En tiempos de crisis como los que vive la sociedad española resulta difícil enfrentar la vida con optimismo. Los empleos peligran, hay recortes en todos los sectores y el futuro inmediato no ofrece el panorama más alentador. Sin embargo, la psicología positiva impulsa a la gente a tener una mirada optimista de la vida.
¿Cómo lograrlo con todos estos problemas? Covadonga Chaves, integrante de la Sociedad Española de Psicología Positiva (SEPP),ofrece siete ejercicios que podemos hacer si nos sentimos superados por no tener empleo, haber terminado una relación o cualquier problema que pueda generarnos una visión negativa de la vida.
1.- Marcarnos pequeñas metas. Esto permite encontrar un sentido a las cosas, saber hacia dónde nos dirigimos. Tiene que ser el motor para salir del pozo. Por ejemplo, si no tengo trabajo debo ponerme una pequeña meta todos los días que colabore en la búsqueda de trabajo.
2.- Hacer valer nuestros puntos fuertes. Hay que conocer cuáles son nuestros puntos fuertes y ponerlos en marcha. Si creo que soy perseverante trabajar para profundizar esa perseverancia. Si soy creativo, buscar actividades que me potencien. El autoconocimiento es importante.
3.-Alejarnos de la gente que nos hace mal. Es muy importante sentirse conectado con los demás. Es bueno alejarse de esas relaciones que nos restan energía positiva. Es necesario cultivar relaciones positivas.
4.- No imaginarnos el futuro cometiendo errores. Para lograr esto se puede realizar un ejercicio diario de visualización: Pensar en lo que se viene por delante y hacer lo mejor que sabemos, en lugar de imaginarnos cometiendo errores y castigándonos por ello. Hay que lograr una visión para que tu ‘mejor yo’ salga a la luz.
5.- Valorar las cosas buenas que nos pasan, por pequeñas que sean. Para lograrlo se puede hacer un ejercicio simple, que consiste en pensar en tres cosas positivas que nos hayan ocurrido a lo largo del día y aprender a dar las gracias por ello.
6.- Sentir que nuestra vida tiene un sentido. Es importante tener un propósito en la vida, que podamos sentir que todo lo que hacemos cada día forma parte de algo más grande.
7.- Vivir cada día como si fuera el último. Todos los días, cuando estemos por acostarnos, tenemos que pensar que si éste fuera el último día de nuestras vidas hubiéramos hecho las mismas cosas que hicimos a lo largo de la jornada.
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