sábado, 24 de enero de 2015

La formula de la felicidad


Dedicarme al Coaching es lo mejor que he hecho en mi vida. Me llena de energía, me hace sentir viva, feliz. No he encontrado ninguna otra cosa en la vida que me haga sentir como me hace sentir el Coaching. Además,  los mails, las cartas y testimonios que recibo  de mis clientes me indican que estoy haciendo lo que tengo que hacer. Es lo que  en empresa se denomina Misión o Propósito.
Comparto con vosotros esta reflexión tan personal porque una de las claves para Ser Feliz, es hacer lo que nos apasiona, lo que nos gusta. Y si encima podemos hacer de lo que nos gusta nuestra profesión no habrá nada que nos pueda hacer más felices.
Como sabemos el fin último del ser humano es ser feliz. Estamos hechos para ser felices. Los investigadores de La Felicidad entre los que se encuentran, Sonja Lyubomirsky, Ed Dienes,  Martin Seligman o uno de mis maestros Deepak Chopra  han elaborado la llamada fórmula de la felicidad. Según dichos investigadores la fórmula es la siguiente:
Felicidad=Predisposición + condiciones de vida + actividades voluntarias.  
Podemos decir que la predisposición  es nuestra carga genética y los condicionamientos de nuestros primeros años de vida. Es decir, en cierta medida estamos predispuesto  o no para ser más o menos felices. Pero en un porcentaje bastante bajo y además reversible. Por otro lado están nuestras condiciones de vida, esto son las cosas que ocurren en nuestra vida. Como ejemplo me gusta poner un estudio que se desarrolló hace unos años con personas que habían ganado la lotería. Este estudio demostró que  al principio los ganadores se sentían felices, pero al cabo de un año regresaban a su grado normal de felicidad, al que tenían antes de ganar la lotería.  Las condiciones de vida sólo representan entre el siete y el doce por ciento de nuestra experiencia de la felicidad.
Entonces; ¿qué es lo que realmente determina que seamos felices o no? La última parte de la fórmula. Las actividades voluntarias, las cosas que elegimos hacer en nuestra vida cotidiana. Esto es lo que en gran medida determina nuestro estado de felicidad.
(Fuente: Montserrat Hidalgo)

viernes, 23 de enero de 2015

4 cosas que las personas de éxito hacen a primera hora de la mañana


Las primeras horas de la mañana pueden jugar un papel importante en cómo se desarrolle el resto del día. Asesores personales de muchos directores ejecutivos de empresas, grandes políticos y otras personas influyentes, como Jennifer Cohen (columnista del diario Forbes y entrenadora personal), afirman que la mayoría siguen el patrón común de levantarse temprano y aprovechar las primeras horas del día.
En el extremo se encuentran personajes como Margaret Thatcher, que se despertaba todos los días a las 5 am o Robert Iger, CEO de Disney, que se levanta a eso de las 4:30 am. Sin embargo, al contrario de lo que podemos pensar, empezar el día tan pronto no significa empezar a trabajar tan temprano, sino simplemente despertar a tus sentidos antes.
Para entenderlo mejor, veamos las cuatro cosas que esta columnista destaca en el comportamiento de las personas a las que asesora como responsables de su éxito:
1. Hacen ejercicio: desperezan su cuerpo y lo activan. Así, consiguen empezar el día con un punto de energía extra y crean una inercia positiva debido al flujo de hormonas que se produce con el ejercicio. De alguna forma, consiguen que ese bienestar que sentimos cuando terminamos de hacer ejercicio sea el punto de partida del día. Este ejercicio no tiene porqué ser muy intenso. Bastan, por ejemplo, 20 minutos de bicicleta estática o de paseo a buen ritmo y unos estiramientos.
2. Planifican el día y lo visualizan: la mayoría de ellos saben ya lo que van a hacer, pero dedican unos minutos  visualizar en positivo su actividad y organizar su agenda.  Además, nos ayuda a situar los descansos o los momentos que queremos tener libres (que son igual o más importantes que el resto).
3. Toman un desayuno saludable: si queremos que nuestro cuerpo rinda, necesita energía y lo mejor es dársela de la manera adecuada. Si no hacemos esto, probablemente: nos sintamos ya cansados desde las primeras horas del día, nos pasemos la mañana picando o comiendo alimentos poco saludables. Así, nuestro sistema nervioso será mucho más propenso a la ansiedad y llegaremos al final del día el doble de cansad@s.
4. Empiezan por el trabajo que menos les apetece: las primeras cosas que intentan poner en su agenda son aquellas menos apetecibles o más costosas. Es al principio del día cuando más energía tenemos y por lo tanto el momento más propicio para hacer la llamada que menos nos gusta, el informe aburrido u ordenar el lugar de trabajo. Al igual que el ejercicio, dejar hecho esto en las primeras horas hace que cuando las terminemos, el día parezca más agradable.
Como con toda rutina, levantarse pronto y sacarle fruto a las primeras horas del día cuesta. El descanso es necesario y nuestro cuerpo se encuentra bien descansado.Pero si empiezas, verás poco a poco todas estas ventajas y además sentirás que cada vez te cuesta menos y que la energía positiva que mantienes a lo largo de la jornada es mucho mayor.

martes, 20 de enero de 2015

Victima o responsable ¿Que eliges?


En el Coaching tenemos una forma bastante peculiar e interesante de ver el mundo.
En nuestras vidas pasan cosas, situaciones, acontecimientos que en muchas ocasiones no dependen de nosotros y en otras muchas no son de nuestro agrado. Ante estos hechos muchas veces no podemos hacer nada, pero lo realmente importante es que siempre tenemos la opción de elegir nuestra respuesta. ¿Qué quiere decir todo esto? Pues que ante cualquier situación que nos pase, los seres humanos tenemos la capacidad de elegir si queremos sentirnos víctimas de esta situación o por el contrario responsables.
Nosotros entendemos en Coaching la palabra Responsabilidad del siguiente modo. Responsabilidad viene de respon-habilidad; es decir, capacidad para responder, habilidad para dar respuesta a cualquier acontecimiento.
Vamos a ver esto con un ejemplo. Imaginemos que de repente pasa algo que usted no espera en su vida y que este hecho no es agradable. Puede ser un suspenso en un examen, una mala noticia en el trabajo, tener que anular unas vacaciones, una avería en casa o en el coche… En definitiva cualquier hecho inesperado y no agradable para usted. Ante todo esto tienes dos opciones. Primera: sentirse víctima de lo acontecido, por lo cual tú utilizarás un lenguaje del tipo; ¿por qué a mí?, que mala suerte la mía, ya lo veía yo venir estando como están las cosas, es culpa de la crisis, de mi jefe… En definitiva echarás la culpa a acontecimientos o a personas externas pero nunca será tuya la responsabilidad.
La segunda opción es la siguiente. Ante el mismo hecho que hemos expuesto anteriormente tú puedes decir: bien, esto es lo que ocurre. ¿Qué puedo hacer yo para qué la situación mejore?, ¿y para qué cambie o sea más llevadera?, ¿qué puedo hacer con lo qué está aconteciendo?, ¿cómo puedo aprender de esto para que no se vuelva a repetir? Como puedes ver con este lenguaje te haces responsable de la situación, tomas las riendas de tu vida y te da poder para actuar, para hacer lo que tengas que hacer.
Por tanto a partir de ahora recuerda que en ti está la capacidad de sentirse víctima o responsable de los acontecimientos de tu vida. Y como siempre tú eliges.
(Fuente: Montserrat Hidalgo)

sábado, 17 de enero de 2015

Tu hijo no te da trabajo. ¡El es tu trabajo!


Un hijo nunca “da trabajo”.  Considerarlo así es  sentirlo como si fuera una carga. Si lo es para ti es porque no has sabido manejar los problemas o aceptarlo como es. Es un claro síntoma de que hay que hacer una nueva valoración del proyecto pedagógico. Tu manera de solucionar conflictos, de comprender a tu hijo incluso de amarlo no es la mejor.
Un hijo nunca es una carga sino una maravillosa oportunidad de sacar lo mejor de nosotros mismos. Cuanto mayor sea el desafío que nos plantee, más necesario será buscar lo mejor de nosotros: nuestra generosidad, nuestra paciencia, nuestra comprensión, nuestra inteligencia y empatía.
¡Claro que nuestros hijos conllevan problemas! Y sacrificios, y desafíos. La aventura de pasar de ser un bebé a convertirse en una persona independiente y equilibrada exige mucho de nuestra parte. Esa es la esencia de la paternidad y maternidad, independientemente de lo fácil o difícil que lo pongan nuestros hijos.
Tener hijos implica renunciar a cosas, aceptar otras que no nos gustan, estudiar y formarnos, cambiar nuestra manera de pensar incluso de hablar,  aprender a querer de manera generosa,  solucionar conflictos de manera creativa y, sobre todas las cosas, saber que nuestros hijos no son nuestros sino que han nacido para tener una vida plena independientemente de nosotros, lo que conlleva educar en el respeto. Por supuesto que surgen problemas en esta aventura igual que si te embarcas en la creación de una empresa. Cualquier cosa que merezca la pena supone superación y esfuerzo.
Si consideramos que esos problemas son una carga, entonces se verá afectada nuestra manera de mirarle, de dirigirnos a él, de etiquetarle, incluso de amarle. ¿Cómo se puede amar a alguien que se considera un “pesado trabajo“? Lo estás “soportando” pero no le estás amando con generosidad, sin condiciones, como debe ser el amor de un padre o madre a su hijo.
Estamos en deuda con nuestros hijos porque ellos nos permiten sacar y desarrollar la mejor versión de nosotros mismos. Ellos no nos dan trabajo sino que son NUESTRO TRABAJO.
(Fuente: Elena Roger Gamir)

martes, 6 de enero de 2015

10 ideas para simplificar tu vida

Eh aquí la palabra mágica: 
SIMPLIFICAR
Podemos tener la creencia de que añadir, comprar, obtener o conservar cosas o situaciones es algo que produce mucha más satisfacción que eliminar, regalar o cambiar esas cosas o situaciones que no nos sirven, que nos molestan o que seguimos teniendo o haciendo por inercia. Es lo que yo llamo apego.
A veces acumulamos cosas o seguimos unas rutinas que nos consumen muchísima energía. A veces hacemos cosas que no nos dan paz, que no nos producen bienestar, incluso podemos continuar con relaciones que sabemos que tienen fecha de caducidad, a veces nos cuesta parar y preguntarnos:
 ¿Esto es lo que realmente quiero?
 Simplificar es canalizar mi energía de forma sana, es dejar de hacer las cosas por inercia, es no crearme problemas, es querer buscar soluciones.
Simplificando mi vida me siento mejor, más feliz y desde este bienestar,  disfruto de hacer la vida más fácil a los demás.
Piensa que seguramente darás por hecho algunas de las ideas que vas a leer,  “dar algo por hecho” no nos sirve absolutamente de nada si no pasamos a la acción. Es como preparar con entusiasmo un bizcocho con los mejores ingredientes y luego no meterlo en el horno. 
10 IDEAS PARA SIMPLIFICAR TU VIDA:
1. Simplifica tu vida aprendiendo a decir NO, practica delante de un espejo las veces que haga falta, te sentirás estupenda.
2. Simplifica tu vida eliminando todo lo que te molesta (sea material o no),  vende o regala lo que no quieras.
3. Simplifica tu vida quitándote todos los gastos innecesarios, haz una lista. Te sorprenderás.
4. Simplifica tu vida diciendo lo que piensas, con educación, buenas maneras y delicadeza.
5. Simplifica tu vida tomando decisiones, una vez las hayas tomado te sentirás aliviada y mejor.
6. Simplifica tu vida pidiendo lo que quieres,  recibirás más de lo que esperas.
7. Simplifica tu vida dejando de juzgar a los demás, te darás cuenta de lo mucho que cambia tu energía.
8. Simplifica tu vida pagando tus deudas y eliminando tus tarjetas de crédito, dormirás mejor.
9. Simplifica tu vida aparcando tu coche, yendo a trabajar a pie o en transporte público, ganarás en tranquilidad.
10. Simplifica tu vida dedicando una hora al día sólo para ti, para hacer deporte, pasear, escuchar música, relajarte, meditar… de esta manera profundizarás en tu espacio de la esencia.
Te toca a ti seguir con la lista…. ¿Qué otras ideas se te ocurren para simplificar más tu vida

domingo, 4 de enero de 2015

El amor es un camino de ida y vuelta

Cuentan que una bella princesa estaba buscando consorte. Aristócratas y adinerados señores habían llegado de todas partes para ofrecer sus maravillosos regalos. Joyas, tierras, ejércitos y tronos conformaban los obsequios para conquistar a tan especial criatura.
Entre los candidatos se encontraba un joven plebeyo, que no tenía más riquezas que amor y perseverancia. Cuando lo llego el momento de hablar, dijo: “Princesa, te he amado toda mi vida. Como soy un hombre pobre y no tengo tesoros para darte, te ofrezco mi sacrificio como prueba de amor… Estaré cien días sentado bajo tu ventana, sin más alimentos que la lluvia y sin más ropa que la que llevo puesta…
Esa es mi dote”.

La princesa, conmovida por semejante gesto de amor, decidió aceptar: “Tendrás tu oportunidad: Si pasas la prueba, me desposarás”.
Así pasaron las horas y los días. El pretendiente estuvo sentado, soportando los vientos, la nieve y las noches heladas. Sin pestañear, con la vista fija en el balcón de su amada, el valiente vasallo siguió firme en su empeño, sin desfallecer un momento. De vez en cuando la cortina de la ventana real dejaba traslucir la esbelta figura de la princesa, la cual, con un noble gesto y una sonrisa, aprobaba la faena.
Todo iba a las mil maravillas. Incluso algunos optimistas habían comenzado a planear los festejos.

Al llegar el día noventa y nueve, los pobladores de la zona habían salido a animar al próximo monarca. Todo era alegría y jolgorio, hasta que de pronto, cuando faltaba una hora para cumplirse el plazo, ante la mirada atónita de los asistentes y la perplejidad de la infanta, el joven se levantó y sin dar explicación alguna, se alejó lentamente del lugar.
Unas semanas después, mientras deambulaba por un solitario camino, un niño de la comarca lo alcanzó y le preguntó a quemarropa:
“¿Qué fue lo te que ocurrió? Estabas a un paso de lograr la meta, ¿por qué perdiste esa oportunidad, por qué te retiraste?
Con profunda consternación y algunas lágrimas mal disimuladas, contestó en voz baja: “No me ahorró ni un DIA de sufrimiento. Ni siquiera una hora. No merecía mi amor.
(Fuente: Jorge Bucay)

sábado, 3 de enero de 2015

¿Cual es tu tipo de inteligencia predominante ?

Desde hace algunos años se ha ido desmitificando un pensamiento muy popular y hoy en día ya no se considera que la inteligencia humana sea única, sino que se reconoce la existencia de diferentes tipos de inteligencia. Esto, entre muchas otras cosas, significa que, por ejemplo, una persona puede ser sumamente inteligente en un campo teórico, pero quizá no sea capaz de aplicar esa inteligencia para resolver problemas de tipo práctico (o viceversa).
El área de la psicología educativa o evolutiva nos ha demostrado que existen las inteligencias múltiples. Fue el autor Howard Gardner quien, en el año 1983, introdujo el concepto de sub-inteligencias como partes que componen la inteligencia personal, dilapidando el concepto unitario del término.
Lejos de ligar la inteligencia a los resultados académicos puramente intelectuales, Gardner estableció que la inteligencia se arraiga en habilidades personales, siendo éstas modificables y cambiantes. Lo que determina qué inteligencia predomina sobre las demás es la interacción de la herencia biológica y el entorno de vida. ¿Qué conclusión sacamos en base a esto? Que la inteligencia sirve como instrumento para adaptarse al medio, a través de nuestras capacidades de resolver inconvenientes o generar nuevos problemas, inmersos en una cultura particular.

Los distintos tipos de inteligencia 


Las inteligencias se pueden dividir en ocho tipos:
1. Lingüística-verbal: predominante en personas que se expresan adecuadamente, tanto a nivel escrito como oral.
2. Lógico-matemática: implica resolver problemas de forma rápida, a través del manejo de múltiples variables y utilizando métodos deductivos e inductivos.
3. Espacial: alta capacidad en el dibujo, percepción y visualización de detalles.
4. Musical: predominante en las personas que saben escuchar, ejecutar y crear música.
5. Corporal-cinestésica: gran capacidad de control, expresión y coordinación corporal.
6. Intrapersonal: es aquella inteligencia que se basa en el conocimiento y gestión de las emociones y de los pensamientos propios, con el fin de sacar conclusiones.
7. Interpersonal: permite leer y comprender los deseos, motivaciones y emociones de los demás, sin depender necesariamente del lenguaje.
8. Naturalista: si bien no figuraba en el listado original de los tipos de inteligencia, el autor lo agregó en el año 1995. Se entiende como “inteligencia naturalista” a aquella que se basa en el reconocimiento de las relaciones entre los animales y demás elementos del mundo natural.
Es importante aclarar que, en el pasado, solo las inteligencias 1 y 2 eran utilizadas como bases de los exámenes de Coeficiente Intelectual. Además, cada tipo de inteligencia define en qué área social, cultural y laboral nos podremos desenvolver más eficazmente.

La importancia de los sistemas de educación 


Todos poseemos los distintos tipos de inteligencias listadas, pero no en la misma medida, por lo que alguna siempre sobresale por sobre las demás. A pesar de los avances en estos campos teóricos, aún hoy el sistema de educación actual suele beneficiar a las personas con altos niveles de inteligencia verbal y matemática, minimizando las capacidades del resto. Esto plantea una discusión sobre el cambio del sistema educativo, ya que todas las clases de inteligencia deberían tener la misma importancia. La clave sería, entonces, generar sistemas de educación diversos y personalizados, atendiendo a las características particulares, estimulando así los puntos fuertes de cada uno de los estudiantes.
Es fundamental reconocer en qué tipo de inteligencia sobresalimos, para así aprovechar nuestras habilidades al máximo, ya que eso definirá qué tipo de aprendizaje utilizaremos y qué camino tomaremos en nuestras vidas.

jueves, 1 de enero de 2015

Balance del año

Mi percepción, a medida que cumplo años, es que NO HAY AÑOS MALOS.
Hay años de fuertes aprendizajes y otros que son como un recreo, pero malos no son. Creo firmemente que la forma en que se debería evaluar un año tendría más que ver con cuánto fuimos capaces de amar, de perdonar, de reír, de aprender cosas nuevas, de haber desafiado nuestros egos y nuestros apegos.
Por eso, no debiéramos tenerle miedo al sufrimiento ni al tan temido fracaso, porque ambos son sólo instancias de aprendizaje.
Nos cuesta mucho entender que la vida y el cómo vivirla, dependen de nosotros; el cómo enganchamos con las cosas que no queremos, depende sólo del cultivo de la voluntad.
Si no me gusta la vida que tengo, deberé desarrollar las estrategias para cambiarla, pero está en mi voluntad el poder hacerlo.

“SER FELIZ ES UNA DECISIÓN”, no nos olvidemos de eso.
Entonces, con estos criterios, me preguntaba qué tenía que hacer yo para poder construir un buen año, porque todos estamos en el camino de aprender todos los días a ser mejores y de entender que a esta vida vinimos a tres cosas:
- a aprender a amar 
- a dejar huella 
- a ser felices.
En esas tres cosas debiéramos trabajar todos los días, el tema es cómo; y creo que hay tres factores que ayudan en estos puntos:
- Aprender a amar la responsabilidad como una instancia de crecimiento. El trabajo sea remunerado o no, dignifica el alma y el espíritu y nos hace bien en nuestra salud mental. Ahora el significado del cansancio es visto como algo negativo de lo cual debemos deshacernos y no cómo el privilegio de estar cansados porque eso significa que estamos entregando lo mejor de nosotros.
A esta tierra vinimos a cansarnos...

-Valorar la libertad como una forma de vencerme a mí mismo y entender que ser libre no es hacer lo que yo quiero.
Quizás deberíamos ejercer nuestra libertad haciendo lo que debemos con placer, y decir que estamos felizmente agotados y así poder amar más y mejor.
- El tercer y último punto a cultivar es el desarrollo de la fuerza de voluntad, ese maravilloso talento de poder esperar, de postergar gratificaciones inmediatas, en pos de cosas mejores.
Cuidarnos y tratarnos bien como persona, saludarnos en los ascensores, saludar a los guardias, al conductor de autobus, sonreír por lo menos una o varias veces al día y QUERERNOS.
CREAR CALIDEZ dentro de nuestras casas, hogares, y para eso tiene que haber olor a comida, cojines aplastados y hasta cierto desorden que acuse que ahí hay vida. Nuestras casas se están volviendo demasiado perfectas que parece que nadie puede vivir adentro.
Tratemos de crecer en lo espiritual, cualquiera sea la visión de ello.
La trascendencia y el darle sentido a lo que hacemos, tiene que ver con la inteligencia espiritual.
Tratemos de dosificar la tecnología y demos paso a la conversación, a los encuentros familiares, a los encuentros con amigos, dentro de casa. Valoremos la intimidad, el calor y el amor dentro de nuestras familias.

Si logramos trabajar en estos puntos, habremos decretado ser felices, lo cual no nos exime de los problemas, pero nos hace entender que la única diferencia entre alguien feliz o no, no tiene que ver con los problemas que tengamos, sino que con la ACTITUD con la cual enfrentemos lo que nos toca.
Dicen que las alegrías, cuando se comparten, se agrandan.
Y que en cambio, con las penas pasa al revés: Se achican.
Tal vez lo que sucede, es que AL COMPARTIR, LO QUE SE DILATA ES EL CORAZÓN.
Y un corazón dilatado esta mejor capacitado para gozar de las alegrías y mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro".
(Fuente: MAMERTO MENAPACE Monje benedictino.)