Los complejos vitamínicos son preparados cuyo objetivo es ayudar a nuestro cuerpo a cubrir sus necesidades en períodos en los que prevemos que nuestra alimentación no va a ser suficiente. Puede ser por un aumento de ejercicio, en períodos de más trabajo, porque el estrés y las preocupaciones afecten a nuestro apetito, porque nos sintamos débiles, en épocas de exámenes o porque por algún motivo nuestra alimentación no vaya a ser la más adecuada.
Las vitaminas hacen una estupenda función cuando las necesitamos. Con esto estoy cuidando mi cuerpo. También cuido mi alimentación y hago algo de ejercicio.
Pero además de cuerpo, somos mente y espíritu. Y es tan importante cuidarlos como al cuerpo.
¿Haces algo para cuidar tu mente y tu espíritu?
Hay muchas formas de hacerlo, cada uno tiene la suya. Puede ser escuchando música, leyendo, pintando, saliendo con los amigos, viendo una película, visitando a la familia, disfrutando de la naturaleza, dedicándole tiempo a lo que más te gusta hacer o simplemente relajándote. Todas estas actividades, y muchas más, te ayudan a estar mentalmente bien, aunque sea por un rato.
Yo practico meditación, esto hace que mi bienestar mental, no sólo sea en los momentos de actividades placenteras, sino en mi vida en general.
¿Qué te parecería si hubiera complejos vitamínicos para la mente y el espíritu?
Sería genial poder tomar una pastillita diaria o cada vez que necesitáramos sentirnos bien, ¿verdad?
Pues te diré que llevas la farmacia contigo.
Igual que los alimentos te proporcionan las vitaminas para que tu cuerpo funcione adecuadamente, tu mente te puede proporcionar las vitaminas para la mente y el espíritu.
Estas son un poco más difíciles de “tragar”, no por su tamaño sino por su incomodidad. Conseguirlas, tomarlas y aprovechar su efecto requiere un esfuerzo, y ya sabemos que los humanos somos un pelín comodones por naturaleza.
Merece la pena disponer de ellas porque tienen muchas ventajas: no necesitan receta, son gratis, las llevas puestas, puedes hacer uso de ellas cada vez que quieras, no son tóxicas y los efectos secundarios son espectacularmente beneficiosos Además los resultados aumentan con su “consumo”.
Te recomiendo algunas de ellas:
Vitamina A de ACTITUD, favorece la adaptación de tu vida a los cambios de clima. ¡Y cuántos cambios estamos “sufriendo” últimamente! No puedes luchar contra ellos, pero sí puedes tomártelos lo mejor posible. Ésta es, para mí, la vitamina estrella. Doble dosis diaria.
Vitamina B de BÚSQUEDA, ayuda a superar períodos de desmotivación y desgana. A veces todo nos parece igual, no hay nada nuevo y sentimos que vamos en picado. Busca nuevos paisajes, eleva tu mirada y observa qué hay más allá. Quizá descubras algo nuevo.
Vitamina C de COMPROMISO, te aporta la energía necesaria para rendir en tu día a día. ¡La satisfacción del deber cumplido!, qué bien sienta esa sensación. Ayuda a seguir, a crecer y a creer en ti.
Vitamina D de DECISIÓN: contribuye a mejorar notablemente tu libertad y tu independencia. Decide, haz, ve, empieza y si te equivocas ya sabes por dónde no debes ir. Decide de nuevo, los errores son la sabiduría de los expertos.
Vitamina E de ENTUSIASMO. Contribuye al correcto funcionamiento de tu “sistema creativo”. Cuidado con esta vitamina porque sus efectos son contagiosos, puede producir efectos en ti y en tu entorno que tu corazón no esté preparado para resistir. Tómala nada más levantarte, a medio día y por la noche… Si no puedes dormir, suprime la de la noche.
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