¿Oyes voces? Si ahora estás rodeado de personas o en un lugar público, seguramente las oyes. Pero, hoy, no me refiero a ese tipo de voces, me refiero a LA VOCECITA o lo que es lo mismo, ese diálogo interior que mantenemos con nosotros mismos.
Lo ideal es que esa Vocecita cumpla su función, ayudarnos en nuestro día a día y en nuestra supervivencia, pero en muchas ocasiones, lo que hace es bloquearnos, paralizarnos y evitar que nos desarrollemos como personas.
“No puedo”, “Eres torpe”, “Es imposible”, “No tienes la preparación suficiente”. ¿Te suena? Tim Gallaway, entrenador de tenis y uno de los padres del coaching moderno, conocía bien los efectos negativos que la vocecita puede causar. “Los jugadores tienen un enemigo mucho más difícil que el que está al otro lado de la red y es el que está en su propia cabeza”, decía.
Fue Blair Singer, uno de mis magníficos profesores de coaching el que comenzó a mostrarme cómo manejar bien esa Vocecita en mi caso particular o en el de mis clientes.
Estas eran sus recomendaciones:
- Reconocer que esa Vocecita existe y detectar cuándo y en qué situaciones se activa.
- Aprender a alejarnos emocionalmente de ella y escucharla objetivamente.
- Evaluar su procedencia (qué persona, experiencia o circunstancia la causa).
- Aplicar alguna técnica
- Silenciarla (siempre que sea negativa) y confiar en nosotros.
¿Algunas recetas para manejar la Vocecita? Esta son las que mejor funcionan.
- Identifica la autocrítica y ridiculízala. Por ejemplo. Siempre que detectes el “No puedo”, ponle voz de Micky Mouse y di “No puedo” de forma acelerada hasta que suene realmente ridícula.
- Sé consciente de lo que te dice la Vocecita y DILE: 1,2,3 ¡Que te calles! y pasa a la acción.
- Dale las gracias por compartir esa información y sigue adelante sin tomarlo en cuenta.
- Baja su volumen hasta que no puedas oírla.
- Visualiza el resultado deseado, de la forma más clara posible, como si ya estuviera ocurriendo.
- Desconecta de tu Vocecita centrando tu mente en el Aquí y Ahora. Puedes concentrarte en el ruido de tu entorno o fijarte en los colores de un paisaje mientras respiras abdominalmente. Esto te ayuda a detener tu diálogo interior.
Como siempre, la práctica es todo. Los grandes deportistas utilizan este tipo de técnicas a diario, practicándolas una y otra vez. ¿Y te has fijado como un futbolista o tenista celebra cada gol o punto? Te invito a hacer lo mismo, a celebrar efusivamente cada uno de tus triunfos, felicitándote cuando haces algo bien.
Y, aún más importante, aprende también de cada error. Mira los resultados tal como son, sin agregarle una carga emocional negativa. Lo mejor es decirte a ti mismo: “Equivocarme es una parte importante de mi aprendizaje. Lo único que tengo que hacer es corregir lo que no ha salido bien”
¿Preparado/a para amaestrar tu Vocecita? ¡Adelante!
Colaboración de con-fluir
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