Es la piedra angular del éxito o fracaso de cualquier individuo, la capacidad de sentirte valioso, la posibilidad de aceptarte y decir este soy yo y soy valioso, me amo y por eso merezco lo mejor, etc. La base de la autoestima es el afecto, no nacemos con autoestima.Este es un constructo social. Nos damos cuenta de quienes somos a través de los espejos y mensajes que mandan los padres, tanto verbales como no verbales, por ellos los primeros generadores de autoestima son papá y mamá, los segundos son los adultos más constantes alrededor del niño y los terceros son los maestros, y con estos tres personajes se construye un paquete, conformado por autoestima, autoconcepto y autoimagen con los cuales nos proyectamos a la vida.
De ahí la importancia de que los mensajes que les demos a nuestros hijos sean siempre en POSITIVO incluso cuando tengamos que reprenderles por algo que no han hecho bien. Se trata de no incidir tanto en mensajes del tipo "¡Que torpe eres, no eres capaz de sacar los problemas de matemáticas!" ó "¡Eres un vago y no haces nada!" pues estos mensajes ponen en cuestión su valía como persona si no aludir a la situación concreta y darle alternativas para poder mejorar como "Este problema no esta bien hecho.Lo podemos intentar juntos de nuevo " "Tu habitación está desordenada. ¿cómo podemos hacer para que te sea mas fácil mantener el orden?"
Uno de los factores más comunes en las personas que sufren de baja autoestima es que vienen de un ambiente sumamente competitivo. El colegio, los amigos, los hermanos y los padres. Cuando no logran ser primeros en alguna competencia o en alguna materia, suelen haber comparaciones y hasta críticas... muchas veces denigrantes.
Siempre queremos que nuestros hijos sean mejores, y eso es muy sano, lo que les puede afectar es que les exijamos ser “los” mejores.
Por otra parte el potenciar una autoestima sana en nuestros hijos no se trata de hacerlos egocéntricos, hay una diferencia muy grande entre amor propio y egoísmo. Para una persona con amor propio es primero "yo" pero existe un segundo y un tercero, mientras que para la persona egoísta es "yo" primero, "yo" segundo y "yo" tercero. Desafortunadamente los padres confundimos un poco y no formamos una sana autoestima por temor a hacerlos soberbios, vanidosos, engreídos y prepotentes, pero no tiene nada que ver, una sana autoestima pertenece a una parte profunda del individuo.
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