domingo, 29 de diciembre de 2013

Proyección psicologica


Lo que vemos en los demás nos dice mucho de nosotros mismos. El exterior actúa como un espejo para nuestra mente, en él vemos reflejadas diferentes cualidades o aspectos de nuestro propio ser. Cuando observamos algo que no nos gusta de alguien y sentimos desagrado y rechazo, sin duda esto indica que de alguna manera ese aspecto que nos desagrada existe en nuestro interior. Es nuestra inconsciencia, ayudada por la proyección psicológica, lo que nos hace pensar que el defecto sólo existe “ahí fuera”, en esa otra persona.
La proyección psicológica es un mecanismo de defensa mental mediante el cual una persona atribuye a otros, sentimientos, pensamientos o impulsos propios que niega o le resultan inaceptables para sí. Este mecanismo se pone en marcha en situaciones de conflicto emocional o cuando nos sentimos amenazados interna o externamente.
Cuando nuestra mente entiende que existe una amenaza para la propia salud y estabilidad mentales, ésta realiza un lanzamiento hacia el exterior de todas esas cualidades, atribuyéndoselas a un objeto o sujeto externo a nosotros mismos. De esta manera, nuestra mente logra aparentemente (aunque no en realidad, ya que más bien se trata de un autoengaño) poner estos contenidos amenazantes afuera. Estas proyeccciones son válidas tanto para características negativas (odio, rencor, tirria,…) como para positivas (admiración, idealización, cariño,…) . El mundo interno tiende a teñir el mundo externo con sus propias características. Este tipo de mecanismo psicológico tiene un papel especialmente interesante en el amor, cuando solemos atribuir a la persona amada determinadas características que sólo existen en nuestra personalidad.
A modo de ejemplo, se puede decir que cuando piensas en otra persona, te caiga bien o te caiga mal, experimentas una sensación interior sólo por el hecho de pensar en esa persona. Esto significa que estás experimentando un sentimiento incluso en su ausencia. Lo que importa en cualquier relación es lo que sucede en tu mente, pues es ahí donde existen las relaciones. Recuerda que una relación es algo que no existe físicamente. Se trata de algo creado por las mentes. La relaciones no existen, sino que existen las personas que se relacionan. Por todo esto, resulta muy poco útil trabajar sobre las relaciones en sí, y mucho más efectivo centrarse en la manera que uno tiene de relacionarse.
A menudo pensamos que “conocemos” a otras personas cuando en verdad lo que estamos haciendo es proyectar sobre ellas nuestra propia realidad. Incluso cuando estamos en presencia de dichas personas, la proyección nos parece más veraz, cuando simplemente lo que está pasando es que superponemos nuestra visión proyectada de la persona sobre su imagen física captada por nuestros sentidos.
Lo importante es DARSE CUENTA de que aquello que proyectamos en los demás es, verdaderamente algo que habla (más de lo que queremos admitir) sobre nosotros mismos. Observar dice más sobre el observador que sobre lo que se observa. Darnos cuenta de esto, ponerle consciencia a este mecanismo mental nos permite recuperar el control sobre lo que está sucediendo para poder hacernos cargo y trabajar aquellos aspectos de nosotros de los que no deseamos hacernos responsables, aspectos que no admitimos como propios y que están jugando en nuestra contra.
Gran parte del trabajo que se realiza en el desarrollo personal consiste en librarse de estas proyecciones estableciendo una FRONTERA DEFINIDA entre la descripción que hacemos de lo que sucede y lo que sucede realmente.
Y es que casi constantemente INTERPRETAMOS todo lo que está teniendo lugar y lo tomamos por cierto, creyéndolo y creando NUESTRA PROPIA interpretación de las cosas y viviendo de acuerdo a ella, DISTORSIONANDO de esta manera los hechos e involucrando a otras personas en nuestro ensueño, creando un conflicto que en realidad sólo existe en nuestro interior. La meditación ayuda a trazar esta frontera.
  • “Todo lo que te molesta de otros seres es solo una proyección de lo que no has resuelto de ti mismo.” BUDA.
  • “No vemos a los demás como son, sino como somos nosotros.” IMMANUEL KANT.
  • “Muy a menudo, lo que encontramos difícil en los demás es precisamente aquello que no hemos resuelto dentro de nosotros mismos. Si lo hubiéramos resuelto inicialmente, nunca se hubiese convertido en un problema crónico.” ROBERT DILTS.     (Fuente: habilidademocional.com)

sábado, 28 de diciembre de 2013

El poder de una caricia


Ningún otro sentido como el tacto nos pone en contacto tan directo con otro ser humano. De hecho, las personas somos tacto puro: la piel abarca todo nuestro cuerpo. Y la mano, sede principal de la función táctil, es una extremidad compleja que nos aparta definitivamente de los demás miembros del reino animal.


No es exagerado decir que el amplio idioma del tacto es uno de los factores que nos instala decisivamente en el universo de lo humano. Es conocido, y frecuentemente citado, el hecho de que un bebé no acariciado está en elevado riesgo de morir.

Recién terminada la Segunda Guerra Mundial tuvo lugar un caso espontáneo que llamó la atención de los investigadores. Había dos orfelinatos estatales y se advirtió el hecho de que en uno de ellos los niños tenían mejor talla y peso que en el otro. La situación era extraña, dado que las dos instituciones pertenecían al mismo programa.

Cuando se profundizó en los hechos, pudo comprobarse que la diferencia venía dada por la persona que estaba a cargo en cada uno de ellos. Mientras que la Señora Grun acostumbraba a jugar y a acariciar a los niños que estaban bajo su cuidado, la Señora Schwarz mantenía una relación distante con los pequeños que crecían en su institución.

Por casualidad, las dos mujeres fueron trasladadas y cada una terminó dirigiendo el orfelinato que antes estaba a cargo de la otra. Entonces se corroboró lo que todos pensaban: los niños que antes presentaban un índice de crecimiento muy favorable comenzaron a perder peso y tamaño. Mientras tanto, los otros crecieron y engordaron.

La Universidad de Miami también publicó un estudio en el que aparecen conclusiones similares. Allí se observó que los niños prematuros detenían su desarrollo mientras estaban en las incubadoras. Por eso propusieron sacarlos de allí durante quince minutos, tres veces al día, para acariciarlos. El resultado fue extraordinario. En poco tiempo alcanzaron un grado de madurez normal y pudieron ser dados de alta una semana antes que otros niños a los que no se les acariciaba.

Las madres modernas en muchas ocasiones no tienen suficiente tiempo para compartir con sus bebés. Por eso hay un sector de investigadores que comienza a preguntarse si el crecimiento exponencial de la violencia en los jóvenes puede tener una relación directa con esa falta de contacto entre madre e hijo en las primeras etapas de la vida.

En el Reino Unido se hizo una investigación al respecto. El estudio estuvo dirigido por la doctora Penelope Leach, e indagaba por las diferentes formas de cuidado que reciben los niños menores de cinco años y sus efectos en el desarrollo.

Los expertos analizaron la saliva de los bebés que no recibían ninguna respuesta cuando estallaban en llanto. Detectaron entonces que había una elevada presencia de “cortisol” en el organismo de estos niños. El cortisol es una hormona que se produce por estrés.

Esta sustancia tiene un efecto altamente nocivo cuando actúa sobre un cerebro en formación. También altera la capacidad de respuesta del sistema inmunológico. Por eso se pudo concluir que estos niños eran más propensos a enfermar.

Así mismo pudo constatarse que el estrés no solamente se deriva de estímulos amenazantes, sino que también se produce debido a la carencia, o a la tensión que generan las necesidades afectivas insatisfechas. Esta frustración podría convertirse en la semilla de una agresividad latente o expresa.

La ciencia entonces corrobora algo que todos intuimos de una u otra manera. El contacto afectivo a través del tacto nos hace más fuertes y mejores. Esto no se aplica únicamente a los bebés, aunque sí a ellos preferencialmente. Pero a lo largo de toda nuestra vida sigue vigente la necesidad de caricias físicas. Tienen exactamente el mismo efecto que en los niños.
(Fuente: la mente es maravillosa)

martes, 17 de diciembre de 2013

Motivos para la alegria


La fiesta, la música, la chispa, el éxito
el acierto, el afecto,
el  prestigio, el entretenimiento,
las pequeñas comodidades,
un rato en buena compañía,
caer bien,
conocer gente,
tener amigos,
algún gesto de ternura,
un buen libro,
unas risas.....
.....todo esto, si
Pero hay más:
LA GRATITUD
               por tantas oportunidades,
los fracasos, que son escuela,
los errores, si nos hacen humildes,
la soledad, porque nunca es completa
las etapas malas, que siempre terminan,
las batallas internas, porque estamos vivios,
los grandes ideales
que dan sentido a las grandes entregas,
la fe, a las duras y a las maduras,
y tantas historias cotidianas
en las que se gesta lo eterno.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Establecer limites en la adolescencia


¿Qué pasa cuando tus hijos ya no son aquellos nenes que corrían a tus brazos o querían jugar contigo cada cinco minutos? Tarde o temprano llega el momento en el que crecen lo suficiente como para salir solo con sus amigos y no depender tanto de ti como antes.

Aunque sabes que es parte de la vida, es complicado adaptarse a esta serie de cambios. La adolescencia es una transición no solo para ellos, sino también para los padres. Con el propósito de hacer este paso menos abrumador, creo que es bueno practicar desde la infancia. Sobre todo cuando se trata de poner límites. Pero, ¿en qué consisten exactamente?

Desde una educación respetuosa y atenta a las necesidades y desarrollo de los hijos, los límites son las zonas de confort en nuestro hogar y fuera de él donde como familia ayudamos a nuestros hijos a aprender a convivir en sociedad empezando por su propia casa.

Un ejemplo es a la hora de dormir. Seguramente quieren jugar, ver la tele o hablar con los amigos más tiempo, pero si no duermen temprano pasarán el día siguiente cansados. Así, estableces que pase lo que pase la hora de dormir no puede cambiarse. Creas un hábito y de esa forma estarán dispuestos a cumplirlo con mayor facilidad.

Pero seguro que te preguntas cómo lograr esto con un adolescente. Estas sugerencias son las que a mí me han sido de gran utilidad:

- Determina la necesidad de los mismos. Esto dependerá de sus actividades y su carácter.
- Habla con ellos sobre los límites establecidos. Si están involucrados desde un inicio y colaboran en crearlos, será más fácil que quieran respetarlos.
- Establece límites congruentes y claros.
- Sé flexible con los límites y las consecuencias cuando haga falta. No siempre la rutina es la misma y pueden haber excepciones. 
- Explica a tus hijos las consecuencias naturales. Te daré un ejemplo. Por accidente o porque ya no le gustaba, rompe su móvil. Tú te esforzaste para comprarle el aparato en cuestión y ahora ya no funciona, ¿qué hacemos? Nada. Ya no tiene modo de comunicarse con sus amigos, ni de hacer fotos, usar las aplicaciones o estar conectado contigo como antes. Para hablar con sus amigos tendrá que buscar otro medio pues no podrá mandarles mensajes. De ese modo, ha aprendido a cuidar sus cosas. Pero si lo castigas, por ejemplo, sin televisión o computadora por meses y después de eso le compras un iPhone, dudo mucho que aprenda una lección útil. 
- Prepárate para que traspase los límites. Dado que aprenden sobre la marcha, no dudes en que van a equivocarse. Cuando eso ocurra, no dudes en orientarlos. Solo mantente atento para encontrar el momento adecuado.
- Recuerda que las buenas acciones o los avances deben ser agradecidos, halagados y puestos de manifiesto. No hablo de recompensas o premios. Más bien de decirles y motivarlos con palabras a continuar por ese camino .Siempre es bueno fomentar su autoestima desde niños y más en esta edad tan difícil, cuando sus hormonas les causan conflictos emocionales.

jueves, 12 de diciembre de 2013

La ciencia de la compasión

No te pierdas este interesante programa de Redes, sobre todo para los que pensamos que la meditación pude contribuir a crear personas mas felices y por tanto un mundo radicalmente mejor.
Según el biólogo y monje budista Matthieu Ricard, la felicidad no es una sucesión interminable de placeres que terminan por agotamiento, sino una forma de ser. Y si es así, ¿no deberían nuestros hijos aprender en el colegio a ser felices? ¿No es acaso lo que desea cualquier madre o padre de hoy en día? Para permitir aflorar la compasión y la naturaleza buena que todo ser humano lleva dentro, la ciencia está descubriendo los beneficios de la meditación. Aprender a meditar puede ayudarnos a convivir con una mente más clara y más hábil a la hora de lidiar con las emociones negativas y fomentar las emociones positivas.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Cuento: El barquero inculto


Un cuento de la india muy antiguo que nos puede hacer pensar

Había un joven con gran conocimiento en muchas materias y por esta razón creció engreído y despectivo con las personas que le rodeaban y que creía que no estaban a su nivel.
En una ocasión tuvo la necesidad de cruzar un caudaloso río y se acercó a un barquero para que le ayudara a cruzar, el barquero partió una vez que el joven estuvo acomodado y remo diligentemente hacia la otra orilla.
En un momento sobre ellos paso una bandada de aves y el joven erudito pregunto al barquero:
- Amigo dígame, ¿ha estudiado usted la vida de las aves?
- No señor – repuso el barquero
- Entonces creo señor barquero que ha perdido usted la cuarta parte de su vida.
El viaje siguió tranquilo por una zona donde plantas exóticas crecían en la superficie del río, entonces el joven burlonamente se dirigió hacia el barquero:
- Dígame amigo barquero, ¿ha estudiado usted botánica?
- No señor – respondió el barquero – no se absolutamente nada de las plantas.
- Pues me equivoque con mi aseveración anterior pues creo que usted ha perdido la mitad de su vida – le dijo petulantemente el joven
Sin embargo el barquero seguía tranquilamente remando mientras el sol de mediodía brillaba sobre las aguas del río.
- Veo barquero que por tu aspecto llevas muchos años deslizándote por estas aguas, pero dime ¿sabes algo de la naturaleza de estas aguas? ¿su historia?
- No señor – respondió el barquero – nada sé al respecto, ni de estas aguas ni de otras que cruce anteriormente.
- ¡Qué pena hombre! – exclamo el joven erudito - de verdad con mucha pena tengo que decirte que has perdido las tres cuartas partes de tu vida.
De pronto y para sorpresa de los dos navegantes la barca comenzó a hacer agua y los pies se mojaron rápidamente, por mucho que intentaron desaguar con los recipientes que llevaban vieron que era imposible vaciar el bote y la barca poco a poco comenzó a hundirse.
El barquero entonces miro al joven y le pregunto:
- Señor ¿sabes nadar?
- No – repuso asustado el joven mirando cómo se hundía su embarcación.
- Pues me temo señor que hoy has perdido toda tu vida.

“No es a través del intelecto como se alcanza el Ser, el pensamiento no puede comprender al pensador y el conocimiento erudito no tiene nada que ver con la sabiduría”.

lunes, 9 de diciembre de 2013

¿Quien controla tu vida?



¿Quién te hace sufrir? ¿Quién te rompe el corazón? ¿Quién te lastima? ¿Quién te roba la felicidad o te quita la tranquilidad? ¿Quién controla tu vida?...
¿Tus padres? ¿Tu pareja? ¿Un antiguo amor? ¿Tu suegra? ¿Tu jefe?...
Podrías construir toda una lista de culpables.

Probablemente sea lo más fácil. De hecho sólo es cuestión de pensar un poco e ir nombrando a todas aquellas personas que no te han dado lo que te mereces, te han tratado mal o simplemente se han ido de tu vida, dejándote un profundo dolor que hasta el día de hoy no entiendes.
Pero ¿sabes? No necesitas buscar nombres. La respuesta es más sencilla de lo que parece, y es que nadie te hace sufrir, te rompe el corazón, te daña o te quita la paz. 
Nadie tiene la capacidad al menos que tú le permitas, le abras la puerta y le entregues el control de tu vida.

Llegar a pensar con ese nivel de conciencia puede ser un gran reto, pero no es tan complicado como parece. Se vuelve mucho más sencillo cuando comprendemos que lo que está en juego es nuestra propia felicidad. Y definitivamente el peor lugar para colocarla es en la mente del otro, en sus pensamientos, comentarios o decisiones.
Cada día estoy más convencida de que el hombre sufre no por lo que le pasa, sino por lo que interpreta.
Muchas veces sufrimos por tratar de darle respuesta a preguntas que taladran nuestra mente como: ¿Por qué no me llamó? ¿No piensa venir a buscarme? ¿Por qué no me dijo lo que yo quería escuchar? ¿Por qué hizo lo que más me molesta?....

No se sufre por la acción de la otra persona, sino por lo que sentimos, pensamos e interpretamos de lo que hizo, por consecuencia directa de haberle dado el control a alguien ajeno a nosotros.

Si lo quisieras ver de forma más gráfica, es como si nos estuviéramos haciendo vudú voluntariamente, clavándonos las agujas cada vez que un tercero hace o deja de hacer algo que nos incomoda.
Lo más curioso e injusto del asunto es que la gran mayoría de las personas que nos "lastimaron", siguen sus vidas como si nada hubiera pasado; algunas inclusive ni se llegan a enterar de todo el teatro que estás viviendo en tu mente.
Un claro ejemplo de la enorme dependencia que podemos llegar a tener con otra persona es cuando hace algunos años alguien me dijo:

"Necesito que Pedro me diga que me quiere aunque yo sepa que es mentira. Sólo quiero escucharlo de su boca y que me visite de vez en cuando aunque yo sé que tiene otra familia; te lo prometo que ya con eso puedo ser feliz y me conformo pero si no lo hace... siento que me muero".
Me quedé atónita. ¿Realmente esa será la auténtica felicidad? ¿No será un martirio constante que alguien decida nuestro estado de ánimo y bienestar? Querer obligar a otra persona a sentir lo que no siente... ¿no será un calvario voluntario para nosotros?
No podemos pasarnos la vida cediendo el poder a alguien más, porque terminamos dependiendo de elecciones de otros, convertidos en marionetas de sus pensamientos y acciones.
Las frases que normalmente se dicen los enamorados como: "Mi amor, me haces tan feliz", "Sin ti me muero", "No puedo pasar la vida sin ti", son completamente irreales y falsas.
No porque esté en contra del amor, al contrario, me considero una persona bastante romántica, sino porque realmente ninguna otra persona tiene la capacidad de entrar en tu mente, modificar tus procesos bioquímicos y hacerte feliz o hacer que tu corazón deje de latir.
Definitivamente nadie puede decidir por nosotros.
Nadie puede obligarnos a sentir o a hacer algo que no queremos, tenemos que vivir en libertad.
No podemos estar donde no nos necesiten ni donde no quieran nuestra compañía. No podemos entregar el control de nuestra existencia, para que otros escriban nuestra historia. Tal vez tampoco podamos controlar lo que pasa, pero sí decidir cómo reaccionar e interpretar aquello que nos sucede.

La siguiente vez que pienses que alguien te lastima, te hace sufrir o controla tu vida, recuerda: No es él, no es ella...ERES TÚ quien lo permite y está en tus manos volver a recuperar el control.

"Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: La última de las libertades humanas: la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino para decidir su propio camino" VIKTOR FRANKL

domingo, 8 de diciembre de 2013

Toma las riendas de tu vida



Se obediente, estudia, trabaja, cásate, ten hijos, hipotécate, mira la tele, consume...... adorna tu casa en Navidad. Y sobre todo: NUNCA cuestiones lo que te han dicho que tienes que hacer.
La sociedad y la tradición, ejercen desde el día que nacemos, una poderosa influencia sobre nosotros. Se nos adoctrina, para obedecer pautas y directrices predeterminadas por la mayoría y para rechazar sistemáticamente ideas nuevas.
Nos desanima formar parte de una cadena de vida prefabricada, pero asociamos con la frustración y fracaso cualquier tentativa de cambio. Detenernos a pensar para cambiar nuestra mentalidad, tomar las riendas de nuestra existencia, nos enfrenta contra nuestro miedo a la libertad.

Gozamos de mecanismos que garantizan la parálisis psicológica de la sociedad

El miedo: Cuanto más temor e inseguridad tengamos, más necesitaremos que nos protejan (el Estado, las instituciones, se convertirán en nuestros aliados) 

El autoengaño: Nos mentimos, para no tener que enfrentarnos a los temores e inseguridades inherentes a cualquier proceso de cambio. Para lograrlo bastará con mirar hacia otro lado, emplear infinitas formas de entretenimiento para evadirnos las 24 horas del día de nosotros mismos, conseguirá que vivamos narcotizados.

La resignación: Agotados física y mentalmente, decidimos conformarnos, sentenciando que "la vida que llevamos es la única posible". Asumiendo ser víctimas de nuestras circunstancias, utilizamos la arrogancia y el cinismo contra las personas que piensan distinto, para defendernos en caso de sentirnos cuestionados. Y nos rellenamos de escepticismo para justificar una vida de segunda mano. 
Por último, el mecanismo de defensa más cruel

La pereza: Lo que significa "tristeza de ánimo de quién no hace con su vida aquello que intuye o sabe que podría realizar".

"Formamos parte de una sociedad tan enferma que a los que quieren sanar se les llama raros y a los sanos se les tacha de locos" (Jiddu Krishnamurti)

Nadie dijo que fuera fácil, pero para empezar a cambiar sólo hay que dar un primer paso.


viernes, 6 de diciembre de 2013

Honesto con mis virtudes


Tenemos el hábito, bueno o malo según se utilice, de fijarnos en aquello que no se nos da bien hacer. Si lo utilizamos en positivo nos esforzamos por mejorar pero muchas, muchas veces lo hacemos para autocastigarnos.

Igual de importante es esforzarnos por mejorar que saber reconocer lo que se nos da bien hacer, habito que tampoco solemos tener.

Cuando vemos a alguien alardear de lo que se le da bien hacer o de sus triunfos y logros sentimos rechazo. Pero en ese alarde,, muchas veces, la intención es ponerse por encima de los demás y de ahí nuestro rechazo. En cambio reconocer tus virtudes y poder compartirlas deja clara tu honestidad y la seguridad en ti mismo.

Cuando te crees merecedor de tus virtudes dejas de estar a expensas de las opiniones de los demás y estás en disposición de potenciarlas y enfocarlas para conseguir tus logros con el mínimo esfuerzo y desgaste.

Aunque reconforta, motiva y anima que los demás te reconozcan tus virtudes, tanto el presumir de ellas como la falsa modestia te impedirán ser humilde, el no creer en ello no te hará sentir digno de ellas y ambas cosas son necesarias para poder compartir y que compartan contigo en un intercambio que te hará crecer.

“Presumir de lo que sabes hacer aleja al que te admira por tu virtud”.

“La falsa modestia no te hace digno de tus virtudes”.

martes, 26 de noviembre de 2013

Lo que debemos "dejar ir" para ser felices

El amigo que siempre miente, la idea de que debemos darle gusto a los demás o la obsesión por el pasado... Hay situaciones y personas que no nos hacen ningún bien, y que sería mejor dejar ir de nuestras vidas para encontrar aquello que sí merecemos. 

Tu obsesión con el pasado

Alguien que se arrepiente por lo que hizo en el pasado o que se culpa por lo que sus acciones causaron, puede verse envuelto en un círculo vicioso de lágrimas, tristeza y depresión. A veces olvidamos que no podemos cambiar el pasado y que la única forma de ser libres y felices es dejar de pensar en ello, dejar el recuerdo también en el pasado. Si en verdad has dañado a alguien puedes tratar de reparar el daño, pero no te obsesiones con lo que no se puede cambiar. Muchas veces necesitamos más nuestro propio perdón. De ser así, trabaja en ello y sigue adelante.

Ese amigo que te causa problemas

La amistad es una de las relaciones que enriquecen la vida del ser humano. Algunos de nuestros amigos están ahí desde que somos pequeños y otros se han ido uniendo en el camino. En cualquier caso, si alguno de estos amigos te causa problemas, te engaña, se aprovecha de ti, te decepciona o te provoca cualquier otro tipo de situación negativa de forma constante, quizá sea hora de que los caminos se separen. Esto suele causar un gran conflicto interno porque creemos que debemos ayudar a nuestros amigos a salir adelante, pero cuando la situación te está afectando debes analizar si está bien buscar su bienestar a costa del tuyo. Recuerda que la persona más importante de tu vida eres tú mismo.

Esas personas que esperan que cambies por ellos

Puede que tengas un amigo o amiga, un padre o una madre, o una pareja que vive con la esperanza de que te conviertas en quienes ellos quieren. Probablemente deseen lo mejor para ti, pero esto puede poner en peligro tú identidad, es decir, lo que tu quieres. Pueden ponerte, a veces sin querer, en una encrucijada de sentimientos en la que se mezcle el miedo a decepcionar a otros con el temor a renunciar a tus sueños.Ten en cuenta, que terminar viviendo la vida de otro/a es una bomba que termina explotando tarde o temprano ya que la recompensa por contentar a los demás no suele compensar una posible pérdida de ti mismo/a.

A quien está contigo a la fuerza

Algunas personas se quedan en nuestra vida a la fuerza. Ya sea porque están acostumbradas a las comodidades que les damos, que teman dejarnos solos, porque no nos creen independientes o porque estemos ejerciendo algún tipo de coacción. En cualquier caso, probablemente no lograrás ser feliz teniendo a esa persona en tu vida. Cuando alguien está atado a nosotros, nos atamos a su infelicidad y de esto no puede nacer nada bueno.

Para ser felices es importante ser y dejar ser, pero también vivir en el presente valorándote.


sábado, 16 de noviembre de 2013

No sé vivir si no te tengo....


Esta es una expresión que conocemos todos, en mil versiones, en mil situaciones, porque todos hemos estado apasionadamente enamorados.
Pero cuando analizamos las situaciones sin sentimientos, no podemos menos que reprocharnos el conferir a alguien más la responsabilidad de hacernos felices, de dispensarnos su vida para darle felicidad a la nuestra; no es para nada una forma saludable de vivir y de amar. Tamaño egoísmo gastamos cuando estamos enamorados… Y hay que decirlo, también cuando no lo estamos. He reflexionado sobre ello, pensando en alguien que recientemente se ha distanciado de su gran amor. 

Las cosas parecían ir a golpe de rueda, lentas y conflictivas, y cuando la separación ha llegado, casi podía decirse que ambos podrían sentirse aliviados… Pero no, siempre surge en alguno de los dos o en los dos, el tóxico sentimiento de empeñarse en retener al otro a su lado, porque le ama. ¿no puede acostumbrarse a nadie más? Y se empeñan, empeño triste y vano, de conferirle el papel de salvador de su vida, totalidad de su existencia, cerrando las puertas a seguir adelante.

Es cierto que es doloroso perder a quien se ama porque te deje, porque la relación no funcione y tú le dejes, porque es imposible, porque ha muerto, porque ocurrió esto y aquello, pero cuando eso ocurre, es el momento en que debemos asumir que debemos seguir adelante, no podemos ni por asomo empeñarnos en un amor que no existe ya, en unos sentimientos exhaustos que no nos provocan más… Hay que respirar profundo y seguir adelante. Yo no sé vivir sino te tengo… 

Esa extraordinaria mentira e ilusionada ingenuidad… ¿acaso no vivías antes de conocerle? ¿cómo es tener a alguien? Por muy unidos que nos sintamos con alguien a quien amamos, aunque hayamos construido sueños y realidades, es alguien más. Prácticamente podemos decir que en la vida, no tenemos a nadie más que nosotros mismos. Los sentimientos mudan, la gente cambia, las lejanías llegan, un día nos marchamos o se marchan, planeamos y desbaratamos nuestros planes, retomamos el ayer y un día lo dejamos, ¡cambiamos cada día! Y cuando el cambio llega al amor… Debemos asumir que igual que comenzó puede un día cambiar… 

Y que él o ella siguen adelante o somos nosotros los que queremos seguir más allá… Elegimos alguien a quien amar a partir de que le comprendemos y nos comprende, lo aceptamos y nos acepta como somos, somos felices y es feliz, cuando éstas combinaciones no funcionan, a menos que seamos muy egoístas no podemos hacer nada más… 

Cuando elegimos a quien amar, lo elegimos para vivir con nosotros su vida, para compartir sus proyectos y vivir una vida mutua, no lo elegimos para que viva para nosotros, ni se ocupe de nuestra felicidad, sino para que comparta la nuestra y nosotros la suya… De tal manera que cuando eso ya no es posible, ya no hay marcha atrás. Claro que puedes vivir aunque no le tengas, va a ser duro y cuesta arriba, pero igual sobrevives y un día retomas con brillos el amor… Y siempre seguirás viviendo tengas o no a alguien a tu lado… -

jueves, 14 de noviembre de 2013

El viaje al inteior de ti mismo

Mario Alonso Puig es Médico Especialista en Cirugía General y del Aparato Digestivo. Ha ejercido durante 26 años y además se ha formado en el campo de la Inteligencia Humana en la Facultad Superior de Educación de la Universidad de Harvard. El pasado viernes  8 de noviembre se subía al escenario del Teatro Circo Price para participar en el IV Congreso de Mentes Brillantes de El Ser Creativo.  
“Estoy aquí para que juntos reflexionemos sobre un mundo muy sutil”, comenzaba diciendo Mario.
En este sentido, puso dos metáforas que pueden ayudarnos a ser más felices.  
"No corras, ve despacio, que adonde tienes que ir es a ti solo"
Las personas tenemos tres capas que debemos explorar si queremos alcanzar la felicidad. Es importante ser conscientes de su existencia para viajar a través de ellas.
La apariencia
Ésta es la primera capa. Con ella ocultamos miedos, desconfianzas, torpezas. Pero “se cuela la sombra”, entendiendo por sombra todo aquello que el ser humano no quiere mostrar de sí mismo.
Para controlar esa sombra hay que entrar poco a poco en la meditación profunda y el silencio. Alejarnos del diálogo incesante que tenemos. Así llegaremos a la siguiente capa: el núcleo. 
El núcleo
En esta capa está la sombra: aquello que tememos que salga a la luz “porque creemos que no seremos aceptados si lo mostramos”.
La primera experiencia con la meditación profunda es contactar con esa sombra. Una vez que la controlemos, podremos llegar a lo más profundo de nuestro ser, que es la tercera capa. 
El Ser
Vivimos tan en contacto con la sombra que no nos damos cuenta de que si encendemos nuestra propia antorcha interior tenemos un tesoro de incalculable valor en nuestro ser.
El camino para llegar al ser no es corto ni rápido. Lo importante es recordar la frase de Juan Ramón Jiménez: “No corras, ve despacio, que adonde tienes que ir es a ti solo”. 
Somos parte de un mismo mar 
Tenemos que querer a las personas no por el agradecimiento, sino porque nos importante realmente. 
Las olas del mar se reconocen entre sí, saben que están hechas de la misma agua. En el ser humano, aunque debería ser así, no ocurre lo mismo, porque entra en juego el ego: la creencia en la separación. Si los seres humanos reconocieran que son una unidad podrían dejar a un lado su ego y alcanzar la felicidad de una manera plena. 
El inconveniente, según Mario, es que el ego se origina desde muy niños: “al sentirnos aislados o indefensos, guardamos el recuerdo de ese sentimiento en nuestro cerebro. Concretamente en los núcleos amigdalinos. Cualquier experiencia que vivamos de adultos que incremente esas sensaciones avivará el recuerdo y disparará un mecanismo de autodefensa que no podremos controlar.  
Así saltan las alarmas y sale la bestia que habita en nosotros. Incluso aparece la violencia. Y lo peor de todo es que cuando se activan estos mecanismos en el cerebro, se desconectan los de la inteligencia. Es decir, nos volvemos un poco más tontos.

Superar esto no es fácil.
En este sentido, Mario Alonso Puig sugiere seguir siete pasos budistas para encaminar nuestra vida hacia el respeto a los demás. 
Wayne Dyer los explica muy bien en El poder de la intención:
1. NO TE SIENTAS OFENDIDO
Lo que te ofende sólo contribuye a debilitarte.
Si buscas ocasiones para sentirte ofendido, las encontrarás cada dos por tres.
Sentirse ofendido crea la misma energía destructiva que te ofendió y que lleva al ataque, al contraataque y a la guerra. 
2. LIBÉRATE DE LA NECESIDAD DE GANAR
Al ego le encanta dividirnos entre ganadores y perdedores. Es imposible ganar todo el tiempo. Siempre habrá alguien más rápido, más joven, más fuerte, más listo y con más suerte que tú. Tú no eres tus victorias. 
3. LIBÉRATE DE LA NECESIDAD DE TENER RAZÓN
Olvidarse de esto es como decirle a tu ego: "No soy tu esclavo".
Pregúntate: "¿Quiero ser feliz o tener la razón?". 
4. LIBÉRATE DE LA NECESIDAD DE SER SUPERIOR
La verdadera nobleza no tiene nada que ver con ser mejor que los demás. Se trata de ser mejor de lo que eras antes. Céntrate en tu crecimiento. 
5. LIBÉRATE DE LA NECESIDAD DE TENER MÁS
Por mucho que logres y adquieras, tu ego insistirá en que no es suficiente.
Como dijo San Francisco de Asís: "...es en dar cuando recibimos". 
6. LIBÉRATE DE LA NECESIDAD DE IDENTIFICARTE CON TUS LOGROS
Cuando te apegas a esos logros y crees que lo estás consiguiendo tú solo, es cuando abandonas la paz. 
7. LIBÉRATE DE TU FAMA
La fama que tienes no está localizada en ti, sino en la mente de los demás, por consiguiente, no ejerces ningún control sobre ella.
Si te preocupas demasiado por cómo te van a percibir las personas te habrás desconectado de la verdadera intención.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

La mente del principiante


Hoy te invito a abandonar la postura del “ya lo sé”. Hacerlo te llevará a libertarte de muchas creencias limitadoras. Existe un término japonés “shoshin” que significa “Mente Principiante”, el objetivo es mantener siempre pura la mente de ese principiante.

Hoy te invito a que adoptes esta postura, la de mente principiante. Cambiar el “ya lo sé” por el “no lo sé”.

Cuando vives desde el “ya lo sé” te auto-impones un obstáculo de crecimiento. Vivir desde esta posición supone mantenerte aferrado a un pasado. Mantienes contigo algo que pudo funcionar en el pasado pero que hoy no tiene que hacerlo. Vivir en el “ya lo sé” es convertir el presente en pasado.

Identificar que no se sabe algo es apertura a una maravillosa oportunidad de aprenderlo.
- Abre la posibilidad que puedes estar equivocado en aquello que crees.
- Fomenta-te la capacidad de asombro.
- Identifica el trabajo como un juego en el que cada día descubres algo nuevo.
- Acepta lo que no conoces.
- Escucha y valora la opinión de otros.
Quién más te crispa, es con el que más aprendes.
Haz cada día alguna cosa de manera diferente a como normalmente lo haces.
Habla con esa persona que no conoces.

Si del tema que alguien te está hablando, tú piensas “yo ya lo sé”, cualquier cosa que diga que no siga los patrones por ti conocidos te llevará a identificar que está equivocado.

Te cierras la puerta a ampliar conocimientos o descubrir nuevas maneras de hacer las cosas, o realizar tu trabajo. Si ya sabes que no serás feliz en tu trabajo, efectivamente, nunca lo serás.

Mantenerte en el “ya lo sé” es una manera de quedarte en tu zona de confort. No responsabilices a nadie, de tu decisión de no avanzar. Y si lo haces, mejor dilo a ti mismo, sin alzar la voz.

Identificar, reconocer que no sabes algo, te transmite tranquilidad. No saber, te abre la oportunidad de aprender. Si a ese “no lo sé” le acompañas un “… y quiero aprender”, te permitirás crecer, avanzar. Vivir con la mente del principiante es mantener siempre abierta la puerta de la zona de expansión.

Y ahora que ya tienes claro que “no lo sabes” ¿qué es lo que te impide alcanzar esos sueños que tienes en tu mente? Ya no sabes que no puedes. Nada te frena.

“A la mente del principiante se le presentan muchas posibilidades; a la del experto pocas” (Shunryu Suzuki)

lunes, 11 de noviembre de 2013

La estrategia mental para conseguir lo que quieras


La "Ley de atracción" y sus derivados, hablan de imaginar algo que deseas con fuerza, actuar como si lo hubieses conseguido y en breve "el Universo" hará todo para que lo obtengas.
En realidad lo que le da realidad a esta propuesta es anclar el pensamiento en un objetivo concreto, de manera que pones todos tus recursos en encontrar la manera de conseguirlo, aún cuando trabajas en pensamiento paralelo.

Lo dicho anteriormente no está mal, pero está incompleto, por eso mucha gente se frustra cuando practica de la "Ley de la atracción" ya que no le funcionó. 
La clave está en pensar más allá de lo que queremos conseguir y de cómo queremos hacerlo.

La mente humana es tremendamente compleja y muchas veces vienen a ella pensamientos limitantes "muy bonita la propuesta, pero creo que no lo voy a poder hacer", "no creo que llegue a conseguir esto en este tiempo", "estoy demasiado cansado para hacer esta tarea". Son algunos ejemplos de pensamientos limitantes que llegan todo el tiempo a nuestra mente y nos frustran.

En estos casos nos olvidamos de algo sumamente importante con lo que todos contamos, la imaginación y la creatividad. Utilizando estos dos recursos podemos alcanzar lo que queramos o al menos imaginar la manera, como un proyecto e ir desarrollándola. Esa es probablemente la mejor parte. Lo importante no es el objetivo sino el camino que recorramos hacia él y cómo lo recorramos, para que podamos aprender cosas nuevas sobre nosotros y nuestros recursos.

El recorrido es la clave porque si el objetivo no se da hoy, al menos lo intentamos y aprendimos mucho para seguir intentándolo.

Esta es una primera parte, la segunda (se pueden invertir si se quiere), es como dice el sabio de la película "El Guerrero Pacífico" "sacar la basura", a eso se refiere cuando llegan a la mente esos pensamientos limitantes y miedos, a veces infundados, que nos paralizan a llegar a eso que deseamos. Si los reconocemos y enfrentamos, crecemos y los temores se irán empequeñeciendo hasta dejarnos libres para actuar.

La última clave es, vivir todo el tiempo mirando el presente, estando en el "aquí y ahora" eso nos va a ayudar a disfrutar de este tramo del recorrido y a quitarnos temores sobre lo que podría suceder en el siguiente tramo.

Esta es la estrategia que propongo. Cada uno sabrá adaptarla a sí mismo, a sus recursos y objetivos, lo importante básicamente es eliminar esos pensamientos que limitan nuestras capacidades.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Simplemente GRACIAS



"¿Cómo se dice?" Es una da las frases que probablemente a todos nos han repetido más de una vez en nuestra infancia. Y nosotros teníamos que responder: "¡Gracias!" Al principio no comprendíamos demasiado su significado y lo decíamos simplemente para contestar a nuestros padres. Su emisión tenía el reconocimiento y la aprobación de alguien a quién queríamos agradar, con independencia del gesto que agradeciéramos.

El valor de una palabra

Poco a poco hemos hecho de su uso un automatismo que utilizamos en nuestra vida cotidiana, perdiendo así una buena parte del sentido que realmente tiene. Así, es bueno que nos detengamos un momento para ver en realidad qué significa y el gran poder que posee una palabra tan simple y maravillosa.

Cuando a una persona le dices gracias le estás diciendo que la reconoces y que valoras que te haya dado su tiempo. Le expresas, sólo con cinco letras, que lo ha hecho bien y que tienes una deuda con ella. Reconoces su esfuerzo y le muestras que se ha ganado un poco más tu confianza. Le enseñas que te has sentido apreciado y que se ha ganado tu afecto.

Al mismo tiempo que a alguien le dices gracias, le estás contando que te alegras de que haya pasado por tu vida, aunque sólo haya sido un momento. Simplemente, estás diciendo algo que no tiene precio, pero que al mismo tiempo tiene un valor infinito.

Un mundo lleno de "Gracias"

Estás haciendo un regalo, y como con todo regalo lo mejor para que luzca y resalte es que esté envuelto en un papel bonito. Así, un "gracias" se vuelve mucho más hermoso si va acompañado de una sonrisa, de un momento de pausa y de una mirada acogedora. Si lo haces, será mucho más fácil que la persona que lo recibe sienta y entienda lo que significa.

Un mundo lleno de gracias, es un mundo lleno de favores y de contacto humano. Es un mundo que todos deseamos para las personas que queremos. Es por eso, por lo que en el fondo, nos empeñamos en enseñarles a los niños que deben decirlo. Y lo que hay en el fondo, es probablemente lo más importante.



miércoles, 6 de noviembre de 2013

La mejor farmacia la llevas contigo



Los complejos vitamínicos son preparados cuyo objetivo es ayudar a nuestro cuerpo a cubrir sus necesidades en períodos en los que prevemos que nuestra alimentación no va a ser suficiente. Puede ser por un aumento de ejercicio, en períodos de más trabajo, porque el estrés y las preocupaciones afecten a nuestro apetito, porque nos sintamos débiles, en épocas de exámenes o porque por algún motivo nuestra alimentación no vaya a ser la más adecuada.

Las vitaminas hacen una estupenda función cuando las necesitamos. Con esto estoy cuidando mi cuerpo. También cuido mi alimentación y hago algo de ejercicio. 
Pero además de cuerpo, somos mente y espíritu. Y es tan importante cuidarlos como al cuerpo.

¿Haces algo para cuidar tu mente y tu espíritu? 

Hay muchas formas de hacerlo, cada uno tiene la suya. Puede ser escuchando música, leyendo, pintando, saliendo con los amigos, viendo una película, visitando a la familia, disfrutando de la naturaleza, dedicándole tiempo a lo que más te gusta hacer o simplemente relajándote. Todas estas actividades, y muchas más, te ayudan a estar mentalmente bien, aunque sea por un rato.

Yo practico meditación, esto hace que mi bienestar mental, no sólo sea en los momentos de actividades placenteras, sino en mi vida en general. 

¿Qué te parecería si hubiera complejos vitamínicos para la mente y el espíritu?
Sería genial poder tomar una pastillita diaria o cada vez que necesitáramos sentirnos bien, ¿verdad?
Pues te diré que llevas la farmacia contigo. 
Igual que los alimentos te proporcionan las vitaminas para que tu cuerpo funcione adecuadamente, tu mente te puede proporcionar las vitaminas para la mente y el espíritu.

Estas son un poco más difíciles de “tragar”, no por su tamaño sino por su incomodidad. Conseguirlas, tomarlas y aprovechar su efecto requiere un esfuerzo, y ya sabemos que los humanos somos un pelín comodones por naturaleza.
Merece la pena disponer de ellas porque tienen muchas ventajas: no necesitan receta, son gratis, las llevas puestas, puedes hacer uso de ellas cada vez que quieras, no son tóxicas y los efectos secundarios son espectacularmente beneficiosos Además los resultados aumentan con su “consumo”.

Te recomiendo algunas de ellas:

Vitamina A de ACTITUD, favorece la adaptación de tu vida a los cambios de clima. ¡Y cuántos cambios estamos “sufriendo” últimamente! No puedes luchar contra ellos, pero sí puedes tomártelos lo mejor posible. Ésta es, para mí, la vitamina estrella. Doble dosis diaria.
Vitamina B de BÚSQUEDA, ayuda a superar períodos de desmotivación y desgana. A veces todo nos parece igual, no hay nada nuevo y sentimos que vamos en picado. Busca nuevos paisajes, eleva tu mirada y observa qué hay más allá. Quizá descubras algo nuevo.
Vitamina C de COMPROMISO, te aporta la energía necesaria para rendir en tu día a día. ¡La satisfacción del deber cumplido!, qué bien sienta esa sensación. Ayuda a seguir, a crecer y a creer en ti.
Vitamina D de DECISIÓN: contribuye a mejorar notablemente tu libertad y tu independencia. Decide, haz, ve, empieza y si te equivocas ya sabes por dónde no debes ir. Decide de nuevo, los errores son la sabiduría de los expertos.
Vitamina E de ENTUSIASMO. Contribuye al correcto funcionamiento de tu “sistema creativo”. Cuidado con esta vitamina porque sus efectos son contagiosos, puede producir efectos en ti y en tu entorno que tu corazón no esté preparado para resistir. Tómala nada más levantarte, a medio día y por la noche… Si no puedes dormir, suprime la de la noche.

"Tus diamantes no se hallan en montañas lejanas o en mares recónditos; están en el jardín de tu propia casa; sólo tienes que desenterrarlos". Russell H. Conwell
(Fuente: www.exitoalos40.com)

lunes, 4 de noviembre de 2013

Delegar tareas disminuye el estres


Se nos incita a ganar, a ser los mejores, a cumplir con muchas responsabilidades, etc. 
Algunas personas toman estas sugerencias como obligaciones y las interiorizan, esclavizando su vida sin darse cuenta y haciendo de su existencia una carrera detrás del reloj. Cuando la persona se ve sometida a un gran estrés, suele ayudar el ser capaz de delegar tareas o responsabilidades.

Sin embargo, hay personas que tienen la posibilidad de compartir una tarea, pero no son capaces de hacerlo. Por lo general, para estas personas es muy importante lo que se considera socialmente correcto. Suelen decirse con firmeza que "deberían" hacer ésto, o que "tienen que" ocuparse de aquello. Hasta las situaciones de esparcimiento se transforman en una obligación. No es de extrañarse que este querer abarcarlo todo, sea un factor que aumente el estrés. ¿Pero cómo se manifiesta en la práctica? ¿Cuáles son los puntos más importantes a modificar?

Quienes presentan dificultad para delegar y confiar en las capacidades ajenas para resolver problemas, suelen también sobreproteger a los miembros de su familia. De ahí que realicen muchas tareas que no tendrían por qué asumir, y que rara vez pidan ayuda a menos que sea absolutamente necesario.

Estos sujetos tienden a controlar, y desean estar al tanto de cada asunto. Son especialistas en encontrar excusas, aparentemente razonables, para no delegar.

Sin embargo, y a pesar de recompensarse internamente por actuar así, este encargarse de todo les resulta agotador y estresante. Es una barrera para disfrutar de las cosas, hasta de los placeres simples y cotidianos. Su dificultad para focalizarse en aspectos positivos, se hace muy visible en las situaciones sociales, donde emergen sus críticas respecto a todo lo que no funciona bien.

Desempeñar distintos roles en diferentes contextos, no es nada extraño. Debemos crecer profesionalmente, atender a los padres, a los hijos, a la pareja, a los amigos, sin dejar de ser alegres y creativos. Pero con paciencia y dedicación, podemos manejar mejor el estrés e ir transformando esa gran exigencia interna.

Algunos puntos generales e importantes para el cambio:

* Recordar que la propia autoestima, no depende de percibirnos o que nos perciban como seres perfectos.

* Podemos detenernos a analizar las razones que nos damos para encargarnos de tareas ajenas, cuestionar si realmente son así, mejor aún si invitamos a otros a pensar con nosotros. ¿Nos están dominando los temores sin que apelemos demasiado a evidencias?

* Confiar en la voluntad y capacidades de los demás.

* Fijarse en las áreas en las que mejor se desempeñan quienes nos rodean. Todos tenemos nuestros puntos fuertes, el reconocerlos fortalece los vínculos.

* Delegar de acuerdo a las posibilidades y edad de cada quien. Siempre es posible contribuir en algo.

* Trabajar en equipo en distintas áreas, significa coordinación e interacción, no cargar con partes ajenas.

* Estimular la buena comunicación grupal, de forma que todos se sientan cómodos al expresarse.

* Definir bien cada tarea, así como las razones para realizarla.

* Colaborar con la circulación de la ayuda y la orientación.

Delegar no es olvidar

Es importante comprender, que delegar no significa desentenderse de algo, sino dar lugar a los demás así como ellos nos dan lugar a nosotros, a fin de que todos podamos aprender de la experiencia. Incluso nos permite pensar de forma más estratégica, mientras perdemos estrés. El intentar controlarlo todo, no es garantía de eficacia. Aceptar que aún esforzándonos por dar lo mejor, la vida implica asumir diferentes posibilidades, beneficia nuestra capacidad de adaptación y nos acerca a la respuesta de nuestra pregunta inicial, ¿por qué delegar tareas disminuye el estrés?