sábado, 22 de febrero de 2014

Frases motivadoras para decir a nuestros hijos

Si cada día corregimos 15 veces en negativo a nuestros hijos y les decimos NO otras quince, su saldo positivo en el banco de las emociones será nulo. Sin capital, ¿cómo van a aguantar hasta final de mes? Irán tirando, arrastrándose como puedan, hasta sentirse vacíos y sin fuerzas. O al revés, tan insatisfechos que pueden llegar a explotar.
A todos nos gusta tener nuestras arcas bien llenas. Con la cuenta en el banco cargada nos atrevemos a cualquier cosa: a viajar, a comenzar nuevos proyectos o a soñar.
A nuestros hijos les pasa igual. Solo que en su banco no hay dinero sino emociones. Valoraciones. Seguridad. Y los ingresos o salidas dependen, en muchos casos, de nosotros.
Ayúdales a que tengan su cuenta corriente emocional rebosante. La vida ya se encargará de nivelar el saldo pero mientras, en casa, que no se te olvide hacer un ingreso diario de 5 frases positivas.

Frases para fomentar en positivo:

La competencia:
  • Mira lo que has conseguido. ¡Es fantástico!
  • Te está costando pero lo estás haciendo muy bien.
  • Parece que disfrutas mucho haciendo eso.
  • Te está saliendo muy bien. Sigue así.
  • Es cierto que puedes mejorarlo. Sigue practicando y lo conseguirás.
  • No me ha gustado lo que has hecho. Sé que lo puedes hacer mejor
  • Por supuesto que puedes mejorar. Todavía puedes dar más de ti.
La iniciativa:
  • Tu esfuerzo ha valido la pena.
  • Estoy seguro de tu talento. ¡Atrévete!
  • ¡Mira lo lejos que has llegado!
  • Fíjate en el error e inténtalo de nuevo. Seguro que ahora es más fácil.
  • Me gustan tus ideas.
  • Seguro que encuentras una solución mejor.
  • Inténtalo, no importa si lo consigues o no. Todos nos equivocamos y así aprendemos.
La comunicación:
  • No opino lo mismo que tú pero te agradezco que me lo digas.
  • Dime cuál es tu opinión. Me interesa.
  • ¿Qué te parece?
  • Esa es una buenísima observación. Gracias.
  • Esa pregunta es muy interesante.
  • Me gusta que me preguntes cosas.
Su identidad:
  • Me gusta cómo eres.
  • Te quiero, te quiero, te quiero.
  • Espero que estés orgulloso de ti mismo.
  • Me gustas cuando sonríes.
  • Me encanta tu compañía.
  • Me gusta ver en lo que te estás convirtiendo.
  • No te compares con nadie. No hay nadie como tú.
  • No podemos ser buenos en todo. Por eso tenemos nuestros talentos especiales.
  • Eres especial, no hay nadie como tú
La responsabilidad:
  • Sé que puedo confiar en ti.
  • Me has demostrado ser responsable.
  • Equivocarse es bueno. Te enseña a mejorar.
  • No te lo permito pero te quiero.
  • Toma una decisión. Confía en ti mismo
La colaboración:
  • Gracias por tu ayuda.
  • Lo que has hecho ha sido muy importante para mí.
  • Yo no lo habría hecho así pero así está perfecto.
  • Yo no lo veo de la misma manera. Dime por qué piensas de esta manera.
  • Tómate tu tiempo para hacerlo.
  • Seguro que entre los dos es más fácil.
  • Sé que te cuesta un gran esfuerzo por eso te lo agradezco más.

domingo, 16 de febrero de 2014

Cuento: El reflejo de la vida


Había una vez un anciano que se pasaba los días sentado junto al pozo que había a la entrada del pueblo. Un día un joven se le acercó y le preguntó:


-Yo nunca he venido por estos lugares... ¿Cómo son los habitantes de esta ciudad?

El anciano le respondió con otra pregunta:
-¿Cómo eran los habitantes de la ciudad de la que vienes?

-Egoístas y malvados, por eso me he sentido contento de haber salido de allí.
-Así son los habitantes de esta ciudad -le dijo el anciano.

Un poco más tarde, otro joven se acercó al anciano y le preguntó:

-Acabo de llegar a este lugar. ¿Cómo son los habitantes de esta ciudad?
El anciano volvió a contestar con la misma pregunta:
-¿Cómo eran los habitantes de la ciudad de donde vienes?
-Eran buenos, generosos, hospitalarios, honestos, trabajadores... Tenía tantos amigos y tan buenos que me ha costado mucho abandonarlos.

-También los habitantes de esta ciudad son así -afirmó el anciano.

Un hombre que había llevado su rebaño a beber al pozo, y que había escuchado las conversaciones, en cuanto el joven se alejó, le dijo al anciano:
-¿Cómo puedes dar dos respuestas completamente diferentes a la misma pregunta?

Mira -le respondió el anciano-, cada uno lleva el universo en su corazón. Quien no ha encontrado nada en su pasado tampoco lo encontrará aquí. En cambio, aquél que tenía amigos en su ciudad encontrará también aquí amigos leales y fieles; porque las personas son lo que encuentran en sí mismas. Encuentran siempre lo que esperan encontrar.

Tengamos un corazón abierto capaz de tener una visión positiva de la realidad, por que así a nuestro alrededor veremos como se  multiplica lo bueno.
 Nuestros pensamientos modifican la realidad que vivimos ya que un  10 % es lo que nos sucede y un 90% como vivimos nosotros eso que nos sucede. Si controlas tus pensamientos, gestionaras bien tus emociones y tus acciones serán también consecuentes.

sábado, 15 de febrero de 2014

Las emociones se contagian

¿Recuerdas cuándo España ganó el Mundial?, ¿o alguna vez que hayas estado en una boda o fiesta importante para ti? Normalmente en estos acontecimientos las personas están contentas, y esta felicidad se transmite de unos a otros. Es contagiosa.
Cuando estamos junto a personas alegres, optimistas, que ven la vida de forma positiva tendemos a sentir lo mismo que ellas, las emociones tienden a traspasar a la persona y llegan a nosotros. Pero cuidado, porque también ocurre lo contrario. Las personas tristes, depresivas, que siempre se están quejando de su situación, que no les gusta la vida que llevan tienden a ser grandes acaparadoras de energía. Piensa en alguna persona con este perfil y en algún momento que hayas pasado con ella. Después de un rato con este tipo de persona, nuestra energía tiende a bajar y solemos encontrarnos bastante peor que antes de haber estado junto a ella.
Estudios científicos demuestran que el nivel de energía que tenemos traspasa nuestro cuerpo e influye en los que nos rodean. Seguro que has conocido personas que por el simple hecho de estar a su lado te han transmitido paz, tranquilidad, seguridad… Y otras por el contrario pesimismo, tristeza, incomodidad, en definitiva y como suelen decir los jóvenes son personas con mal rollo.
Hay dos puntos importantes para reflexionar después de todo esto. Primero ¿qué tipo de persona quieres ser tú? Y segundo ¿elijes a las personas que te rodean?
Las personas felices hacen la vida más fácil a los demás. Y siempre hemos sabido que dependemos los unos de los otros para nuestro bienestar emocional y físico. Un comentario negativo de otra persona puede provocar un caos físico en tu cuerpo; un comentario positivo puede convertir el caos en armonía. Como dice el maestro Deepak Chopra (médico, escritor, investigador…) “Emociones como el amor, la compasión, la empatía y la alegría devuelven el cuerpo a un estado de equilibrio conocido como homeostasis, en el que se activan los mecanismos de autoreparación dando como resultado la sanación biológica. Si mantuvieras dicho estado de bienestar y yo estuviera cerca de ti, reaccionaría del mismo modo”. Por tanto es importante elegir a las personas que nos rodean, con las que pasamos mucho tiempo, porque estar con ellas puede hacer que saquemos lo peor o lo mejor que todos llevamos dentro. Y en definitiva, de eso depende nuestra felicidad.
Montserrat Hidalgo
www.universidaddelafelicidad.es

jueves, 13 de febrero de 2014

Cuento: "Los monjes, la mujer y el río"



Dos monjes  iban viajando juntos y tenían que atravesar un río caudaloso, en la orilla estaba una mujer que les pidió por favor que le ayudaran a cruzar, pues ella no podía hacerlo por sí sola.

Uno de los monjes, obedeciendo las reglas de su Orden que prohibía a los monjes hablar o tocar a cualquier mujer, la ignoró y atravesó el río.

El otro monje se compadeció de la mujer, la cargó en brazos y la llevó al otro lado del río, donde se despidió de ella y luego los dos monjes continuaron su viaje.

Durante el camino el monje que cumplió las reglas iba enfadado, recordando lo que había hecho su compañero.

Tras muchas horas de viaje y muchos kilómetros recorridos el primer monje seguía pensando en lo ocurrido y cuando no aguantó más su enojo, recriminó a su compañero por haber desobedecido las reglas.Le dijo: " sabes que te arriesgas  a ser expulsado, por haber deshonrado a la Congregación tocando y hablando a esa mujer .

El segundo monje le respondió:


“Yo solo, viendo que había un ser humano  en apuros traté de ayudarle lo mejor que pude. Tomé a la mujer en mis brazos, crucé el río  y la dejé en la otra orilla, pero veo qué tu  sigues cargando con ella”´

                                  ´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´´
Este cuento hay que observarlo con la perspectiva histórica que nos separa. Hoy por fortuna estamos camino de crear una sociedad igualitaria, de Personas, independientemente cualquier condición, o al menos eso quiero creer. Aunque surjan en distintos ámbitos integrismos anacrónicos que intenten convencer de lo contrario.

Lo que hoy nos enseña este cuento es que son nuestros pensamientos los que crean la realidad.En Coaching se dice    " según piensas, así sientes, y así actúas"
Debemos sentirnos libres de las creencias limitantes,  autoimpuestas o fruto de nuestra educación. Dejar hablar al corazón, cuando se trata de ayudar, de conectar con los demás y con nosotros mismos ... ¿Qué puede expresar mayor libertad que la frase de San Agustín " Ama y haz lo que quieras " ?
Debemos avanzar viviendo en el presente. En el aquí y ahora, dejando atrás aquellas cosas que nos impiden crecer.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Tranquilos y atentos como una rana.- Meditación para niños

Los niños de hoy suelen ser inquietos y dispersos. A algunos les cuesta conciliar el sueño, otros están incluso estresados. ¿Cómo ayudarlos a calmarse y relajarse? ¿Cómo lograr que se concentren en lo que hacen?
La meditación es una herramienta sencilla y eficaz, que se adapta perfectamente a las necesidades de los pequeños y les puede aportar beneficios inmediatos.
Este libro ofrece historias y ejercicios simples y breves que los niños podrán practicar a diario. Está dirigido a niños de 5 a 12 años y a sus padres, que pueden acompañarlos en su práctica.
La autora ha basado sus técnicas en el método de mindfulness desarrollado por Jon Kabat-Zinn. Los resultados han demostrado que los niños que practican estos ejercicios duermen mejor, están más concentrados y serenos y se sienten más seguros.
Incluye un CD con 11 meditaciones guiadas específicas para niños y niñas de 5 a 12 años, e imágenes a color.
La autora del libro, Eline Snel,  es una terapeuta holandesa que ha desarrollado un método de meditación específico para los niños. Fundadora de la Academia Holandesa para la Enseñanza de la Atención Plena, imparte cursos de capacitación para maestros, psicólogos, padres y niños. Las ventajas del método que ha implementado son tales que el Ministerio de Educación de Holanda ha decidido ofrecer esta formación a todos los maestros que lo deseen.

martes, 11 de febrero de 2014

El despertador motivador

Esta es la mejor manera de despertarse cada día.

El exceso de análisis conduce a la paralisis


Me gusta este cuento sufí por que creo que refleja lo que nos ocurre a muchos de nosotros cuando por exceso de previsiones, nunca llegamos  a la acción. Creo que es excelente para meditar sobre la razón y la acción.
La Realidad es siempre mas sencilla de lo que imaginamos.


De entre todos los pueblos que el Mullah Nasrudín visitó en sus viajes, había uno que era especialmente famoso porque a sus habitantes se les daban muy bien los números. Nasrudín encontró alojamiento en la casa de un granjero. A la mañana siguiente, se dio cuenta de que el pueblo no tenía pozo. Cada mañana, alguien de cada familia del pueblo cargaba uno o dos burros con garrafas vacías y se iban a un riachuelo que estaba a una hora de camino, llenaban las garrafas y las traían de vuelta al pueblo, lo que les llevaba otra hora más.

"¿No sería mejor si tuvierais agua en el pueblo?", preguntó el Mullah al granjero de la casa en la que se alojaba.

"¡Por supuesto que sería mucho mejor!", dijo el granjero. "El agua me cuesta cada día dos horas de trabajo para un burro y un chico que lleva el burro. Eso hace al año mil cuatrocientas sesenta horas, si cuentas tanto las horas del burro como las del chico. Pero si el burro y el chico estuvieran trabajando en el campo todo ese tiempo, yo podría, por ejemplo, plantar todo un campo de calabazas y cosechar cuatrocientas cincuenta y siete calabazas más cada año, que al precio actual alcanzarían para comprar vaca y media".

"Veo que lo tienes todo bien calculado", dijo Nasrudín admirado. "¿Por qué, entonces, no construyes un canal para traer el agua al río?"

"¡Eso no es bien simple!", dijo el granjero. "En el camino hay una colina que deberíamos atravesar. Si pusiera a mi burro y a mi chico a construir un canal en vez de enviarlos por el agua, les llevaría quinientos años si trabajasen dos horas al día. Sólo me quedan otros treinta años más de vida, meses más, meses menos, u otros 6 y 3/4 si dejo el tabaco. Así que me es más barato enviarles por el agua."

"Sí, pero, ¿es que serías tú el único responsable de construir un canal? Sois muchas familias en el pueblo."

"Claro que sí", dijo el granjero. "Hay cien familias en el pueblo. Si cada familia enviase cada día dos horas un burro y un chico, el canal estaría hecho en cinco años. Y si trabajasen diez horas al día, estaría acabado un año".

"Entonces, ¿por qué no se lo comentas a tus vecinos y les sugieres que todos juntos construyáis el canal?"

"Pues... - prendiendo otro cigarro - ... Mira, si yo tengo que hablar de cosas importantes con un vecino, tengo que invitarle a mi casa, ofrecerle té y azúcar, hablar con él del tiempo y de la nueva cosecha, luego de su familia, sus hijos, sus hijas, sus nietos. Después le tengo que dar de comer y después otro té con galletas y él tiene que preguntarme entonces sobre mi granja y sobre mi familia para finalmente llegar con tranquilidad al tema y tratarlo con cautela. Eso lleva un día entero. Como somos cien familias en el pueblo, tendría que hablar con noventa y nueve cabezas de familia. Estarás de acuerdo conmigo que yo no puedo estar noventa y nueve días seguidos discutiendo con los vecinos. Mi granja se vendría abajo. Lo máximo que podría hacer sería invitar a un vecino a mi casa por semana. Como un año tiene sólo cincuenta y dos semanas, eso significa que me llevaría casi dos años hablar con mis vecinos.

Conociendo a mis vecinos como les conozco, te aseguro que todos estarían de acuerdo con hacer llegar el agua al pueblo, porque todos ellos son buenos con los números. Y como les conozco, te aseguro, cada uno prometería participar si los otros participasen también. Entonces, después de dos años, tendría que volver a empezar otra vez desde el principio, invitándoles de nuevo a mi casa y diciéndoles que todos están dispuestos a participar".

"Vale", dijo el Hodja, "pero entonces en cuatro años estaríais preparados para comenzar el trabajo. ¡Y al año siguiente, el canal estaría construido!"

"Hay otro problema", dijo el granjero. "Estarás de acuerdo conmigo que una vez que el canal esté construido, cualquiera podrá servirse del agua, tanto si ha o no contribuido con su parte de trabajo correspondiente."

"Lo entiendo", dijo Nasrudín. "Incluso si quisierais, no podríais vigilar todo el canal."

"Pues no", dijo el granjero. "Cualquier avispado que se hubiera librado de trabajar, se beneficiaría de la misma manera que los demás y sin costo alguno".

"Tengo que admitir que tienes razón", dijo Nasrudín.

"Así que como a cada uno de nosotros se nos dan bien los números, intentaremos escabullirnos. Un día el burro no tendrá fuerzas, otro día el chico de alguien tendrá tos, otro la mujer de alguien estará enferma, y el niño y el burro tendrán que ir a buscar al médico...

Como a nosotros se nos dan bien los números, intentaremos escurrir el bulto. Y como cada uno de nosotros sabe que los demás no harán lo que deben, ninguno mandará a su burro o a su chico a trabajar. Así que la construcción del canal ni siquiera se empezará..."

"Tengo que reconocer que tus razones suenan muy convincentes", dijo Nasrudín que se quedó pensativo por un momento, pero de repente exclamó: "Conozco un pueblo al otro lado de la montaña que tenía el mismo problema que vosotros tenéis. Pero ellos tienen un canal desde hace ya veinte años."

"Efectivamente", dijo el granjero, "pero a ellos no se les dan bien los números... "


" el exceso de análisis lleva a la parálisis".