martes, 29 de marzo de 2016

Lo importante es que el vaso se puede volver a llenar


¡Cuántas veces habremos escuchado la pregunta: ¿Cómo ves el vaso, medio lleno o medio vacío?!

La respuesta a esta pregunta, como ya sabemos, viene a decir que si eres una persona optimista, que se enfoca en lo positivo y agradable de las situaciones, verás el vaso medio lleno. Pensarás que aun te queda mucha “agua por beber” y que no todo está perdido.

En la misma situación y por el contrario, si eres una persona con tendencia al pesimismo, percibirás el vaso medio vacío, es decir, pondrás toda tu atención en los aspectos negativos de las situaciones, sin tener en cuenta los positivos y pensarás que pronto “se te acaba el agua”

¿Qué postura pensáis que es la más acertada? Seguramente, afirméis, que obviamente el optimismo: ver el lado bueno de las cosas y es verdad que es mucho más beneficioso para nosotros.

Lo que ocurre es que no de todas las situaciones podemos extraer algo positivo, a veces son bastante difíciles. Eso sí, siempre podemos renacer como el ave fénix y volver a empezar.

Volver a llenar el vaso

Los seres humanos tenemos una capacidad llamada resiliencia que nos ayuda y nos empuja a adaptarnos y sobreponernos de situaciones dolorosas. El objetivo es afrontar la situación y salir fortalecido de ella. Volver a llenar nuestro vaso significa que, aunque creas que ya has tocado fondo, que has llegado al límite de tus posibilidades y que no le encuentras el sentido a nada, pensar que siempre hay alguna esperanza. Sencillamente, porque la vida es cambio.

Todo está en continua transformación, nada es permanente. Es la gracia de esto, que un día estás viviendo una etapa y crees que es para siempre y cuando menos lo esperas, amaneces con una vida totalmente distinta. Eso sí, hay que trabajar para que los cambios tengan lugar, no desesperanzarse y seguir sumando.

Por lo tanto, no se trata de ser optimistas ni pesimistas. Es mucho mejor ser realistas. Darse cuenta de que es cierto que nuestra situación puede ser muy negativa y que es difícil sacar algo bueno de ella, pero que a pesar de lo espantosa que sea, pasará, nos adaptaremos y nos curtirá.

¿Y si el vaso se vacía completamente?

Puede ocurrir y es por eso que es tan importante que mientras lo tengas lleno o medio lleno lo aprecies y lo agradezcas. No  nos educan para dar gracias por lo que poseemos, más bien se nos enseña a quejarnos de lo que nos falta y a intentar obtener lo máximo.

Como hemos dicho, todo está en continuo cambio y por lo tanto, estés en una situación amarga o dulce, siempre puede transformarse, vaciarse o llenarse. Nosotros tenemos escaso control en las situaciones, en lo que pasará o dejará de pasar, por este motivo no es conveniente ni quedarse en el pasado rumiando sobre lo que ocurrió, ni viajar al futuro y obsesionarse con lo que podrá venir.

Lo realmente idóneo es disfrutar el presente, con lo que tengas entre manos. Si puedes hacer algo por añadir más agua a tu vaso, ¡maravilloso!, pero si no, está en tu mano el poder hacerlo, deja el vaso como está y disfrútalo.

El vaso no se llena si…

Es verdad que no podemos controlar las situaciones externas ni a los demás, pero podemos controlarnos a nosotros mismos, tanto a nivel de pensamiento como de comportamiento y sobre todo de actitud.

Si estás pensando en llenar tu vaso olvídate de quedarte en casa esperando porque no lo conseguirás. Para obtener nuevos resultados, tenemos que emprender acciones distintas, cambiar nuestra manera de valorar las situaciones, nuestras interpretaciones y así, poco a poco, iremos cambiando lo que nos rodea.

Por lo tanto, el cambio siempre empieza con nosotros, con nuestra actitud y fuerza de voluntad. Hemos de ser capaces de decirnos a nosotros mismos que ya es hora de modificar lo que no nos gusta de nuestra vida, que ya es hora de volver a llenar nuestro vaso.

(Fuente: La mente es maravillosa)

jueves, 24 de marzo de 2016

Atrae cosas nuevas a tu vida


Tienes el hábito de juntar objetos inútiles creyendo que un día, quién sabe cuándo, vas a necesitarlos?.
Tienes el hábito de juntar dinero sólo para no gastarlo pues piensas que en el futuro podrá hacerte falta?.
¿Tienes el hábito de guardar ropa, zapatos, muebles, utensilios domésticos y otras cosas del hogar que ya no usas desde hace mucho tiempo?
Y dentro de ti ¿tienes el hábito de guardar broncas, resentimientos, rencores, tristezas, miedos y demás?

No hagas eso. Va contra tu prosperidad

Es preciso que dejes un espacio, un vacío, para que cosas nuevas lleguen a tu vida.
Es preciso que te deshagas de todo lo que consideres inútil que hay en ti y en tu vida para que la prosperidad llegue.
La fuerza de ese vacío es lo que absorberá y atraerá todo lo que quieres.
Mientras estés emocional y materialmente cargando de sentimientos viejos e inútiles no tendrás espacio para nuevas oportunidades.

Los bienes necesitan circular. Limpia los cajones, los armarios, el garaje. Da lo que ya no uses. La actitud de guardar cosas inútiles encadena tu vida.
No son los objetos guardados los que estancan tu vida sino el significado de la actitud de guardar.
Cuando se guarda se considera la posibilidad de falta, de carencia. Se cree que mañana podrá faltar. Que no tendrás manera de cubrir esas necesidades.
Con esa idea le estás mandando dos mensajes a tu cerebro y a tu vida: Que no confías en el mañana y que piensas que lo nuevo y lo mejor NO son para ti. Por eso te alegras guardando cosas viejas e inútiles.
Deshazte de lo que ya perdió el color y el brillo, deja entrar lo nuevo a tu casa y dentro de ti mismo.
(Fuente: La mejor vida)

martes, 22 de marzo de 2016

El tarro contra el aburrimiento


Con la llegada de las vacaciones es frecuente que sus hij@s te digan; “¿qué hago?” “estoy aburrido/a”.
 Una gran idea para fomentar la creatividad, así como para evitar dichas situaciones de aburrimiento y la frustración que ésta genera es el tarro del aburrimiento 
¿En qué consiste el Tarro del aburrimiento?
Puede ser cualquier tipo de recipiente (por ej. fiambreras, botes de cristal, etc.), el cual podremos decorar en el exterior a nuestro gusto.
Junto con el niño/a podemos hacer una lista de actividades que pueda realizar cuando esté aburrido que duren cierto tiempo. Cada actividad la escribiremos en papeles diferentes, del formato que nos guste.
Cuando el niño/a esté aburrido, deberá ir al tarro y escoger algún papel, que será la actividad que podrá realizar.
Algunas ideas de actividades a realizar:
  • Elegir una canción y bailar.
  • Crear una coreografía.
  • Jugar con el perro.
  • Buscar formas en las nubes.
  • Hacer un dibujo.
  • Escribir una historia.
  • Colorear.
  • Montar en bicicleta.
  • Hacer dos multiplicaciones.
  • Crear una gymkhana.
  • Inventar un juego y crear las normas.
  • Empezar un diario.
  • Ordenar la habitación.
  • Hacer fotos.
  • Escribir una canción.
  • Hacer un puzzle.
  • Crear una revista familiar con los últimos acontecimientos.
  • Hacer un vídeo de la familia.
  • Recortar revistas.
  • Aprender a atarse los cordones.
  • Hacer un dibujo de sus manos.
  • Crear una tienda con recortes de revistas de alimentos.
  • Hacer y decorar un calendario, marcando las fechas importantes
  • Crear un postre con algún familiar.
  • Aprender un truco de magia.
  • Buscar información sobre un personaje que le guste.
  • Hacer un recorrido de obstáculos.
  • Pintar una camiseta.
  • Empezar un club (de niños)
  • Leer un cuento.
  • Aprenderse una canción y recitarla.
  • Dibujar una isla desierta y todas las cosas que te llevaríass
  • Jugar a algún juego de mesa (cartas, UNO, cluedo, ¿quién es quién?, etc.)
  • Intentar pintar un dibujo con la mano izquierda.
  • Hacer un libro de chistes
  • Construir un fuerte con sábanas y almohadas.
  • Crear un vídeo como si fuera youtuber.
  • Aprender a realizar papiroflexia.
  • A través del cartón del papel higiénico crear personajes.
  • Ayudar a algún familiar a cocinar.
  • Ver fotografías de pequeños.
  • Disfrazarse.
Lo principal es que el tarro sea lo más personalizado posible, por lo que las actividades deben ser del gusto del niño/a.

domingo, 20 de marzo de 2016

5 claves para conectar con tu hijo adolescente



Es como un proceso matemático, a medida que crecen en edad, disminuye su comunicación con nosotros.

¿Cómo conseguir que me cuente sus cosas? ¡Imposible hablar con él o ella! ¿Cómo iniciar con él/ella una conversación? ¿Has sentido alguna vez que eres una parte más de la casa que habitáis junt@s? ¿Dónde quedaron aquellos dulces, cariñosos, habladores, sonrientes, besucones, hasta pegajosos niños que vivían con nosotros?.
Todas estas preguntas, y algunas más, resonaban en mi mente esperando una respuesta.En algunos casos haciéndolas en voz alta para recibir la típica respuesta de otras madres, profesores, expertos… “Es la edad” sin dar solución a esta situación a veces incómoda, a veces triste, a veces dolorosa de pensar que esos hijos que hemos educado, criado y sentido desde lo más profundo de nuestra vida se alejan de nosotros sin saber cómo ni porqué.

A pesar de ese desánimo que a veces nos hace pensar: ¡nunca más volverá a ser igual! No hemos de perder la esperanza.

Si tenemos claro ¿qué hacer? es sencillo, por eso hoy quiero compartiros las cinco claves que a mí me han funcionado y que han hecho que mejore mi comunicación con mis hij@s adolescentes.

1. ¡En guardia 24 horas! Disponibilidad:

El momento ideal para hablar con ellos, casi nunca, es el que nosotros pensamos que es el ideal.
Ellos tienen sus momentos ideales, son como una vida paralela a la nuestra que descoloca “nuestros momentos”.
Sus momentos para hablar suelen ser espacios en los que su cerebro no está ocupado por su música, sus pensamientos, sus amigos, sus problemas. Sus espacios de comunicación suelen ser cortos pero intensos, en pocos minutos tratarán de decir todo lo que les está pasando, lo que están sintiendo y lo que opinan. ¡Todo a la vez!
Por eso es tan importante cederles ese espacio.

¿Qué hacer? : Observar

Mirarles da muchas pautas de cuándo va a ser ese momento especial, casi nunca el mismo, aunque existirá ese espacio de confidencias que habéis mantenido siempre.
Y para cada hij@ será diferente. Su habitación y su cama, el sofá después de una película… Pero siempre cuando ellos determinan ese momento, porque sólo entonces abrirán su caja de pandora para contar todo eso, que si no, nos estaremos perdiendo.
Es un momento mágico de intimidad con ellos, de Amor profundo, de conexión.

2. Aceptar la etapa por la que están pasando. – Empatía:

No se entienden ni a ellos mismos, Esto lo tenemos claro ¿verdad?
Pero si nosotros les recriminamos que no se entienden su postura será de rechazo. “yo no me entiendo y mi familia no me entiende.”
Este sentimiento de desprotección les asusta tanto que no saben cómo manejarlo.

¿Qué hacer?: Reconocerles

Reconóceles que entiendes que la etapa por la que atraviesan es así, que es normal que sus emociones varíen cada día e incluso cada momento; que hoy estén felices, mañana rabiosos al día siguiente ansiosos y al otro melancólicos.
Han de sentir que cuentan con nuestra comprensión sincera.
Su cerebro se está recolocando, sus emociones les sorprenden, necesitan identificarlas, sentirlas y aprender a gestionarlas para aprender a ser independientes, pensar por ellos mismos, actuar por ellos mismos, equivocarse por ellos mismos y asumir esto sin echar balones fuera y nosotros somos una parte importante. Sólo hay que sentir con ellos. Y dejarles que “ventilen” esas sensaciones tan rápidas que no son capaces de procesar.

3. Solo escuchar, tan fácil y tan complicado a la vez: Escucha activa

¡Cuán difícil sólo escuchar sin sermonearles, sin decirles nuestra opinión, sin esperar que acabe para soltar todo eso que no ha escuchado en otros momentos, sin adoctrinarles, sin aconsejarles!
Pero que maravilloso cuando solo escuchas, y tus ojos, tu cuerpo, tu mente están en escucha completa.

¿Qué hacer?: Sólo Escuchar

Aquí es muy sencillo escuchar de manera activa, que eso nos llegue al corazón sin juzgar nada de lo que dice, sin pensar en lo que le vas a contestar. Solo estar con él y aceptar el regalo de aquello que nos quiere contar, sin estrategias. Estar para él, con el interés que muchas veces ponemos en los de fuera y se nos olvida practicar con los de dentro. Porqué sus cosas, sea lo que sean nos interesan.
No interrumpir, incluso cuando lo que nos cuenta no nos guste. Habrá momentos de hacérselo saber.

4. ¿De qué hablamos? : Elegir las batallas

Uno de mis aprendizajes más importantes, ha sido elegir las batallas, habitualmente me ocurría que cada vez que entablábamos comunicación, de una cosa íbamos a otra.
Si estamos continuamente corrigiéndolos o exigiéndoles cambios en su actitud, no vamos a conseguir nada. Sin embargo si focalizamos en cosas realmente importantes es mucho más seguro que podremos lograr victorias.

¿Qué hacer?: Cada conversación tiene un tema, no diversificar.

Seleccionemos qué queremos que cambien, pero no todo a la vez. Elijamos aquello que en este momento consideramos más importante. ¿Estudios, orden u organización de sus cosas, amigos, hábitos…?
Tener muy claro qué quiero conseguir y cuáles son mis argumentos para defenderlo. Sin ser autoritaria, con respeto y aceptación a lo que nos digan aunque no nos guste.
Descubrí que pedía orden, pero era mi orden. Pedía estudio, pero lo que yo consideraba qué y cómo debía estudiar, le pedía hábitos, pero a mi manera. En el momento en el que acordamos que era ordenar, cómo iba a estudiar, etc. Los acuerdos y las negociaciones llegaron.

5. Seamos incondicionales : Respeto y calma

Nuestros hij@s también aprenden al experimentar el hecho de tomar sus propias decisiones. Siempre y cuando las consecuencias no sean peligrosas, deje que ellos decidan en relación a sus asuntos: escuela, amigos, formas de vestir, de comer, etc.
Algo que intensifica la unión es hacerles saber que pase lo que pase, acierten o se equivoquen estaremos ahí. No lo demos por sentado, digámoslo y demostrémoselo.

¿Qué hacer?: Respirar y aceptar

Por mucho que nos afecte el darnos cuenta que él o ella se parecen cada vez menos a nosotros, es maravilloso reconocer que es una persona diferente y tiene derecho a ser quien es, lo que significa: pensar, sentir y actuar de manera distinta a la nuestra, siendo dueño de su propia identidad.




viernes, 18 de marzo de 2016

Siete pasos para vencer el EGO


1.No te sientas ofendido. La conducta de los demás no es razón para quedarte inmovilizado. Lo que te ofende solo contribuye a debilitarte. Si buscas ocasiones para sentirte ofendido, las encontrarás cada dos por tres. Es tu ego en plena acción, convenciéndote de que el mundo no debería ser como es. Pero puedes convertirte en degustador de la vida.
2.Libérate de la necesidad de ganar. Al ego le encanta dividirnos entre ganadores y perdedores. Empeñarte en ganar es un método infalible para evitar el contacto consciente con la intención. ¿Por qué? Porque en última instancia, es imposible ganar todo el tiempo. Siempre habrá alguien más rápido, más joven, más fuerte, más listo y con más suerte que tú, y siempre volverás a sentirte insignificante y despreciado. Tú no eres tus victorias. No existen perdedores en el mundo en el que todos compartimos la misma fuente de energía.
3.Libérate de la necesidad de tener razón. El ego es fuente de conflictos y disensiones porque te empuja a hacer que los demás se equivoquen. Cuando eres hostil, te has desconectado de la fuerza de la intención. El Espíritu creativo es bondadoso, cariñoso y receptivo, y está libre de ira, resentimiento y amargura. Olvidarse de la necesidad de tener siempre la razón en las discusiones y las relaciones es como decirle al ego: “No soy tu esclavo”.
4.Libérate de la necesidad de ser superior. La verdadera nobleza no tiene nada que ver con ser mejor que los demás. Se trata de ser mejor de lo que era antes. Céntrate en tu crecimiento, con constante conciencia de que no hay nadie mejor que nadie en este planeta. Todos emanamos de la misma fuerza vital. Todos tenemos la misión de cumplir la esencia para la que estamos destinados, y tenemos cuanto necesitamos para cumplir ese destino.
5.Libérate  de la necesidad de tener más. El mantra del ego es más. Por mucho que logres o adquieras, tu ego insistirá en que no es suficiente. Te verás luchando continuamente y eliminarás la posibilidad de alcanzar la meta, pero en realidad ya la has alcanzado, y es asunto tuyo decidir cómo utilizar el momento presente de tu vida. Irónicamente, cuando dejas de necesitar más, parece como si te llegara más de lo que deseas. Como estás desapegado de esa necesidad, te resulta más fácil transmitírselo a los demás, porque te das cuenta de lo poco que necesitas para sentirte satisfecho y en paz.
6.Libérate de la necesidad de identificarte con tus logros. Puede resultar un concepto difícil si piensas que tú y tus logros sois lo mismo. Ya oigo las protestas de tu ego, pero sigue sintonizando con esta idea. Todo emana de la fuente. ¡Tú y tu Fuente sois uno y lo mismo! No eres ese cuerpo y sus logros. Eres el observador… agradece…
7.Libérate de la fama. La fama que tienes no está localizada en ti, sino en la mente de los demás y, por consiguiente, no ejerces ningún control sobre ella. Si hablas con treinta personas, tendrás treinta famas distintas. Conectarse a la intención significa escuchar los dictados de tu corazón y actuar basándote en lo que tu voz interior te dice que es tu meta aquí. Si te preocupas demasiado por cómo te van a percibir los demás, te habrás desconectado de la intención y permitido que te guíen las opiniones de los demás. Así funciona el ego…
"Cuando cambias la forma de ver las cosas, las cosas cambiarán de forma" Wayne W. Dyer
(Fuente: Mis gafas de ver la vida)

miércoles, 16 de marzo de 2016

El arbol de los problemas


El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja granja, acababa de finalizar un duro primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se dañó y lo hizo perder una hora de trabajo y luego su antiguo camión se negó a arrancar.
Mientras lo llevaba a casa, se sentó en silencio. Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos. Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación.


Su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa.
Posteriormente me acompañó hasta mi automóvil. Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo que lo había visto hacer un rato antes.
“Oh, ese es mi árbol de problemas”, contestó. Sé que yo no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa. Luego en la mañana los recojo otra vez.
Lo divertido es, añadió sonriendo, que cuando salgo en la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior…

domingo, 13 de marzo de 2016

Para levantar el animo lo mejor es...CAMINAR


Caminar nos cura las penas y nos ayuda a abrir nuestra mente, a despejar nuestras ideas y a salir de la rutina de nuestro día a día. Es un acto simple pero liberador en lo personal tanto a nivel físico como psicológico.
Lo cierto es que andar y hacer otro tipo de ejercicios físicos diarios nos ayudan a activarnos y a recuperar una vida productiva y emocionalmente satisfactoria. Así, por ejemplo, caminar puede ayudar a dejar de perpetuar un estado de ánimo bajo o depresivo que limita las opciones de refuerzo de la persona que se siente mal.
En este sentido, gracias a la estabilización y a la perseverancia de un comportamiento tan saludable como caminar, la persona se libra de los pensamientos negativos y de las emociones dolorosas a las que a la larga se ha visto sometida por las situaciones de estrés constante que vivimos habitualmente.

La mejor receta para sentirnos mejor: dar un paseo diario

Mantener como costumbre caminar cada día durante al menos una hora es una de las mejores “medicinas” tanto para el cerebro que se encuentra en estado depresivo o ansioso como para el cuerpo que se manifiesta quejoso, inestable y dolorido.
Así, preferiblemente y en la medida de nuestras posibilidades los paseos deben ser por entornos naturales, pues la paz y el contacto con la naturaleza nos ayudarán a desconectar del bullicio y a establecer un contacto tranquilo con nuestras emociones y pensamientos.
Nuestra mente y nuestro cuerpo “lo pasan muy mal” con la rutina y el estrés al que nos sometemos diariamente. Como consecuencia de la inactividad nuestro cerebro se vuelve lento, pesado, vago, depresivo y ansioso.
Así, comenzamos a notar que no recordamos bien, que no nos apetece hacer nada que se salga de nuestro modo diario de vida, que no hay actividades lo demasiado interesantes o gratificantes como para levantarnos del sillón de nuestro salón, etc.

Caminar es una buena manera de despejar la mente

Estamos diseñados para movernos, por eso nuestra mente y nuestro cuerpo lo agradecen tanto. A través de tan simple ejercicio logramos despejar la mente y clarificar nuestras ideas, volviendo nuestro cerebro más creativo y eficaz.
A través de los paseos nos brindamos la posibilidad de relativizar nuestros problemas y conectar con nuestro yo más profundo, ese al que en la vorágine que nos envuelve en el día a día no prestamos atención.
Como es obvio, estos beneficios no se consiguen de un día para otro sino que necesitamos realizar esta actividad durante al menos una semana. De esta manera lograremos:
  • Despreocupar a nuestro cerebro y restablecer su neuroquímica saludable y equilibrada. Esto ayuda a reactivar con eficacia nuestro lóbulo frontal y nuestro sistema límbico, ordenando nuestros pensamientos y emociones.
  • Como consecuencia de esta reestructuración funcional, el estrés va desapareciendo y nos vamos notando más relajados, seguros y confiados con lo que nos rodea.
  • Nos liberamos y expandimos socialmente, pues gracias a este sencillo acto abrimos nuestro campo de movimiento y relación personal. O sea, dejamos de sentirnos “atrapados o encerrados”.
  • Retomamos el contacto con nuestra naturaleza cada día, reservando y salvaguardando la dedicación al autocuidado y la satisfacción de las necesidades personales.
  • Quien lo haya experimentado en su propia piel no tendrá duda, caminar nos ayuda a sentirnos mejor y a despejar nuestra mente, pues nos reserva un tiempo diario para disfrutar y conectar con nuevos y gratificantes estímulos.
    Por eso, la mejor receta para levanta el ánimo es: CAMINAR. Si no lo has probado, hazlo; y si ya conoces sus beneficios, no dejes nunca de practicar esta enriquecedora actividad física y comparte sus beneficios.
    (Fuente: La mente es maravillosa)

jueves, 10 de marzo de 2016

4 claves para dejar de quejarse

¡Cuántas veces hemos escuchado a ciertas personas quejarse una y otra vez, con motivo o sin él, de lo difícil que es su vida, de lo duro y complicado que es salir a luchar cada día y de la mala suerte que han tenido!
La queja es, sin lugar a dudas, la madre de los problemas emocionales que actualmente tenemos. Seguramente, si dejásemos de quejarnos tanto por aquello que no funciona como nos gustaría y nos fijásemos más en todo lo que tenemos para disfrutar y ser felices, no estaríamos tan amargados. Vivimos en la era en la que más cosas y facilidades tenemos pero en la que la gente es más infeliz.


Nos hemos acostumbrado a necesitar cada vez más y a hacer un drama cuando esa necesidad inventada no se ve cumplida. Y en consecuencia nos quejamos una vez y otra vez sin llegar a ninguna salida, pues quejarse no sirve para nada más que para hundirnos más en la amargura.

¿Cómo son las personas quejicas?

Negativizan todo, incluso lo positivo

Las personas protestonas nunca están contentas con nada. Desean algo, se quejan si no lo tienen y cuando lo tienen se vuelven a quejar.
Aunque la situación que vivan sea positiva o hayan conseguido grandes logros personales o profesionales, siempre tendrán en la boca la coletilla “Si, pero…”. Esta actitud al final hace que nunca disfruten de nada y que se amarguen a sí mismos y al resto de la humanidad con su toxicidad.

No buscan soluciones

Es mucho más fácil despotricar, criticar o dilapidar lo que no ha salido como me habría gustado, que buscar soluciones para modificar lo que se pueda modificar. Buscar soluciones a los problemas implica dejar de caer en el victimismo y empezar a luchar por aquello que quieres, lo que conlleva un esfuerzo que mucha gente no está dispuesta a hacer.

Son chismosos y criticones

Las personas quejicas son, normalmente, criticones con los demás y con las circunstancias de su vida y esto es producto de su propia infelicidad y carencias. Recordemos que siempre criticamos de los demás, nuestros propios defectos.
Seguramente, el problema no esté ni en el criticado ni en el hecho que le está sucediendo, sino en ellos mismos, que no saben apreciar ni valorar las cosas buenas de los demás y de la vida en general. Su atención está plenamente enfocada en lo que ellos consideran como negativo, sin ser capaces de ver el lado positivo que todo tiene.

No aceptan que hay cosas que no se pueden cambiar

Para las personas criticonas, la aceptación no existe en sus vidas. No pueden tolerar que las cosas no salgan como ellos quieren y se dicen a sí mismos que ¡es insoportable, intolerable o desastroso que el mundo funcione como funciona!
El resultado es un empeoramiento de los problemas sin lograr hallar, evidentemente, ninguna solución al respecto y provocándose una ansiedad y sufrimiento importantes. La queja acabará cuando la persona se sienta cansada o aburrida de quejarse y vea que, aparte de una gran irritación, no obtiene nada con ello.
Para dejar de quejarse en primer lugar hay que reconocer que lo hacemos. Y a continuación puedes poner en marcha los siguientes consejos:
  • Deja de juzgarlo todo: Tú no eres juez de nada ni de nadie, por lo tanto, lo más inteligente y sensato es tener la boca cerrada de vez en cuando y adaptarte a las circunstancias. Además, antes de juzgar, mírate al espejo: tú tampoco eres perfecto.
  • Promueve la aceptación en tu vida: La aceptación es un bálsamo para conseguir la paz interior y la salud mental. Si nos damos cuenta de que hay diversas situaciones, personas o hechos sobre los que no tenemos ningún poder y control, aprenderemos a dejar de tener expectativas y a aceptarlo todo, tal y como viene.
  • Stop a los pensamientos negativos: las palabras son el producto de nuestros pensamientos, de lo que nos decimos a nosotros mismos. Si sabemos combatir las ideas negativas e irracionales, será muy difícil caer en el victimismo, las críticas y la queja continua. 
  • (Fuente: La mente es maravillosa)

domingo, 6 de marzo de 2016

Cuando callas

Guardar silencio puede ser una muestra de sabiduría y prudencia, pero también un signo de temor y complicidad.
Cuando callas, también hablas de ti mismo.
Cuando callas un secreto, conozco tu fidelidad de amigo.
Cuando callas tu propio dolor, conozco tu fortaleza.
Cuando callas ante el dolor ajeno, conozco tu impotencia y tu respeto.
Cuando callas ante la injusticia, conozco tu miedo y tu complicidad.
Cuando callas ante lo imposible, conozco tu madurez y dominio.
Cuando callas ante la estupidez ajena, conozco tu sabiduría.
Cuando callas ante los fuertes y poderosos, conozco tu temor y cobardía.
Cuando callas ante lo que ignoras, conozco tu prudencia.
Cuando callas tus propios meritos, conozco tu humildad y grandeza.
El Silencio es el tiempo donde el sabio medita.
Siembra para ser tú mismo...
GEORGE ELIOT