Hace tiempo que leí una frase que me impactó y se quedó grabada en mi memoria “Y tú que tomas para ser feliz? YO TOMO DECISIONES”.
Qué bueno pensé, tomar decisiones es lo que nos permite avanzar en la vida, mental, emocional y espiritualmente. Nos abren nuevas puertas, nuevos senderos .
Todo lo que no crece se marchita tarde o temprano y esto puede llegar a suceder si ante el miedo a elegir, elegimos que la vida actúe por nosotros.
Yo misma he sufrido de esta parálisis por el análisis y he entrado en unos “dramas” temporales ahora con distancia muy divertidos, dignos del culebrón de la tarde.
Lo primero pregúntate ¿Seguro que eso a lo que le estoy dando una importancia vital es realmente tan importante y crucial? ¿Seguro, seguro? Como dice una amiga ríete porque ya ha llegado Lady Dramas. El humor siempre ayuda.
¿Hasta qué punto tus sentimientos se corresponden con la realidad? Imagínate por ejemplo cómo vería la situación tu amiga Pepa, tu hermana Olga o tu sobrino de tres años, te ayudará a darle perspectiva al asunto.
No acumules decisiones, pues juntarás en un saco, qué toallas comprar que sequen más y rasquen menos, con qué vas a hacer con la oferta de empleo que te han ofrecido fuera de tu ciudad. Al final el saco pesa mucho y la bola de nieve se hace más y más grande paralizándonos. Aunque no lo veas tu cuerpo lo siente, no acumules cosas que no te sirven, suelta lastre actuando.
Empieza a hacer callo, ¿Tardas en tomar decisiones triviales? No pienses, compra ya las toallas, al fin y al cabo ¿Qué es lo peor que puede pasar? Cuando te notes diciendo ay no se… Solo hazlo. Y felicítate. Poco a poco esto ayudará a que el proceso sea más sencillo y que ganas en confianza.
Baraja más de dos opciones o será un dilema, siempre hay grises dónde vemos solo blanco y negro. Te animo a que veas la cantidad de tonalidades que tiene la vida.
Pregúntate ¿Tienes que… o Quieres hacerlo? Y no me refiero a esos “tengos” que me cuestan pero me ayudan a avanzar hacia lo que quiero, si no a esos referentes externos de lo que deberías hacer o no hacer, siendo quien se supone que eres.
¿Qué es lo que realmente quieres vivir, sentir, decir, hacer? Quita el grano de la paja y se sincero sobre lo que quieres y no quieres. Verás como aumenta tu capacidad de ver cuál es tu mejor opción.
Toma tus decisiones importantes con tus valores como brújula. Si tomas las decisiones por satisfacciones inmediatas, por evitar el esfuerzo, por agradar o porque parecía mejor opción te sentirás vendido y perdido.
Al final las cosas son más fáciles de lo que parece. Si valoras la generosidad ponla en tu vida, nada te hará sentir tan coherente como ser generoso y de paso como un plus, los demás agradecerán tu autenticidad.
Debajo de un miedo también hay un deseo. Descúbrelo y aférrate a él para encontrar la energía necesaria que te permita tomar la decisión de ir a por él.
Elijas lo que elijas siempre ganas. Lo creas o no todos los caminos aportan algo para tu vida, aunque creas que te equivocaste en alguno de ellos, eso te permitió estar y ser quien eres ahora.
En todas las elecciones también renuncias o pagas un precio, asúmelo, pero gracias a ello aprendes y te reinventas día a día.
No tengas tanto miedo a equivocarte, el mayor error es no hacer nada por no saber qué sucederá, ¿Conoces a alguien que lo sepa?
Una vez tomada la decisión, desengánchate del y siii, pasa la página del libro y vive. Si no el mayor de los tesoros perderá su brillo por no poder apreciarlo o por pensar que quizás el otro tesoro puede brillar más.
Ya sabes no es vitamina C, ni el omega 3.... no te olvides de tomar aquello que mejor te sienta, DECISIONES.
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