En mi opinión, los padres ancianos se las pueden arreglar muy bien sin sus hijos. Dicho de otra forma: no necesitan tanto a los hijos como estos, muchas veces, se imaginan.
Cuando transmitimos a nuestros mayores que "necesitan" de nuestros cuidados y atenciones, les estamos contagiando la absurda idea de que son débiles e incapaces de ser felices por su cuenta.
Pero lo cierto es que todas las personas tienen una gran capacidad para disfrutar de la vida, para hacer proyectos, para divertirse... a no se que ellos mismos se digan lo contrario y se convenzan de que no es así.
Sin embargo, especialmente en nuestra sociedad, existe la idea de que los ancianos son unos seres incapaces que siempre necesitan la ayuda de los demás para subsistir. De hecho, impera la creencia de que las personas con alguna debilidad o incapacidad tienen muchas dificultades para realizarse como personas: los enfermos, los discapacitados físicos y psíquicos ...Y vemos que eso no tiene porque ser así. ¡Las oportunidades de hacer cosas valiosas es enorme en prácticamente todas las circunstancias!.
Las personas con alguna dificultad especial pueden asociarse para hacer que la vida sea mas sencilla y encontrar un gran sentido a su vida precisamente en esa colaboración. En los grupos de trabajo de la ONCE y otras Asociaciones de Discapacitados, hay montones de personas maravillosas que hacen de su vida algo hermosísimo a partir de la colaboración entre ellos. Casi diría que tienen vidas mucho mas interesantes que la mayoría de las existencias de personas "normales". Sus vidas están entregadas al grupo, a apoyar a sus compañeros.
¡ Los ancianos también pueden hacerlo!. Las personas mayores también pueden asociarse, vivir en comunidad en espacios donde disfrutar de la vida, en vez de acumular herencias para sus hijos, pueden enamorarse, tener una vida sexual satisfactoria, viajar, cultivarse...Y las adversidades que pueden encontrar son oportunidades para ayudarse los unos a los otros.
Pero si en vez de eso les transmitimos la idea de que son débiles son una inutilidad y no tienen opciones para vivir la aventura de la vida...así será. Si se convencen de esas ideas terribilizadoras, se pasarán el resto de su vida añorando su pasado, quejándose lamentándose de sus carencias. Y lo peor de todo sin ganas de colaborar con la gente de su edad, ya que los verán , a su vez, como personas inútiles y desechables.
Si vemos las cosas de esta forma, entonces, la idea de que tenemos la obligación de atender a nuestros padres ancianos desaparece.
¡ Ellos no nos necesitan para ser felices!
Podemos visitarlos, hacer cosas juntos, vivir con ellos, pero no como una obligación sino como una fructífera relación, un tiempo compartido
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