lunes, 31 de octubre de 2016

Enseñar a los niños a tomar decisiones


Hay niños que pueden sentirse agobiados cuando se les pide que tomen una decisión inmediata.
Sin embargo, las decisiones, por pequeñas que sean, no paran de presentarse.

Por regla general es una dificultad que presentan algunos niños. Sus vías cerebrales más largas exigen tiempo para combinar y formular montones de información antes de que estén listos para tomar una decisión.


Necesitan un entorno tranquilo, tiempo y espacio para meditar.

Recuerda a tu hijo que está bien tomarse tiempo para tomar una decisión.

Enséñale que las decisiones no tienen por qué agobiarle. Una vez las reducimos a componentes más pequeños, se vuelven más manejables.

Dile también que, al igual que con la mayoría de las cosas, tomar decisiones mejora con la práctica. Además, cada decisión, incluso las que parecen más triviales, presenta la ocasión de elegir, plantarse o resolver problemas.

Habla a fondo del tema con el niño.

Durante el curso de la conversación, pregúntale amablemente:

«¿Qué opciones tienes? ¿Cuáles son las ventajas y las desventajas de cada opción? ¿Cuál es tu impresión? ¿Hay alguna decisión que pueda servirte como pauta? ¿Hay algún error que no debas repetir?».

Admite la lucha en la que está inmerso, diciendo algo cómo: «Sé que resulta difícil tomar una decisión».
En la mayoría de los casos, es mejor dejar la decisión para el día siguiente, después de levantarse, las cosas suelen parecer más claras. Entonces es el momento de decidir y hacer planes.
Pídele que piense en alguna decisión que tomó y que le salió bien. Recuérdale que no hay decisiones perfectas. Se trata simplemente de lo mejor que podemos hacer contando con la información que tenemos disponible.

Además, asegúrale que son muy pocas las decisiones irreversibles.

A modo de ejemplo práctico.

Un niño  puede convertirse en un experto en la toma de decisiones. Una buena manera de practicar es aplicar la visualización

■ Pregúntale a tu hijo que es lo que hace que su decisión sea tan difícil: «Quiero ir al campamento, pero tengo miedo».
■ Dile que escriba los pros y los contras.
PROS:
■ Puede ser divertido:
―Carlos y Andrea irán.
―Hay caballos, está cerca la playa, montaremos en bici.
CONTRAS:
■ Es un sitio donde nunca he estado antes.
■ Supone toda una semana fuera de casa.
■ A lo mejor no lo paso bien.
■ Puede que haya abusones.

Pregúntale que soluciones posibles cree que hay. Si no se le ocurre ninguna sugiéreselas:

―Podría hablar con el hermano de Carlos, que fue el año pasado, y enterarse un poco más de cómo es aquello.

―Podría llamar a casa desde el campamento.
―Podría averiguar si sus amigos van a estar en su misma habitación.
―Si alguien le intimida puede decírselo a los monitores.
―Si realmente va tan mal, podemos ir a recogerte.
■ Deja que lo consulte con la almohada.
■ Anímalo a que te comente otras preocupaciones o ideas que se le ocurran.
■ FELICÍTALO por la decisión que tome.
Y nada de prisas. Las decisiones, de UNA en UNA.

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