La sonrisa es una expresión facial especialmente curiosa. La podemos encontrar en absolutamente todos los humanos y, como la ciencia ha demostrado en los últimos años, no se limita a ser una simple muestra de alegría, sino a un complejo proceso evolutivo que es de lo más beneficioso para el que la practica con regularidad.
Sonríe y serás más feliz, frunce el ceño y estarás más triste
En el siglo XIX Charles Darwin publicó su libro titulado “La expresión de las emociones en el hombre y en los animales“, una de las primeras obras que analizaba la forma en que se expresan las emociones. En él postuló que el realizar expresiones con el rostro aumentaba la intensidad de las emociones.
Con los avances de la psicología, nos hemos dado cuenta de que Darwin no estaba muy lejos de la realidad ya que, en efecto, el rostro juega un rol muy importante a la hora de expresar emociones. Un estudio de la Universidad de Cardiff, en Gales, encontró que aquellas personas que no podían fruncir el ceño por efecto del botox, eran más felices que aquellas que sí lo podían fruncir.
Además, como se documenta en Scientific American, aquellas personas que fruncían el ceño mientras recibían cierta cantidad de dolor, reportaron sentir aún más molestía y dolor que aquellas que no fruncían el ceño.
Lo mismo sucede con las sonrisas. Las personas que sonríen a menudo se sienten más felices que aquellas que no lo hacen, e incluso hay indicios de que una simple sonrisa puede ayudar a reducir el estrés.
La sonrisa, un indicador de confianza
La sonrisa también sirve como un fuerte indicador social y de convivencia. Un estudio de 2001 encontró que las personas confiaban más en un extraño cuando éste sonreía. Y por si eso fuera poco, otro estudio encontró que las camareras que sonreían regularmente ganaban mucho más en propinas que aquellas que no lo hacían.
Esto último se explica porque resulta ser que la sonrisa también es contagiosa. Al igual que con la mayoría de las emociones, al ver a una persona sonreír la gente alrededor también lo hará de manera instintiva o empática.
El poder de la sonrisa es tal que, como se halló en un estudio conducido en 1995, solemos tratar de manera más flexible a las personas que rompen las reglas cuando sonríen que cuando no lo hacen. Y, como también se ha documentado, una sonrisa es la mejor forma de salir airoso de situaciones vergonzosas.
Así que, a la próxima que te sientas estresado, triste o deprimido, trata de sonreír un poco. Incluso puedes comprobarlo tú mismo. Trata de sonreír y al mismo tiempo pensar en algo negativo. Difícil, ¿no?
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