectos, hacen que estar presentes, se convierta en demasiadas ocasiones en una especie de MISIÓN IMPOSIBLE para nosotros mismos y nuestros hij@s...

¿Cómo lo hacemos?
¿Qué consecuencias tiene nuestra falta de presencia en nuestros hijos? Esto me preguntaba un papá el otro día en un taller.
Es una gran cuestión que he querido compartir contigo hoy...

La presencia, desde mi perspectiva, tiene un matiz más amplio del que generalmente planteamos. No solo supone estar y compartir tiempo con nuestros hijos estando física y psicológicamente presentes. La dimensión más importante es la de ser capaz de observar y admirar la DELICADA y FRÁGIL COMPLEJIDAD de TODO lo que nuestros hijos EXPRESAN, y acompañarlos a SOSTENER lo que ocurre en su realidad.
Cuando un niño llora, muchas veces desde motivos que aún no sabe expresar, lo hace desde el alma, desde el único recurso que conoce para sentirse seguro, lo único que lo calma es que llegues a conectar con su realidad desde el AMOR El usa el único recurso que conoce para solicitar tu presencia ante una sensación interna o situación externa en la que necesita sentirse acompañado por ti, en la que necesita que lo comprendas, lo abraces y desde ahí lo lleves a vivir la misma experiencia desde otra perspectiva hasta que él pueda hacerlo por sí mismo. 

Cuando un niño siente y expresa MIEDO o IRA, no racionalices lo que siente, no se lo impidas o le regañes, necesita sentirse acompañado en lo que ocurre en su interior para poder trascenderlo por sí mismo, a su ritmo... Necesita poder sentir lo que siente e ir incorporando recursos para poder hacerle frente.
En demasiadas ocasiones, intentamos comprender lo que les ocurre en nuestros hijos desde una mirada adulta. Racionalizamos sus sentimientos, les quitamos importancia sin más, les decimos que no tienen motivos para sentirse así, y es aquí donde se produce la desconexión, cuando dejamos de estar presentes.

Rechazar lo que ocurre en su realidad, es rechazarlo a él/ella, es dejar de estar presente en su experiencia.

Este tipo de 'ausencia' lleva a muchos más niños a sentirse solos, que la cantidad de tiempo que pasamos con ellos.
(Fuente: Espai Vida)


lunes, 15 de mayo de 2017

10 pensamientos negativos que nos dañan la autoestima




Ser capaz de reconocer un pensamiento tóxico cuando lo tengas, puede ayudarte a mantener una mente clara y una actitud positiva.

1. “No estoy listo”
Si constantemente te dices que no estás listo, nunca estarás listo. El cambio puede asustarte, pero si estás dispuesto a arriesgarte, los resultados podrían ser bastante sorprendentes. Eres la única persona que se interpone en tu camino. 

2. “No soy lo suficientemente bueno”
Si alguien más ha perforado este pensamiento en tu cabeza o es tu propio subconsciente que está haciendo acto de aparición, pensando constantemente que no eres lo suficientemente bueno, puede causar estragos en tu salud, tu camino al éxito y a la felicidad. Si ves áreas en las que quieres mejorar, fija una meta y trabaja en ella. Pero recuerda que  la autoaceptación son una parte vital de tu felicidad.

3. “La vida es demasiado dura”
Si este pensamiento ha cruzado tu mente, es prueba de que eres sólo humano. La vida tiene una forma de abrumarnos de vez en cuando. Pero aprender a frenar, priorizar y concentrarse en la tarea a hacer, puede evitar que te sientas derrotado. Trata de no tener este pensamiento, y más aún, trata de no estarlo decretando constantemente en voz alta porque es aún peor. Haz una cosa a la vez, en lugar de hacerlo todo a la vez.

4. “No seré feliz hasta …”
Este pensamiento te privará de tu felicidad. Toma oportunidades y sigue tus sueños, pero encuentra una manera de ser feliz durante tu viaje. Si esperas hasta que hayas alcanzado el final – sea cual sea tu versión de la verdadera felicidad y el verdadero éxito – te perderás de todas las grandes experiencias que se puedan tener en el camino.

5. “Es demasiado tarde”
Este pensamiento sólo traerá negatividad en tu vida. Si quieres hacer un cambio, depende de ti hacer que eso suceda. Eres la única persona que se interpone en tu camino. Si significa algo para ti, nunca es demasiado tarde. No dejes que tu edad o el tiempo que pasó, impidan que transformes tu vida.

6. “No tengo tiempo”
Esta frase se utiliza como una excusa con demasiada frecuencia. La mayoría de nosotros no tenemos mucho tiempo extra cada día o cada semana, pero si es lo suficientemente importante, necesitas hacer el tiempo. Si hay un objetivo que deseas lograr, sólo lo lograrás por ser dedicado y determinado. Está dispuesto a poner el tiempo y el trabajo con el fin de ver los resultados que deseas.

7. “No soy bueno en nada”
“No soy bueno para nada”, es otro de los malos pensamientos que atacan tu autoestima desde adentro hacia afuera. Si sientes que no eres bueno en algo, anota una lista de todas las cosas que te gusta hacer. Practícalas y ve si puedes mejorar. No te compares a los demás. Concéntrate solo en ser una mejor versión de ti mismo.

8. “No encajo”
Querer pertenecer es algo natural. Sentirse como un forastero puede ser solitario y doloroso. Pero es importante recordar que primero tienes que aceptarte a ti mismo como eres, antes de que nadie pueda hacerlo. No busques la aprobación de nadie, sino de ti mismo. Las personas adecuadas eventualmente llegarán y te amarán por lo que eres – tus peculiaridades y cualidades únicas incluidas.

9. “Soy un fracaso”
Fracasar en algo no te hace un fracasado. Puede ser difícil de entender, pero empieza a entrenar a tu cerebro para ver el fracaso como prueba de que lo intentaste. Después de un tiempo, tus fracasos pueden conducir a un gran éxito, pero tienes que  estar dispuesto a salir de tu zona de confort.

10. “Mis objetivos parecen imposibles”
Si no crees que alguna vez alcanzarás tus metas, probablemente no lo harás. La mitad del viaje es la creencia de que se puede hacer que suceda, junto con la voluntad de trabajar duro para lograrlo. Concéntrate en pensamientos positivos sobre el futuro y establece pequeños hitos para ti en tu viaje hacia tu meta final.