jueves, 31 de agosto de 2017

5 Claves para establecer una "disciplina positiva" en casa


Uno de los aspectos más difíciles y más importantes a la hora de educar a los niños y a los adolescentes es establecer una disciplina positiva. Es fundamental establecer una rutina sana en la que los niños no asocien la disciplina con un castigo.
La disciplina positiva, no se enfoca tanto en penalizar las malas conductas sino en guiar a los niños y adolescentes a tener el comportamiento adecuado. Con esta idea de disciplina se trasciende del castigo a la enseñanza.
Estas son algunas premisas fundamentales a la hora de establecer buenas conductas en el hogar.

Disciplina positiva: 5 principios esenciales
OFRECE ELECCIONES

Cuando tus hijos pequeños o adolescentes reciben elecciones en vez de órdenes, hay menos posibilidades de que haya un conflicto. Define dos elecciones que sean convenientes para ambos y que no vayan contra los principios familiares. Además de apreciar un buen comportamiento, enseñarás a tus hijos a empoderarse y a ser independientes

CREA UN AMBIENTE POSITIVO DENTRO DEL HOGAR
Los niños siempre tienen un espíritu curioso y aventurero que se debe estimular. Es importante evitar la represión de su curiosidad como medio de disciplinarlos. Establece límites sanos y evita que tu respuesta ante todas sus peticiones sea un “No”. Si creas un entorno amigable y seguro, podrás decir que sí sin que el bienestar de tus hijos esté en riesgo.

EDUCA LAS EMOCIONES
Nunca es demasiado pronto para enseñarles a tus hijos a expresar sus emociones. Los sentimientos y las sensaciones son el origen de los comportamientos humanos, sean adecuados o inapropiados. Si tus hijos son conscientes de lo que sienten, será mucho más fácil que aprendan a controlarlo.

EVITA PRESTAR DEMASIADA ATENCIÓN A LOS COMPORTAMIENTOS QUE NO PONEN EN PELIGRO A TUS HIJOS
“Aprender a elegir tus batallas” determina el éxito de tus estrategias de disciplina positiva. No será agradable para un niño o un adolescente que sus padres permanezcan vigilantes como policías. Tanto para ellos como para ti, es necesario encontrar un espacio de relajación.

MANTÉN LA CONSISTENCIA
La clave del éxito de la disciplina positiva, es ser consistente en las rutinas. Tus hijos necesitan saber con claridad lo que es aceptable y lo que no lo es. Si un día los castigas por algo y al día siguiente lo omites, se confundirán y no estarán recibiendo un mensaje consistente. Para lograr la consistencia en los comportamientos, establece rutinas muy claras y definidas.

Otras recomendaciones importantes
- Involucra a tus hijos a la hora de establecer los límites y las reglas. Cuando sientes que los escuchas verán las reglas como algo más justo.
- Sé claro a la hora de manifestar los comportamientos que se esperan de ellos.
- Asigna tareas y responsabilidades que cada persona en la familia debe cumplir para tener una convivencia sana.
- Haz acuerdos y expresa cuáles pueden ser las consecuencias de un comportamiento inaceptable sin usar un tono amenazante.
- Resalta y reconoce cuándo tus hijos han tenido comportamientos esperados y han adoptado las normas concertadas.
- Interpreta los errores como oportunidades de aprendizaje. Enséñales cómo pueden convertir las situaciones adversas en situaciones de aprendizaje y entendimiento.
- Evita pasar por alto las acciones que atentan contra las reglas del hogar. Esto prevendrá que el comportamiento inadecuado se repita.
- Soluciona los problemas de manera inmediata y usando el diálogo como principal herramienta.

Recuerda que no hay niños o adolescentes malos sino comportamientos inapropiados. La primera acción que debes incluir en tu rutina es dejar a un lado los calificativos poco estimulantes. Usar palabras como “malo”, “inquieto”, “travieso” con una connotación negativa, refuerza una imagen no deseada en ti y en tu hijo.
En la mayoría de los casos, los malos comportamientos surgen por influencias externas detonantes: el estrés, la ansiedad, el hambre, la depresión, etc.

La disciplina positiva es la oportunidad de mejorar la convivencia familiar y de formar niños y adolescentes que aceptan y ponen en práctica las reglas, no por temor a ser castigados sino porque reconocen la importancia de los buenos comportamientos y las razones para tenerlos. 

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