sábado, 16 de noviembre de 2013

No sé vivir si no te tengo....


Esta es una expresión que conocemos todos, en mil versiones, en mil situaciones, porque todos hemos estado apasionadamente enamorados.
Pero cuando analizamos las situaciones sin sentimientos, no podemos menos que reprocharnos el conferir a alguien más la responsabilidad de hacernos felices, de dispensarnos su vida para darle felicidad a la nuestra; no es para nada una forma saludable de vivir y de amar. Tamaño egoísmo gastamos cuando estamos enamorados… Y hay que decirlo, también cuando no lo estamos. He reflexionado sobre ello, pensando en alguien que recientemente se ha distanciado de su gran amor. 

Las cosas parecían ir a golpe de rueda, lentas y conflictivas, y cuando la separación ha llegado, casi podía decirse que ambos podrían sentirse aliviados… Pero no, siempre surge en alguno de los dos o en los dos, el tóxico sentimiento de empeñarse en retener al otro a su lado, porque le ama. ¿no puede acostumbrarse a nadie más? Y se empeñan, empeño triste y vano, de conferirle el papel de salvador de su vida, totalidad de su existencia, cerrando las puertas a seguir adelante.

Es cierto que es doloroso perder a quien se ama porque te deje, porque la relación no funcione y tú le dejes, porque es imposible, porque ha muerto, porque ocurrió esto y aquello, pero cuando eso ocurre, es el momento en que debemos asumir que debemos seguir adelante, no podemos ni por asomo empeñarnos en un amor que no existe ya, en unos sentimientos exhaustos que no nos provocan más… Hay que respirar profundo y seguir adelante. Yo no sé vivir sino te tengo… 

Esa extraordinaria mentira e ilusionada ingenuidad… ¿acaso no vivías antes de conocerle? ¿cómo es tener a alguien? Por muy unidos que nos sintamos con alguien a quien amamos, aunque hayamos construido sueños y realidades, es alguien más. Prácticamente podemos decir que en la vida, no tenemos a nadie más que nosotros mismos. Los sentimientos mudan, la gente cambia, las lejanías llegan, un día nos marchamos o se marchan, planeamos y desbaratamos nuestros planes, retomamos el ayer y un día lo dejamos, ¡cambiamos cada día! Y cuando el cambio llega al amor… Debemos asumir que igual que comenzó puede un día cambiar… 

Y que él o ella siguen adelante o somos nosotros los que queremos seguir más allá… Elegimos alguien a quien amar a partir de que le comprendemos y nos comprende, lo aceptamos y nos acepta como somos, somos felices y es feliz, cuando éstas combinaciones no funcionan, a menos que seamos muy egoístas no podemos hacer nada más… 

Cuando elegimos a quien amar, lo elegimos para vivir con nosotros su vida, para compartir sus proyectos y vivir una vida mutua, no lo elegimos para que viva para nosotros, ni se ocupe de nuestra felicidad, sino para que comparta la nuestra y nosotros la suya… De tal manera que cuando eso ya no es posible, ya no hay marcha atrás. Claro que puedes vivir aunque no le tengas, va a ser duro y cuesta arriba, pero igual sobrevives y un día retomas con brillos el amor… Y siempre seguirás viviendo tengas o no a alguien a tu lado… -

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