domingo, 28 de diciembre de 2014

La verdadera importancia de las calificaciones escolares


Estamos en Navidad, y además de los turrones, los regalos y las reuniones familiares, en estas fechas se produce otro momento temido para muchos alumnos y otros tantos padres: La entrega del primer boletín de notas de este curso. ¿Cómo afrontamos este momento? ¿Reaccionamos de la forma adecuada? ¿Qué hacer cuando los niños no alcanzan el aprobado en alguna o varias materias? Hoy trataremos de dar respuesta a ésta y otras preguntas, me acompañas :)?

¿Qué nos indica el boletín de notas?

Quizás la respuesta a esta pregunta parezca obvia, pero conviene recordar que las notas no son más que una muestra medible del progreso en la adquisición y memorización de determinados contenidos académicos. Esto quiere decir que las calificaciones escolares deben verse como un instrumento de medición, no como un objetivo en sí mismo.
Es bastante frecuente que los padres centren su atención en la nota final del alumno (la que plasma el boletín), sin tener en cuenta otros aspectos importantes. A continuación os indico algunos, para que los tengáis presentes dentro de unas semanas ;).
– Este es todavía el primer trimestre de curso. A algunos niños les cuesta adaptarse al comienzo de curso. Es importante saber cómo se desenvuelve en la escuela, sobre todo si ha cambiado de compañeros y/o profesores. ¿Se lleva bien con los demás niños? ¿Se siente cómodo con su tutor?
– Cada niño es único e irrepetible. Con sus propios intereses, nivel de maduración y estilo de aprendizaje. Las notas, muchas veces, no tienen esto en cuenta. Los exámenes son iguales para todos y se realizan en el mismo momento. Es lógico que no consigan los mismos resultados…
– No es conveniente valorar únicamente la calificación en sí misma. Tampoco es aconsejable exigir una determinada nota a los niños. Lo más importante a valorar es el esfuerzo y el rendimiento escolar del alumno. Muchas veces el esfuerzo no está reflejado en la calificación obtenida: hay niños que, sin esforzarse, consiguen un aprobado y otros que, tras mucho esfuerzo, no logran obtenerlo. Los primeros pueden estar desperdiciando parte de su potencial, y los segundos pueden desarrollar altos niveles de frustración y desmotivación.
– El conseguir una buena calificación, en ocasiones, se transforma en una competición. La educación debería estar basada en el aprendizaje, no en la evaluación. Por desgracia, aprobar no es sinónimo de aprender. ¿Conoces a alguien que recuerde todo el contenido que ha estudiado (y aprobado) durante toda la etapa de Educación Primaria y Secundaria? ¿Han sido necesarios todos los contenidos académicos?
– El status social que nos da las notas. Es inevitable… el día de entrega de boletín, la puerta de la escuela se convierte en un simbólico ring de lucha donde los padres comparan las notas obtenidas por sus hijos (delante de ellos, por supuesto). Unos, orgullosos de sus maravillosos niños con notas triunfantes; y otros, poco menos que avergonzados por las desastrosas notas de sus hijos que no llegan al aprobado (en este caso, prefiero no describir los calificativos utilizados hacia ellos).
– Unido a lo anterior, el valor de un niño NO lo definen sus calificaciones. Un número no puede indicar la calidad de persona que eres.

La cara buena de las notas :)

Después de hablar de “el lado oscuro” de los boletines escolares, intentemos ver el lado positivo.  Las notas nos muestran los puntos fuertes y los no tan fuertes de nuestros hijos. 
Es importantísimo reforzar aquellos aprendizajes que le llamen más la atención y despierten su curiosidad.
Además, pueden ser utilizadas como un elemento motivador y como instrumento para enseñarle a los niños a gestionar el estrés (antes de un examen) o la frustración (al no conseguir la nota esperada). Y como no, un excelente motivador, si es utilizado en su justa medida.
¿Qué hacer si no aprueban?
La prioridad en este caso es conocer las causas. Sería muy recomendable concertar una cita con su tutora, para que nos dé su punto de vista y elaborar juntos un plan de actuación. Si la causa es la falta de esfuerzo, tendremos que hacer un seguimiento diario e intentar aumentar su nivel de motivación hacia esta o estas materias. Hablar con el niño, conocerle desde la comprensión y la tranquilidad. Intentemos que vea la utilidad de esa materia, probemos nuevos métodos de aprendizajes que requieran que se involucre de una forma activa.
(Fuente: maestradecorazon.com)

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