La sociedad evoluciona, nuevos productos y servicios se presentan cada año a una velocidad difícil de asumir por la sociedad en general. Internet nos ofrece nueva formas de hacer las cosas. Muchas veces con más eficiencia. En este contexto de progreso tecnológico una parte importantísima de nuestra sociedad está completamente estancada, ajena a los progresos que existen en otros ámbitos: la educación.
Los modelos de educación en España prácticamente no han cambiado en 50 años. Con un enfoque unidireccional, los temarios educativos se concentran en el contenido, sin prestar ninguna atención a uno de los aspectos más importantes en el desarrollo, la inteligencia emocional.
Ya sea en el trabajo, en los estudios o simplemente en sociedad, todos hemos de aprender a comunicarnos, a trabajar en equipo, a motivar a otros, a liderar y a tolerar. Las personas emocionalmente inteligentes sobresalen por estas cualidades. Sus habilidades para empatizar, resolver conflictos, tomar decisiones y perseverar en los proyectos que acometen, les ayudan a ser personas más felices en sus vidas y a alcanzar sus objetivos más facilmente.
Según Daniel Cóleman, escritor que acuñó el término Inteligencia Emocional en su libro en 1995, la inteligencia emocional es algo que se puede aprender. No todos sabemos ser empáticos o perseverantes por naturaleza, y sin embargo mucha gente piensa que estos, son rasgos de la personalidad dificilmente maleables.
Es posible incorporar conceptos de inteligencia emocional en las clases, y de hecho ya se está empezando a hacer en los curriculums de algunos colegios. Universidades como John Hopkins ya enseñan a los futuros profesores a introducir estos conceptos en sus clases, y organizaciones como School Climate ayudan a profesores expandir estos conocimientos.
Solo cabe esperar que gobiernos y burócratas comiencen por fin a entender que el mundo de la educación también evoluciona y que han de dejar mayor libertad a los profesores para que puedan mejorar los curriculums educativos a medida que la sociedad avanza.
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