domingo, 30 de junio de 2013

Los diamantes de nuestra vida



Cuentan que una vez un hombre caminaba por la playa en una noche de luna llena mientras pensaba:

“Si tuviera un coche nuevo, sería feliz”
” Si tuviera una casa grande, sería feliz”
” Si tuviera un excelente trabajo, sería feliz”
” Si tuviera pareja perfecta, sería feliz”
En ese momento, tropezó con una bolsita llena de piedras y empezó a tirarlas una por una al mar cada vez que decía: “Sería feliz si tuviera…”
Así lo hizo hasta que solamente quedaba una piedrita en la bolsa, la cual guardó. Al llegar a su casa se dio cuenta de que aquella piedrecita era un diamante muy valioso. ¿Te imaginas cuantos diamantes arrojó al mar sin detenerse y apreciarlos?
Cuántos de nosotros pasamos arrojando nuestros preciosos tesoros por estar esperando lo que creemos perfecto o soñado y deseando lo que no se tiene, sin darle valor a lo que tenemos cerca nuestro?
Mira a tu alrededor y si te detienes a observar te darás cuenta cuan afortunado eres, muy cerca de ti está tu felicidad, y no le has dado la oportunidad de demostrarlo.
Observa la piedrecita, que puede ser un diamante valioso. Cada uno de nuestros días es un diamante precioso, valioso e irreemplazable. Depende de ti aprovecharlo o lanzárlo al mar del olvido para nunca más poder recuperárlo.

sábado, 29 de junio de 2013

La bruja mala del "es que....."

Cuenta la leyenda que en aquel lejano lugar vivía un bruja mala, de las de medias de rayas y verrugas en la nariz; la bruja mala del "es que".
Cuando los niños que allí vivían cumplían su primer año eran visitados por la bruja mala del "es que", quien les regalaba un inmenso saco lleno de "es que"s de todas las formas y colores, listos para utilizar a lo largo de toda su vida. Cada saco que los niños recibían contenía "es que"s grandes y pequeños, "es que"s enrevesados y "es que"s sencillos, oscuros y brillantes, "es que"s musicales, graves y agudos,...
A partir de ese día, los niños aprendían a colocar cada mañana varios "es que"s en su mochila o en sus bolsillos, y no dudaban en sacarlos y mostrarlos cada vez que necesitaban justificar su comportamiento.
Los "es que"s eran inagotables, incluso parecían multiplicarse a medida que los años pasaban y, ya adultos, aquellos que en su día fueron niños, seguían llenándose los bolsillos con varios "es que"s cada día.
Todos estaban contentos de poseerlos, ya que resultaban muy valiosos a la hora de encontrar excusas externas que les libraran de temas complejos, comprometidos o que requerían algún tipo de esfuerzo.
De este modo, los niños iban creciendo en su cómodo afán de buscar razones ajenas para sus propias acciones.
Pero quiso el destino que un día ocurriera algo inesperado. El día que el pequeño "Voy a" cumplía su primer año, la bruja mala del "es que" cayó enferma y no pudo llevarle su regalo porque "es que" estaba en la cama con fiebre!!
Y así fue como "Voy a" no recibió su preciado regalo de cumpleaños y tuvo que desenvolverse en la vida sin su saco de "es que"s.
"Voy a" era un niño peculiar, un tanto extraño diría yo. ¡Tenía la mala costumbre de hacer preguntas! Y no preguntas corrientes, no, hacía preguntas consumidoras de "es que"s. Un día, por ejemplo, se encontró con un compañero de clase que lloraba sentado en un escalón:
- ¿Qué te ocurre? - le preguntó "Voy a".
- "Es que" me han puesto un cero en la redacción - contestó el niño entre sollozos.
- ¿Cómo ha sido eso?
- "Es que" no la entregué.
- ¿Qué pasó para que no la entregaras?
- "Es que" mi perro se puso a jugar y sin darse cuenta, la destrozó.
- ¿Quieres decir que tu perro destrozó tu redacción, no la entregaste, te han puesto un cero y ahora lloras?
Además de preguntar, a "Voy a" le gustaba resumir, aunque cuando resumía de esta manera, los niños se sentían incómodos...
- Sí, "es que"....- el niño rebuscó en sus bolsillos, ansioso por encontrar el "es que" adecuado. Pero antes de que pudiera encontrarlo, "Voy a" lanzó su última pregunta, aquella con la que solía acabar las conversaciones...
- Y, ¿qué vas a hacer?
El niño sintió una punzada en el pecho, como si se ahogara. Abrió su mochila y revolvió ansioso su interior en busca de un "es que" que poder utilizar. Al fondo, debajo del estuche, encontró un "es que" pequeñito..
- "Es que" no me entiendes - respondió rápidamente y salió corriendo, no fuera a ser que "Voy a" le siguiera preguntando.
Este tipo de episodio se repetía con cierta frecuencia. Los niños procuraban meter cada día más "es que"s en su mochila pero, al final del día, tras una breve conversación con "Voy a", tan sólo quedaba el recuerdo del eco en su interior.
Los "es que"s se agotaban tan rápidamente que los niños y mayores del lugar comenzaron a usarlos cada vez con menos frecuencia, temiendo que se les acabaran.
La bruja mala del "es que", verde de rabia y amarilla de envidia, al ver que su poder iba disminuyendo día a día bajo las demoledoras preguntas de "Voy a" decidió presentarse ante él con un gran saco de "es que"s, los más lujosos y brillantes que tenía, dispuesta a regalárselos.
- ¿Qué quieres? - preguntó "Voy a" al verla llegar tan cargada.
- "Es que" no pude hacerte tu regalo el día de tu primer cumpleaños.
- Gracias, no importa - contestó "Voy a" con amabilidad.
- "Es que" tenía que habértelo dado pero "es que" estaba enferma. "Es que" hacía frío y no me abrigué lo suficiente. Sé que debería haberme abrigado pero "es que" estaba entretenida y no me di cuenta. "Es que" no me acordaba de que era tu cumpleaños ese día porque suelo anotarlo pero "es que" no encontraba el boli y lo dejé para más tarde.. - la bruja continuó dando explicaciones inconexas, usando "es que" tras "es que" hasta que, sin darse apenas cuenta, el saco que traía como presente para "Voy a", fue disminuyendo de tamaño.
"Voy a" estaba atento, escuchando cada una de sus palabras, mirándola con sus profundos ojos negros. La voz de la bruja se iba haciendo cada vez más y más aguda y su cuerpo parecía ir menguando a medida que los "es que"s de su saco iban saliendo para desvanecerse en el aire.
Finalmente, con voz serena pero firme y una dulce sonrisa en su cara, "Voy a" le dijo:
- No necesito tus "es que"s, bruja. He aprendido a asumir mis propias responsabilidades. Sé que hay cosas que no dependen de mí y las asumo, pero siempre encuentro algo que yo puedo hacer que sí depende enteramente de mí. Me siento feliz de controlar mi propia vida, de tomar mis propias decisiones y de asumir las consecuencias de mis acciones. Y tú, ¿qué vas a hacer?
Nadie sabe a ciencia cierta qué ocurrió entonces. Algunos hablan de una fuerte tormenta que levantó a la bruja por los aires y se la llevó a otro lugar aún mucho más lejano. Otros dicen que se derritió quedando en el suelo, a los pies del niño, tan sólo sus medias de rayas y que por eso desde entonces puede verse dibujado un paso de cebra en ese mismo lugar. Lo cierto es que nunca más se supo de la bruja mala del "es que" y que, a partir de entonces, los niños que allí nacían no volvieron a recibir su preciado regalo en el día de su primer cumpleaños.
"Voy a" fue, poco a poco y a través de sus preguntas acabando con todos los "es que"s que aún quedaban. Y dedicó su vida a hacer que los habitantes de aquel lejano lugar aprendieran a tomar conciencia de su propia realidad, buscaran nuevas opciones y asumieran la responsabilidad de sus propios comportamientos.
Y tú, ¿qué vas a hacer?

viernes, 28 de junio de 2013

¿Quien mató al amor?


Hubo una vez en la historia del mundo un día terrible en el que el odio que es el rey de los malos sentimientos los defectos y las malas virtudes, convocó a una reunión urgente con todos ellos. Todos los sentimientos negros del mundo y los deseos mas perversos del corazón humano llegaron a esta reunión con curiosidad de saber cual era el propósito.
Cuando estuvieron todos habló el Odio y dijo "Los he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien".
Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el odio el que estaba hablando y el siempre quiere matar a alguien, sin embargo todos se preguntaban entre si, quién seria tan difícil de matar para que el odio los necesitara a todos.
¡Quiero que maten al Amor¡ dijo. Muchos sonrieron malévolamente pues más de uno le tenia ganas.
El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo: "Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto, provocaré tal discordia y rabia que no lo soportará".
Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Carácter quedaron muy decepcionados. "Lo siento, lo intenté todo pero cada vez que yo sembraba una discordia el amor la superaba y salía adelante".
Fue cuando muy diligente se ofreció la Ambición que haciendo alarde de su poder dijo: En vista de que el Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviare la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y por el poder, eso nunca lo ignorara".
Y empezó la Ambición el ataque hacia su victima, quién efectivamente cayó herida, pero después de luchar por salir adelante, renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo.
Furioso el Odio por el fracaso de la Ambición envió a los celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas, situaciones para despistar al Amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas.
Pero el Amor confundido lloró, y pensó que no quería morir y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos y los venció.
Año tras año, el odio siguió en su lucha enviando a sus mas hirientes compañeros, envió a la Frialdad, al Egoísmo, a la Indiferencia, la Pobreza, la Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre, porque cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerza y todo lo superaba.
El Odio convencido de que el Amor era invencible les dijo a los demás: "Nada que hacer. El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos".
De pronto, de un rincón del salón se levantó un sentimiento poco conocido y que vestía todo de negro con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era fúnebre como el de la muerte: "Yo mataré al Amor" dijo con seguridad. Todos se preguntaron quién era ese que pretendía hacer solo, lo que ninguno había podido. El Odio dijo "ve y hazlo".
Tan solo había pasado algún tiempo cuando el odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles después de mucho esperar que por fin EL AMOR HABÍA MUERTO.
Todos estaban felices pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero negro hablo: "Ahí les entrego al Amor, totalmente muerto y destrozado" y sin decir más se marchó.
¡Espera! dijo el Odio, en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿Quien eres?. El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo:
SOY LA RUTINA.

jueves, 27 de junio de 2013

Sobre la incoherencia...o cómo volver locos a nuestros hijos

 
Me quiero centrar  en esos mensajes colmados de bondad, generosidad, prudencia, constancia, paciencia, etc., que transmitimos a nuestros hijos día a día. Toda una declaración de principios…cuyo propósito a veces parece ir dirigido a tomarles el pelo.
Porque, ¿cuánto de coherencia hay entre lo que decimos y lo que hacemos?
Enseñamos a los niños que deben ser cuidadosos, cumplir las leyes y mirar a ambos lados al cruzar…mientras que cuando vamos con ellos aceleramos como alma que lleva el diablo ante un paso de cebra en rojo. 
Sermoneamos continuamos con la frase “no hay cosa que más odie que la mentira”, y al cabo del rato, cuando llama la suegra -para nuestra niña, su querida abuela- con toda la desfachatez del mundo, al tiempo que bajamos el volumen de la tele, le suplicamos en voz baja “dile que ahora no puedo ponerme, que estoy con la cena”.
Explicamos a nuestros niños que debemos ayudar a mamá, porque todos somos iguales y las tareas hay que dividirlas al tiempo que pegamos un frenazo y gritamos por la ventanilla del coche “¡Pero es que tú no miras!!!! No hay mujer que sepa conducir bien!!!”
Nos cabreamos cuando nos avisan del colegio porque nuestro vástago se ha peleado con alguien y le exhortamos sobre el valor de la comunicación y el compañerismo. Ello no es óbice para que, cuando el sábado vamos a verle en su partido semanal de fútbol arenguemos contra el árbitro dedicándole cumplidos tan espléndidos que comprenden a gran parte de su familia, a voz en grito si es posible.
Los ejemplos podrían ocupar al menos un volumen de la Enciclopedia Británica.
Y luego, que nos llame el director del colegio para quejarse del niño que, en caso de darle el beneficio de la duda, miraremos al cielo con las manos extendidas y gesto desesperado preguntaremos “¡Pero a quién habrá salido este niñooooo!!”.
Nadie dijo que ser padre sea fácil. Y ser coherente es tarea ardua. Pero que nos quede claro un axioma: a los niños no se les puede educar con las máximas del “haz lo que digo y no lo que hago”.
Niños y niñas son auténticas esponjas. Son conjuntos de sensores humanos activados todo el día (y parte de la noche). Viven una etapa que debería ser (ójala lo fuera para todos) maravillosa. Todos los días aprenden algo, descubren algo, empiezan a formar parte de algo, razonan, atan cabos, plantean hipótesis, refutan… La plasticidad neuronal en estos años está en la cúspide de su desarrollo.Nada les cae en saco roto.
Es necesario estimular al niño, pero estimularlo de forma correcta. Son unas fieras en captar la información por cualquiera de las vías que les llegue pero, ¿cómo van a saber actuar cuando las informaciones que les llegan son contradictorias?
Durante esta etapa de la vida, los progenitores son lo más alto de la jerarquía de su pequeño gran mundo, tanto en autoridad como en admiración. Sus indicaciones y transmisiones por tanto, tendrán la misma carga de importancia. No podemos educar niños seguros si deben debatirse entre dos opuestos que no entienden.
Por concluir, ser padres no es fácil, y eso ya lo sabíamos. Pero que es una responsabilidad prioritaria que no podemos esquivar, también. Intentemos educar por tanto en los valores que cada uno crea, pero en palabra y acto, de forma que podamos dejarles al menos el legado de una sociedad con algo de congruencia y lógica. Yo me quedo con este lema. “Que lo que haga cada vez se parezca más a lo que pienso”. Ahí es nada. Pero ¿por qué no?

miércoles, 26 de junio de 2013

Tu ventana


Una pareja de recién casados, se mudó para un barrio muy tranquilo. En la primera mañana en la casa, mientras tomaba café, la mujer reparó a través de la ventana, que una vecina colgaba sábanas en el tendedero.
¡Que sábanas tan sucias cuelga la vecina en el tendedero! Quizás necesita un jabón nuevo… ¡Ojalá pudiera ayudarla a lavar las sábanas!
El marido miró y quedó callado.
Y así, cada dos o tres días, la mujer repetía su discurso, mientras la vecina tendía sus ropas al sol y el viento.
Al mes, la mujer se sorprendió al ver a la vecina tendiendo las sábanas limpias, y dijo al marido:
¡Mira, ella aprendió a lavar la ropa! ¿¿Le enseñaría otra vecina??
El marido le respondió:
¡No, hoy me levanté más temprano y lavé los vidrios de nuestra ventana
Y la vida es así. Todo depende de la limpieza de la ventana, a través de la cual observamos los hechos. Antes de criticar, quizás sería conveniente chequear si hemos limpiado nuestro corazón para poder ver más claro.
Entonces podremos ver claramente la limpieza del corazón de los demás …

martes, 18 de junio de 2013

Mis problemas no son mas importantes que mi vida



Cuando tengas algún problema y estés desilusionado…..... 
Respira profundamente. Siéntate en silencio. Medita.
A veces me encuentro a personas que se sienten tan desilusionadas, que lo único que quieren es tumbarse en la cama y pasar horas y horas en ella. No sienten fuerzas para levantarse, la vida les parece vacía y sin sentido. Debes aprender a diferenciar. Una cosa es tu vida y otra cosa son tus problemas. 
Si sólo vas a sonreír cuando no tengas ningún problema… te arriesgas a no sonreír nunca, porque siempre nos encontraremos con algún impedimento, con alguna piedra en nuestro camino. 
Dedica tiempo a buscar soluciones y no tanto en lamentarte. 
Sé pasión en acción y no miedo en la espera.
Caer en depresión es manifestar: “MIS PROBLEMAS SON MAS IMPORTANTES QUE MI VIDA”
Sea cual sea tu problema, debes buscar la solución sin perderte el AQUÍ y AHORA. Es la única manera para no perderte tu propia vida y para que encuentres la solución de una manera más inmediata. 
Suele pasar, efectivamente, que la solución la tienes delante de ti, pero por tus quejas y lamentos, no la consigues ver.
En calma, con serenidad… podrás afrontar cualquier circunstancia. En un estado neurótico, de puro nerviosismo y descontrol… no sólo no podrás dar, ni de lejos, lo mejor de ti… sino que además empeorarás el problema y te meterás en un callejón sin salida. 

domingo, 16 de junio de 2013

El elefante encadenado


Cuando yo era chico me encantaban los circos y lo que mas me gustaba de los circos eran los animales. También a mí, como a otros, después me enteré que me llamaba la atención el elefante.
Durante la función la enorme bestia hacia despliegue de su peso tamaño y fuerza descomunal...pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.
Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría con facilidad arrancar la estaca y huir.
El misterio es evidente : ¿ Qué lo mantiene entonces ¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia :
Si está amaestrado ¿Por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca...y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta : EL ELEFANTE DEL CIRCO NO ESCAPA PORQUE HA ESTADO ATADO A UNA ESTACA PARECIDA DESDE QUE ERA MUY, MUY PEQUEÑO.
Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.
Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar y también al otro y al que le seguía....Hasta
que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree - pobre - que NO PUEDE.
El tiene el registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás...jamás....intentó poner a prueba su fuerza otra vez.
Vivimos creyendo que un montón de cosas "no podemos" simplemente porque alguna vez, antes, cuando éramos chiquitos, alguna vez probamos y no pudimos. Hicimos entonces, lo del elefante : grabamos en nuestro recuerdo: NO PUEDO....NO PUEDO Y NUNCA PODRE. Hemos crecido portando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos a intentar.
Cuando mucho, de vez en cuando sentimos los grilletes, hacemos sonar las cadenas o miramos de reojo la estaca y confirmamos el estigma : " NO PUEDO Y NUNCA PODRE " Vivimos condicionados por el recuerdo de otros, que ya no somos y no pudieron.Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón.....TODO TU CORAZÓN".
(Fuente: JORGE BUCAY)

sábado, 15 de junio de 2013

El cuento de Pipo y Pop


Esta es la historia de Pipo y Pop, dos amigos cuya mayor ilusión era llegar a ser grandes actores de fama mundial. En secreto, los dos se imaginaban poniendo sus huellas en el Paseo de las Estrellas de Hollywood. Se veían recibiendo un "Oscar al Mejor Actor" y siendo aclamados por el público. Incluso algunas veces, cuando en el recreo les daba el sol en la cara, imaginaban que eran las cámaras de fotos de sus fans las que cegaban sus ojos.

Lo cierto es que Pop tenía un don especial para el teatro. Le gustaba actuar y en el colegio siempre le elegían para representar los papeles principales de todas las obras. Era un chico muy popular. Todos le alababan y le decían lo bueno que era. Pop se tomaba muy en serio su afición y ponía todo su corazón en cada obra.
Por su parte, Pipo también era bastante buen actor, aunque quizás no tanto como Pop. Pipo sabía que aún tenía mucho que aprender. Solía fijarse en cómo su actor favorito era capaz de expresar los sentimientos del personaje al que representaba. Veía todas sus películas una y otra vez, descubriendo nuevos detalles de los que podría aprender. Y en el colegio, no dudaba en preguntar a su profesor de teatro cómo mejorar su oratoria o su capacidad de improvisar. Pipo era muy trabajador y constante.
Un día llegó al colegio un niño nuevo. Al parecer, el niño ya había hecho varios anuncios en televisión e incluso había participado con un pequeño papel en una obra de teatro que se había representado a nivel nacional. Por supuesto, nada más llegar, todas las miradas se centraron en él. Era la nueva estrella del momento. Hizo las pruebas para entrar en el grupo de teatro del colegio y, como no podía ser de otra manera, no sólo le admitieron sino que le ofrecieron el papel protagonista de la nueva obra que se representaría a final de curso.
Pop estaba desolado. Siempre había sido él el protagonista y ahora...Los primeros días intentó demostrar a su profesor lo bueno que era, poniendo todo su empeño durante los ensayos. Se esforzaba mucho, ponía toda su energía, pero el niño nuevo era mejor que él, o al menos eso decía el profesor. Definitivamente, le había cogido manía. Ya sólo quedaba esperar que un resfriado impidiera al nuevo participar en la obra el día del estreno.
Pipo, al que como en otras ocasiones le habían dado un papel secundario en la obra, se fijó en cómo el niño nuevo era capaz de modular su voz y en cómo se movía por el escenario. Pipo se propuso mejorar, tomando como modelo al niño nuevo. ¡Qué suerte poder contar con él! Tener tan cerca a un buen actor como él era una gran oportunidad. Pipo se fue fijando en cosas muy concretas que podía mejorar de cara al día de la función y pidió ayuda a su profesor para que le enseñara cómo hacerlo.
Poco a poco, Pipo fue cogiendo confianza. Sabía qué cosas hacía bien y estaba trabajando en aquellas que aún podía mejorar. Sentía que cada día se iba convirtiendo en un mejor actor.
El día del estreno el niño nuevo estaba perfectamente sano e hizo una representación brillante. El que dijo no sentirse bien fue Pop, al que empezó a dolerle la barriga y no pudo salir a escena. ¡Menos mal que pudieron sustituirle en el último minuto!
Pipo tuvo una actuación espectacular. Todos comentaron lo mucho que había avanzado durante el curso y lo bien que lo había hecho.
En los años siguientes, Pipo continuó su desarrollo como actor fijándose objetivos personales de mejora y trabajando sobre ellos. No sabía si algún día llegaría a ser un actor famoso pero disfrutaba actuando y se había propuesto hacer todo lo que estuviera en su mano para lograrlo.
Pop, sin embargo, dejó el grupo de teatro. En realidad era una pérdida de tiempo. Con lo que él se había esforzado y al final ser protagonista sólo dependía de la decisión de un profesor que le había cogido manía. Era frustrante. Al final, pensó Pop, eso de ser actor famoso tan sólo era una tontería, un sueño infantil.
¿Con cual de los dos niños te identificas en la conquista de tus sueños?
(Fuente: www.pon1coachentuvida.es)

miércoles, 12 de junio de 2013

Un cambio de mirada: de victima a responsable


Actuar como víctima puede ser una buena excusa para no hacer lo que queremos hacer, ya que le estamos dando todo el poder al otro. Sólo con un “cambio de observador o de gafas” podremos encontrar nuevas posibilidades y soluciones
Cuando nuestros hijos son pequeños y se dan un golpe o se caen, lo primero que hacemos los de alrededor antes de que el niño rompa a llorar, es animarles a dar una patada o pegarle al suelo, a la mesa, al escalón o a lo que hubiera "ocasionado" su caída. Y el niño tan contento va y lo hace diciendo "malo, malo". Qué mejor consuelo que culpar “al otro” de lo que ha pasado. La culpa está fuera, el escalón ocasionó la caída, es malo por haberlo hecho y el niño no pudo hacer nada para evitarlo. Es la víctima.
Y cuando lo trasladamos al mundo empresarial nos encontramos con situaciones parecidas. Al actuar como víctimas culpabilizamos a los demás de lo que nos pasa "mi jefe no me deja crecer", "un compañero me tiene envidia", "Juan es un trepa" "no tenía otra alternativa" etc, etc. Y el actuar como víctima puede ser una buena excusa para no hacer lo que queremos hacer o tenemos miedo de hacer, ya que le estamos dando todo el poder al otro. Dependemos de lo que el otro haga y por lo tanto la solución no está en nuestras manos.
Es verdad que algunas veces nos enfrentamos a situaciones que escapan a nuestro control. Sin embargo en la mayor parte de las ocasiones si existen diferentes posibilidades de actuación, incluso ante aquellas que no hemos generado nosotros. Cuando nos hacemos responsables de nuestros actos, somos nosotros los que tomamos el control de nuestra vida. Nos da poder porque entendemos que nuestras acciones tienen influencia sobre los acontecimientos. Soy yo el que actúo de una forma u otra, soy yo el que puedo ver y generar otras alternativas, y soy yo el que estoy gestionando el tiempo adecuado o inadecuadamente.
Ante mismas acciones mismos resultados, por lo que para lograr esta transformación es necesario cambiar el punto de vista, lo que llamamos en coaching es hacer un "cambio de observador o de gafas". Sólo así podremos encontrar nuevas posibilidades y soluciones y poner en marcha nuevas acciones. Acciones desde la responsabilidad, sin resentimiento, dónde podamos influir sobre los resultados.
Ésta es justamente la esencia de un proceso de coaching, el buscar nuevas formas de observar, de ampliar la mirada para encontrar alternativas que antes no veía. El comprometerse con uno mismo y con los demás. Porque aunque no hayamos generado la situación, si debemos ser los creadores de nuestra propia realidad. Es nuestra decisión abordarlo de una forma u otra.

Sólo hace falta un CAMBIO DE MIRADA.

martes, 4 de junio de 2013

El triple filtro




Sócrates tenía una alta reputación y era muy estimado por su elevado conocimiento.
Un día un conocido del gran filósofo se le aproximó y dijo:
- “Sócrates, ¿sabes lo que acabé de oír sobre aquel tu amigo?”
- “Espera un minuto,” – respondió Sócrates – “antes que digas alguna cosa me gustaría hacerte una pregunta. Se llama la Pregunta del Triple Filtro.”
- “¿Triple filtro?”
- “Si,” continuó Sócrates, “antes que hables de mi amigo,tal vez sería una buena idea parar un momento y filtrar aquello que vas a decir. Por eso le llamé el Triple Filtro. Y continúo: “El primer filtro es la VERDAD. ¿Tienes la certeza absoluta de que aquello que me vas a decir es perfectamente verdadero?”
- “No, dijo el hombre, lo que sucede es que oí decir que…”
- “Entonces, ” – dice Sócrates, “no sabes si es verdad. Pasemos al segundo filtro , que es la BONDAD. ¿Lo que me vas a decir sobre mi amigo es BUENO?
- “No mucho, al contrario…”
- “Entonces, continuó Sócrates, quieres decirme algo malo sobre él y aún por encima no sabes si es verdadero o no?? Pero bien, puede ser que aún pases el tercer filtro: El último filtro es la UTILIDAD. ¿Lo que me vas a decir sobre mi amigo será útil para mí?”
- “No, creo que no…”
- “Bien, ” – concluyó Sócrates – “si lo que me dirás no es NI BUENO, NI ÚTIL, Y MUCHO MENOS VERDADERO, ¿para que decírmelo?”
Usemos el Triple Filtro en nuestra vida diaria cada vez que fuésemos a hablar sobre alguien.

domingo, 2 de junio de 2013

Es tu decisión




Cuenta el periodista Sidney Harris que un día acompañó a un amigo a buscar el periódico a su puesto habitual. 
Cuando llegó al puesto su amigo saludó amablemente al vendedor y le pidió el periódico. 
El vendedor le contestó de manera brusca y desconsiderada y se lo dio despectivamente. 
Su amigo, no obstante, sonrió, le dio las gracias y le deseó un buen fin de semana.
Al marchar, Sidney le dijo a su amigo: 
- Dime una cosa, ¿este vendedor es siempre tan maleducado?
- Si, respondió su amigo, suele comportarse habitualmente así.
- Entonces, ¿Por qué eres tan amable con una persona así?
- Muy sencillo, PORQUE NO QUIERO QUE SEA ÉL QUIEN DECIDA COMO ME DEBO COMPORTAR YO

"Nosotros decidimos cuándo, dónde, de qué forma, y con quién, vamos a mostrar lo que sentimos".
Es esencial que tomemos el control y el timón de nuestra energía emocional puesto que es peligroso dejar en manos de otros o de las situaciones externas algo tan importante como es nuestro equilibrio emocional. Se trata de decidir qué tipo de persona queremos ser y, en función de esta elección, pasar a la acción coherente, aunque no sea fácil.

sábado, 1 de junio de 2013

¿Debemos cuidar de nuestros padres ancianos?


En mi opinión, los padres ancianos se las pueden arreglar muy bien sin sus hijos. Dicho de otra forma: no necesitan tanto a los hijos como estos, muchas veces, se imaginan.
Cuando transmitimos a nuestros mayores que "necesitan" de nuestros cuidados y atenciones, les estamos contagiando la absurda idea de que son débiles e incapaces de ser felices por su cuenta.
Pero lo cierto es que todas las personas tienen una gran capacidad para disfrutar de la vida, para hacer proyectos, para divertirse... a no se que ellos mismos se digan lo contrario y se convenzan de que no es así.
Sin embargo, especialmente en nuestra sociedad, existe la idea de que los ancianos son unos seres incapaces que siempre necesitan la ayuda de los demás para subsistir. De hecho, impera la creencia de que las personas con alguna debilidad o incapacidad tienen muchas dificultades para realizarse como personas: los  enfermos, los discapacitados físicos y psíquicos ...Y vemos que eso no tiene porque ser así. ¡Las oportunidades de hacer cosas valiosas es enorme en prácticamente todas las circunstancias!.
Las personas con alguna dificultad especial pueden asociarse para hacer que la vida sea mas sencilla y encontrar un gran sentido a su vida precisamente en esa colaboración. En los grupos de trabajo de la ONCE y otras Asociaciones de Discapacitados, hay montones de personas maravillosas que hacen de su vida algo hermosísimo a partir de la colaboración entre ellos. Casi diría que tienen vidas mucho mas interesantes que la mayoría de las existencias de personas "normales". Sus vidas están entregadas al grupo, a apoyar a sus compañeros.
¡ Los ancianos también pueden hacerlo!. Las personas mayores también pueden asociarse, vivir en comunidad en espacios donde disfrutar de la vida, en vez de acumular herencias para sus hijos, pueden enamorarse, tener una vida sexual satisfactoria, viajar,  cultivarse...Y las adversidades que pueden encontrar son oportunidades para ayudarse los unos a los otros.
Pero si en vez de eso les transmitimos la idea de que son débiles  son una inutilidad y no tienen opciones para vivir la aventura de la vida...así será. Si se convencen de esas ideas terribilizadoras, se pasarán el resto de su vida añorando su pasado, quejándose  lamentándose de sus carencias. Y lo peor de todo sin ganas de colaborar con la gente de su edad, ya que los verán , a su vez, como personas inútiles y desechables.
Si vemos las cosas de esta forma, entonces, la idea de que tenemos la obligación de atender a nuestros padres ancianos desaparece.
¡ Ellos no nos necesitan para ser felices! 
Podemos visitarlos, hacer cosas juntos, vivir con ellos, pero no como una obligación  sino como una fructífera relación, un tiempo compartido