miércoles, 18 de noviembre de 2015

Cómo enseñar a un niño a ser feliz



Cada vez que pregunto en sesión a los padres ¿qué es lo que más deseas para tu hijo? responden: "Buena salud, buena formación y que sea feliz". Aún así, observamos un aumento gradual de la depresión en niños y adolescentes.

¿Qué es eso de ser feliz? ¿Se puede enseñar a ser feliz? ¿Sabemos los adultos ser felices? ¿Qué es la salud psicológica?

Para la psicología, la felicidad es una sensación de satisfacción con la vida, un sentimiento asociado al optimismo. Para la gente en general es un concepto cercano al hedonismo. Después de una noche en la que el bebé no deja de llorar no es placer lo que sientes. ¡A veces educar, como crecer, no es un asunto demasiado divertido, pero podemos sentirnos muy felices de ser padres!

La ciencia que estudia la felicidad, prefiere hablar de bienestar psicológico. Sugiere que nos sienta bien aquello que nos ayuda a crecer y nos hace más fuertes. Darse un masaje nos da placer, pero no nos cambia la vida. Educar a los hijos de manera positiva es un desafío que nos obliga a crecer con ellos y a adaptarnos a su propia evolución. Estas son algunas de las herramientas que nos ayudan a lograrlo:

1. Cultiva las emociones

Lo primero es escucharles, sin negar, minimizar o culparles. Evita pronunciar frases como "no entiendo por qué te pones así" o "eso es una tontería". Sus problemas son grandes oportunidades para enseñarles a encontrar soluciones.
Las emociones positivas les ayudan a avanzar. Los niños son juguetones y felices, exploran su mundo. Proporcionales el vocabulario emocional para que nombren estos sentimientos.

Juego uno: Los mejores momentos. Antes de ir a la cama, recordad los tres mejores momentos del día. Los del niño y los tuyos. Si te cuentan una pesadilla, cambia el guión y haz que el sueño acabe con final feliz.

2. Relaciones positivas

Hay pocas cosas positivas que sean solitarias. La relación con los demás es la variable más importante para medir nuestra satisfacción vital. Y la soledad real o sentida, una de las situaciones más incapacitantes para niños y adolescentes.

La familia ideal no debe centrarse sólo en satisfacer las necesidades del niño, sino en las relaciones positivas de todos sus miembros. Anima a tus hijos a ponerse en el lugar de los otros para desarrollar la empatía, una habilidad clave para la vida.

Un estudio de la Universidad de Michigan confirma que las buenas relaciones en el hogar favorecen la salud. Si dedicas 20 minutos al día a cuidarlas tendrás tres veces más salud que si los empleas en correr en la cinta.

Juego dos: Hadas y dragones. Una vez, el niño/a será el hada o el mago que representan la alegría. Tú, un dragón colérico. Alterna los roles. Enseña al niño a manejar conflictos y a expresar sus diferentes emociones.

3. Establece y alcanza metas

Es una gran satisfacción conseguir algo que te has propuesto aunque te cueste mucho esfuerzo, ¿verdad? Hay que fomentar que los niños tengan sus metas y favorecer que aprendan a tolerar la frustración que antecede al éxito. Es importante no brindarles todas las soluciones a sus problemas. Hay que ayudarles a ganar pero también necesitan fracasar y, sobre todo, aprender a superarlo. Elogia de forma selectiva su esfuerzo. Al fomentar el triunfo barato, se producen fracasos muy caros, según dice el psicólogo Seligman.

Juego tres: Cuento inventado. Idea un relato donde tú digas una frase y el niño, otra. Así hasta que consigáis una narración construída a vuestro gusto.

4. Enséñale a fluir

¿Recuerdas uno de esos momentos en el que estabas haciendo alguna actividad y el tiempo pasaba sin que te dieras cuenta? El bienestar y el desarrollo del talento tienen que ver con saber concentrarse y fluir. Seguro que habrás visto alguna vez a tu hijo tan concentrado que parecía que no había niño. Cuando eso ocurra no le hables. Se llama juego libre y es uno de los ingredientes de la creatividad y la felicidad infantil. Ayúdale a desarrollar el silencio y la capacidad de estar consigo mismo sin interrupción.

Juego cuatro: La estrella. La atención plena o 'mindfulness' es una actitud de calma que nos permite vivir el momento presente. Les guiaremos para que imaginen que tienen una estrella en lo alto de su cabeza. Una luz blanca que entra por la cabeza, baja por los brazos y las manos, el cuerpo, las piernas y los pies. Si son bebés, respira lenta y profundamente abrazado a ellos para que escuchen el sonido de tu respiración.

5. Da sentido a lo que hace

Como adultos nos damos cuenta de que ser altruista puede proporcionar mucho mayor bienestar que hacer algo sólo pensando en uno mismo.
Si haces que tu hijo sienta que forma parte de algo más grande que él mismo, como su familia, grupo, colegio, ciudad, mundo, etc., le darás una enorme fuente de bienestar y seguridad.

Juego cinco: Ser amables. Los elefantes que se rascan. Juega con tu hijo a regalar amabilidad. Pensad en algo totalmente inesperado y agradable que pueda hacer por otro miembro de la familia y anímale a que lo lleve a cabo como un regalo personal hacia esa persona. La risa es también una buena estrategia. Juega a poner tu espalda contra la suya y rascaros sin manos como lo hacen los elefantes. Prueba con tu pareja. ¡Verás como funciona!

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