Quiero reflexionar sobre un hábito que, desde muy pequeños, nos han inculcado: se trata de la costumbre de corregir los exámenes en rojo buscando los errores.
Cuando tienes una prueba, de cualquier índole lo lógico para nosotros es que, al obtener el resultado o la revisión por parte del profesor, veamos en que hemos fallado.
Además dichos fallos nos lo suelen resaltar, marcar o destacar y, en la mayoría de ocasiones, usando el color rojo.
Estamos acostumbrados a que lo fallos se destaquen de color rojo.
¿Que pasaría si, en lugar de resaltar los errores, resaltásemos los aciertos ?
¿Qué sucederá cuando la revisión de una prueba esté llena de identificaciones de color verde?
Conocida es la historia de Albert Einstein que, en la escuela, era considerado muy lento en la resolución de problemas matemáticos. Si, nada más y nada menos que Albert Einstein. Gracias a su tío, Jacob Einstein, Albert Einstein se centró en sus inquietudes y no en sus errores.Se focalizó en aquello en lo que era realmente bueno. Seguramente no sería un buen filosofo pero logro convertirse en una eminencia universal en el campo científico.
Estoy de acuerdo que la misión de detectar los errores es identificar las zonas de mejora.
Ahora bien, ¿cuántos Albert Einstein estaremos dejando por el camino con estos los viejos modelos de revisión?.
Puede ser que grandes genios de las matemáticas, las químicas, o cualquier otra disciplina se queden sepultados emocionalmente gracias a la etiqueta que le colocamos de “no se te dan bien las matemáticas” u otras asignaturas.
Recuerdo con especial alegría el día que mi hija para quien las matemáticas no era su asignatura favorita obtuvo un 10 en un examen de matemáticas. Aquel día se desvaneció su creencia de que ella no era buena en matemáticas. Yo me había propuesto demostrarla que ella era muy capaz y que únicamente se trataba de una mayor dedicación a la asignatura.
En el colegio los chicos llegan al punto en que estudiar se convierte para ellos en un duro trabajo y cuando terminan los estudios se sienten liberados.
Recuerdo también cuando de pequeña llegaba a casa con las notas de final de curso y con cierto miedo a que mis padres me echasen la bronca por haber suspendido una asignatura … una de un total de doce !!!
Ahora, años después me pregunto: ¿y que pasaría hoy si, en su momento, mis padres se hubiesen focalizado en aquello en lo que realmente hacia bien?, ¿qué habría cambiado?.
¿Qué sucede contigo mismo cuando te dicen donde has acertado en lugar de reprocharte en lo que has fallado?.
Hoy soy madre y tanto su padre como yo ponemos especial atención en decirle aquello que hace bien y tratamos de "corregir en verde"
Y tú, ¿sigues corrigiendo en rojo?. Apúntate al verde
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