Los seres humanos somos curiosos en nuestras reacciones, porque con no poca frecuencia, ante las circunstancias que no nos gustan, en lugar de entenderlas como una llamada a nuestra propia reinvención, intentamos ignorarlas, rechazarlas, o simplemente nos resignamos a ellas y nos dejamos arrastrar hacia un "dejarnos estar" y hacernos la victima. Es una verdadera lástima que utilicemos la potencia de nuestro cerebro para hundirnos a nosotros mismos, en lugar de para salir reforzados y fortalecidos. Cuando lo que pretendemos es escapar del dolor, evitar el sufrimiento, nuestra mente se posiciona en un lugar completamente diferente que cuando lo que nos interesa es crecer y evolucionar. Paradójicamente cuando nos enfocamos en lo segundo, es cuando nuestras posibilidades de sobrevivir en el nuevo entorno se hacen mucho mayores.
(Fuente: Ana Riesco. www.fundares.com)
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