miércoles, 29 de octubre de 2014

III Congreso de Coaching de Castilla y León



Si estas en Valladolid los días 6 y 7 de noviembre ¡No te lo  puedes perder!
III Congreso de Coaching de Castilla y León "En todo lo que vives". 
En todo lo que vives es de aplicación el Coaching: para motivarte a desarrollar nuevas ideas, para aprender a ser feliz, para tener éxito en tu vida, para mejorar la relación con tu pareja, con tu familia.... 
Se celebrará en el Museo de la Ciencia. El precio son 49€ la asistencia a todo el Congreso y también hay posibilidad de asistir solo por las tardes a  los talleres que daremos los asociados y en este caso el precio son 29€. Mas información e inscripciones en: www.coaching-cyl.org

sábado, 25 de octubre de 2014

Cuando los padres son una bomba de relojeria


Una de las cosas que más afectan a la relación padres e hijos es la ira mal manejada de los padres. Cuando nos enfadamos con nuestros hijos, los sentimientos se agolpan en nuestro interior. Salen de nuestra boca verdaderas serpientes que acaban asustando a nuestros hijos, hiriéndoles en el alma y destrozando nuestro prestigio.
No hablo de un vulgar enfado sino de cuando nos invade la ira, cuando estamos a punto de perder todo nuestro autocontrol y solo nos quedan tres segundos para agredirles físicamente, echarlos de casa o traspasarles toda nuestra basura emocional con palabras de recriminación exageradas y fuera de lugar. Es prácticamente instintivo. El cansancio, el estrés, la impotencia, las dificultades económicas, nuestra propia limitación para manejar el comportamiento de nuestros hijos nos convierten en una bomba de relojería.
Somos humanos y en algunas circunstancias podemos tocar fondo. Sabemos que desahogarnos de esa manera no conduce a nada, tan solo al abatimiento, al rencor y al arrepentimiento posterior. Y a pesar de saberlo, lo hacemos. En ocasiones, hasta nos sorprende a nosotros mismos la magnitud de nuestra ira.
¿Cómo podemos manejar nuestra ira sin convertir a nuestros hijos en víctima de ella?
  • Trasforma la ira en necesidades y sentimientos. En lugar de culpar a tus hijos céntrate en ti.

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  • No les hagas responsables de tu ira. Ellos son responsables de su comportamiento pero no de tus sentimientos. Puedes corregirlos con cariño y disciplina o puedes perder los estribos y desencadenar toda tu ira. Eso lo eliges tú, no ellos. Si les haces responsables de tus sentimientos, les da a entender que ellos gobiernan tus emociones, depositando sobre sus espaldas una carga que no es la suya y dándoles un poder que a la larga puede ser contraproducente para ti.

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  • Hazte una pregunta, SOLO UNA, cuando estés a punto de perder el control: ¿Qué va a aprender mi hijo con mi reacción desmesurada? Lo que aprenda hoy con tu manejo de la ira es lo que aplicará posteriormente cuando la sienta también, incluso contra ti. Esto te ayudará a expresar tu ira de una manera menos reactiva. 
  • Revisa tus expectativas. Hay que exigir pero de manera proporcional a sus capacidades. Si las sobrepasas estarás constantemente defraudado e insatisfecho, siendo más fácil sentir rabia e ira.
  • Aléjate de tu hijo. Así de sencillo. Cuando notas que se te acelera el corazón y se te retuerce el estómago es el momento de no decir ni una palabra más y alejarte de él: Me voy a mi habitación; cuando me haya tranquilizado un poco hablaremos de lo que ha ocurrido aquí.
  • Analiza el motivo principal de tu ira. ¿Te enfadas porque tu hijo se va al colegio sin hacer su cama o porque estás desbordado de trabajo, porque no recibes la ayuda que esperabas de tu pareja, etc? A veces, junto a nuestra ira, conviven otros sentimientos de soledad, abandono, incapacidad o rencor que no se arreglan desahogando la ira con tu hijo sino siendo consciente de ello y trabajando de manera personal.
  • Y si has explotado, nunca es tarde para pedir perdón. “Sigo muy enfadado por lo que has hecho pero reconozco que podría habértelo dicho de otra manera. Lo siento. Intentaré que no se repita”
  •   (Fuente: Elena Roger Gamir)

domingo, 19 de octubre de 2014

El miedo como aliado


Todas las emociones que vienen a nuestra vida contienen información valiosa para nosotros. La palabra emoción significa moverse a la acción. En este sentido podemos decir que toda emoción es positiva y valida.
Una de las emociones más comunes y que afecta a nuestro día a día es el miedo. En nuestras vidas el miedo surge cada vez que nos enfrentamos a nuevos retos, a situaciones desconocidas. Lo importante es saber que cada vez que elegimos crecer, salir de nuestra zona de confort, intentar conseguir nuevos objetivos una de las emociones que aparece en todos los humanos es el miedo. Como toda emoción el miedo tiene su significado, qué es, tener precaución porque existe un potencial peligro, aunque éste muchas veces es irreal porque es sólo fruto de nuestra mente. Algunas de las verdades sobre el miedo son:
  1. Todo ser humano lo siente.
  2. El miedo no desaparecerá de tu vida mientras quieras seguir creciendo, progresando. El final de un reto es el comienzo de otro.
  3. Vivir con miedo es mucho más doloroso que enfrentarse a él. Por tanto, la única clave para que el miedo desaparezca de tu vida es enfrentarlo.
Por ejemplo si tienes miedo a hablar en público, a hacer un examen, a pedir un favor a alguien, a volar… La única forma de que ese miedo no condicione tu vida y sientas que pierdes el control de ella es enfrentarte a la situación concreta que te desagrada. Una vez hecho esto, el miedo pierde poder y llega incluso a desparecer. Durante mi formación en Coaching nos propusieron una dinámica que consistía en atravesar por un camino totalmente cubierto de cristales cortantes. Para ello nos enseñaron la técnica y después de hacerlo resultó bastante fácil, mucho más de lo que imaginaba. Pero os seguro que el miedo que pasé antes y durante el entrenamiento fue mucho mayor que el hecho en sí de atravesar los cristales. Esto nos lleva a la conclusión de que en la mayoría de los casos es mucho peor lo que anticipamos en nuestra mente que la realidad.

sábado, 18 de octubre de 2014

La aceptación: el proceso de tu desarrollo personal



En la vida nos iremos encontrando con etapas que no serán como deseamos, la única solución para que nuestro bienestar emocional no se vea muy alterado, es la de instalar en nuestra vida la aceptación. Aceptar lo que no puedes cambiar es de vital importancia para que puedas seguir adelante y transformar tu vida. ¿Quién no ha deseado alguna vez que la realidad fuera otra diferente a la que está viviendo?, ¿quién no ha cometido algún error?, ¿a quién no le ha molestado la actitud o forma de vida de otra persona? 
Ante cualquier situación que te produzca malestar, analiza si puedes hacer algo para solucionarlo. De ser así, crea un plan de acción para mejorar tu vida, pero en el caso de que veas que no puedes hacer nada para cambiar algo, si quieres seguir adelante tienes que aceptar la realidad o sufrirás más de lo necesario. Luchar en contra de una realidad inamovible, será un gasto de energía inútil y dañina. Sólo desde la aceptación podrás seguir adelante sin estancarte.

ACEPTAR NO SIGNIFICA CONFORMARSE

- La aceptación va encaminada a tolerar una situación, saber que la vida es así. Se puede convivir con esa situación desagradable sin que eso cause un malestar exagerado, pero a pesar de vivir bajo una circunstancia que no nos gusta, se logra centrar el interés y el foco de atención hacia otras áreas, se intentan abrir nuevas puertas. 
Aceptar, es abandonar una lucha hacia algo que no tiene solución y buscar otros caminos que nos permitan vivir como nos gustaría. Los pensamientos son del tipo: “Esto es lo que hay y no puedo hacer nada, lo esquivo y sigo con mi vida para ver si consigo mis propósitos”

- La conformidad se produce cuando no toleramos una situación. Como las cosas no son como queremos, nos cerramos en banda y tendemos a la falta de acción y estancamiento. Las emociones negativas aparecen y nos rendimos, creemos que no podemos mejorar nuestra vida. Se tienen pensamientos del tipo: “No puedo hacer nada para cambiar mi vida, soy un desgraciado y siempre seré infeliz”. Se tiende a la lamentación y victimismo, se pierde la esperanza de poder mejorar en el futuro. La persona no se abre a nuevas posibilidades y tira la toalla, se conforma con la vida que tiene aunque no le guste, no moverá un dedo para cambiar su situación, lo que provocará cada vez más frustración.

TU FUTURO ESTÁ EN TUS MANOS

Acepta la realidad y haz algo para que en el futuro puedas salir de esa situación que te hace infeliz, no todo puede ser de nuestro agrado, ni todas las personas que nos rodean pueden ser iguales que nosotros, por ello, la aceptación será tu mejor aliada para llevar una vida menos estresante. 
Abre tu mente a nuevas posibilidades y aunque tu entorno y tu vida no sea ahora como deseas, si lo podrá ser en un futuro si siembras en el presente. Todos tenemos el poder de crear y cambiar nuestra vida. 
(Fuente: la mente es maravillosa)

martes, 14 de octubre de 2014

Tú eres tu mejor compañia



No nos han enseñado a estar solos, y en el fondo a casi nadie le gusta estarlo. Ante la presión social, en ocasiones nos sentimos frustrados y nos estresamos cuando el tiempo pasa y seguimos sin pareja. Pero lo peor es que a menudo se toman decisiones equivocadas, como iniciar una relación sentimental con alguien con quien no es compatible, simplemente por el hecho de evitar la soledad. O más terrible aún, motivados por el miedo al “qué dirán”.

¿Necesitas a alguien más para estar mejor?

Lo cierto es que no deberíamos ver el estar sin pareja como algo necesariamente negativo. 
Ese período puede ser muy positivo para nosotros como aprendizaje e incluso de cara al futuro y nuestra próxima pareja. Está claro que visto de este modo, el panorama cambia. Sin embargo muchos siguen contrariados por no tener cerca a alguien a quien querer y que les quiera.

Si no logras sentirte bien a solas, es probable que veas el hecho de no tener pareja como una tragedia. Pero todo depende de cómo te lo tomes y cómo manejes la situación. Si se saben aprovechar, las épocas en solitario pueden ser sumamente fructíferas en cuanto a crecimiento personal. Realmente debemos plantearnos cómo vamos a poder vivir con otro, si no somos capaces de vivir con nosotros mismos.

En lugar de buscar pareja desesperadamente, es mejor primero aprender y ser capaz de “estar solo”. Para ello es fundamental crecer como persona, para no buscar una relación de pareja únicamente para salir de esa abrumadora soledad. Estando solos podemos encontrarnos a nosotros mismos, entendiendo mejor nuestras virtudes y defectos, pensando qué es lo que nos hace felices en una relación sentimental. 

Aprendiendo a estar en soledad 

Seguidamente, unas ideas para aprender a “estar solos” como punto de partida para llegar a una relación sentimental más feliz y auténtica. 
- Activa tu espíritu aventurero y lánzate a probar cosas nuevas que se salgan de lo que haces normalmente. 
 - Determina qué cosas son importantes para ti y te hacen feliz, es decir cuáles son tus valores. Descubre qué posibilidades tienes de hacer algo que sea coherente con tu escala de valores. 
 - No seas tan duro contigo mismo. Baja un poco el nivel de auto-exigencia y aprende a aceptarte. 
 - Olvídate de los convencionalismos. Conoce cuáles son las limitaciones y fortalezas de los otros y así no será un problema cuando estos no actúen según tus expectativas. 
 - Procura esforzarte en mejorar cada día. No para alguien más, solo para ti. 
 - Quiérete y mímate. Descubre qué cosas te animan cuando estás hundido.

La vida al ciento por ciento

Tienes que vivir el momento actual en plenitud, sin importar si va a llegar -o no- esa “media naranja” pues tú eres "la naranja completa"

Realmente se trata de orientar nuestros esfuerzos hacia dentro, mejorar tú como persona, encontrando cuáles son tus metas y perseguirlas. Ten en cuenta que solo una persona plena, satisfecha y feliz con sí mismo y con la vida que lleva puede construir la felicidad con alguien más a su lado.





viernes, 10 de octubre de 2014

Confía en tu hijo para construir en él

A veces, los primeros que no creemos en nuestros hijos somos nosotros. En ocasiones, son ellos los que no se creen capaces. Incluso puede que no lo sean en ese momento. Tienen en contra muchas variables que pueden impedirles llegar a desarrollar las enormes potencialidades que hay en ellos.
Pero nosotros sabemos que son personas en formación. Creer en ellos es la herramienta pedagógica más potente que tenemos en nuestras manos para conseguir ayudarles a llegar a su plenitud. Sin confianza en ellos, posiblemente su evolución quedará a medias.
Por eso, introduce en vuestras vidas un “como si…” . Trátalo como si fuera capaz de sacarse el curso,como si nunca antes hubiera perdido las llaves de casa, como si levantarle por la mañana fuera un verdadero placer y no una batalla de prisas y estrés.
El Como si… implica confianzasegundas oportunidades y construye un escenario idílico donde tu hijo puede imaginarse alcanzando el éxito. Si tú crees en él, él creerá en sí mismo.
Y aplícatelo a ti mismo. Si no confías en él, haz como si confiaras. Por supuesto, no hablamos de una confianza ciega sino en una confianza racional, que entiende los errores como si fuesen una magnifica oportunidad para aprender. La confianza que permite analizar con tu hijo cada crisis, ayudándole a definir los problema, buscando soluciones alternativas y sabiendo que tiene talento para encontrarlas. Esta es la confianza que crea y enriquece. La que tiene plena fe en las capacidades y talentos de los hijos para aprender de los errores.
¿Se ha equivocado? ¿Cinco veces seguidas en el mismo error? ¿Por eso le retiras tu confianza?
Quizás necesita le ayudes a detectar el error. Cuando un niño no sabe detectar su propio error, el que realmente le está causando las consecuencias negativas, no pondrá las soluciones necesarias para no repetirlo. Se limita a caer y caer en el mismo error.
Por eso, hazle las preguntas necesarias para que defina correctamente el problema y así pueda buscar soluciones acertadas.
Esto es confiar en él: confiar en su capacidad cognitiva y emocional para solucionar problemas. Y si no puede o no sabe, la solución no es retirarle tu confianza ni castigarle sino desarrollar/mejorar  en él las capacidades cognitivas que necesita. A veces es tan sencillo como enfocar el problema desde otro punto de vista. Este es el primer paso.
(Fuente: Elena Roger Gamir)

martes, 7 de octubre de 2014

Aprende a hablar el idioma de las emociones. ¡ Es el único que entiende tu hij@ !

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A veces no puedes comprender cómo tu hijo no entiende los argumentos que le das. 
Pues te lo explicamos: porque no habláis el mismo idioma. 
Tu hablas el idioma racional, el del adulto experimentado.
Él habla el del niño sensible y vulnerable o el del adolescente desorientado y en búsqueda de sí mismo. 
¿Cómo podéis llegar a comunicaros?
Lo queramos o no, para suerte o para desgracia, somos las personas que MÁS influimos en la vida de nuestros hijos. Lo que les trasmitimos (que no es solo lo que decimos) va directo al corazón. Con 4 o con 17 años.
Cuando le sobreproteges (no puedes hacerlo tu solito, cariño, papá te ayudará…), cuando le hablas con ironía, cuando le prohíbes o castigas. Por supuesto, cuando le gritas o insultas, tu mensaje no atraviesa sus oídos, como te ocurre a ti.
Tu mensaje hace un recorrido diferente y aterriza en su corazón. Y desde allí, el escucha con total claridad el eco de tu mensaje: me necesitas para hacer bien las cosas, no serás capaz, es más valioso mi tiempo que tú…
Con la mejor intención (corregir o ayudar a los hijos), los peores resultados (desgaste emocional para ellos).
Muchos ¡muchísimos! comportamientos de nuestros hijos se explican por la comunicación poco adaptativa en el hogar. Ya no se trata de falta de cariño. Ni de preocupación. Ni de ocupación. Se trata de una comunicación poco asertiva y comprensiva con las necesidades emocionales de los demás. De los hijos. De la pareja. Incluso con nosotros mismos.
Dedica un tiempo a reflexionar cómo es la comunicación de tu familia. Es así de sencillo: aprende a hablar de corazón a corazón.
Aprende a hablar el idioma de las emociones.¡Es el único que entiende tu hijo!