A veces, los primeros que no creemos en nuestros hijos somos nosotros. En ocasiones, son ellos los que no se creen capaces. Incluso puede que no lo sean en ese momento. Tienen en contra muchas variables que pueden impedirles llegar a desarrollar las enormes potencialidades que hay en ellos.
Pero nosotros sabemos que son personas en formación. Creer en ellos es la herramienta pedagógica más potente que tenemos en nuestras manos para conseguir ayudarles a llegar a su plenitud. Sin confianza en ellos, posiblemente su evolución quedará a medias.
Por eso, introduce en vuestras vidas un “como si…” . Trátalo como si fuera capaz de sacarse el curso,como si nunca antes hubiera perdido las llaves de casa, como si levantarle por la mañana fuera un verdadero placer y no una batalla de prisas y estrés.
El Como si… implica confianza, segundas oportunidades y construye un escenario idílico donde tu hijo puede imaginarse alcanzando el éxito. Si tú crees en él, él creerá en sí mismo.
Y aplícatelo a ti mismo. Si no confías en él, haz como si confiaras. Por supuesto, no hablamos de una confianza ciega sino en una confianza racional, que entiende los errores como si fuesen una magnifica oportunidad para aprender. La confianza que permite analizar con tu hijo cada crisis, ayudándole a definir los problema, buscando soluciones alternativas y sabiendo que tiene talento para encontrarlas. Esta es la confianza que crea y enriquece. La que tiene plena fe en las capacidades y talentos de los hijos para aprender de los errores.
¿Se ha equivocado? ¿Cinco veces seguidas en el mismo error? ¿Por eso le retiras tu confianza?
Quizás necesita le ayudes a detectar el error. Cuando un niño no sabe detectar su propio error, el que realmente le está causando las consecuencias negativas, no pondrá las soluciones necesarias para no repetirlo. Se limita a caer y caer en el mismo error.
Por eso, hazle las preguntas necesarias para que defina correctamente el problema y así pueda buscar soluciones acertadas.
Esto es confiar en él: confiar en su capacidad cognitiva y emocional para solucionar problemas. Y si no puede o no sabe, la solución no es retirarle tu confianza ni castigarle sino desarrollar/mejorar en él las capacidades cognitivas que necesita. A veces es tan sencillo como enfocar el problema desde otro punto de vista. Este es el primer paso.
(Fuente: Elena Roger Gamir)
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